domingo, diciembre 29, 2019

Fin de año en el Jaizkibel

Este año he decidido acabar el año haciendo lo que más me gusta, así que he usado unos cuantos días de vacaciones que tenía en Navidad para venirme a andar a la zona del Jaizkibel; establecí como base de operaciones Hondarribia donde reservé un hotel para tres noches.
Esta zona ya la conocía de un viaje anterior de hace años pero son lugares tan bonitos que no me parecía mal repetir algunos y conocer otros nuevos.

Con la climatología he tenido mucha suerte porque me han salido días soleados nada fríos, perfectos para caminar por el monte.

Además, no he estado tan solo como otras veces porque aunque por las mañanas me dedicaba a patear en solitario, luego un par de tardes quedé con Jorge, un amigo que vive en Rentería, y con David que aprovechó también para hacer una escapada de Logroño a Rentería. El Domingo además venía Isabel para pasar el día en Donosti y ya volver juntos para Logroño.

Jueves, día 26
Mi idea hoy era hacer una ruta en Jaizkibel para conocer Labetxu, también conocido como el valle de los colores. Se trata de una zona donde la erosión ha creado curiosas formas en las rocas y donde además las rocas tienen colores muy chulos variando en diferentes gamas de rojos y amarillos.
Al día siguiente iba a hacer la travesía Talaia que recorre todo Jaizkibel pero esta zona se me quedaba un poco a desmano de por donde pasa el recorrido así que decidí hacer la ruta aparte.

Antes de tomar la carretera que sube a Jaizkibel hice una breve parada en Lezo para conocer este pueblo situado en una de las orillas de la bahía de Pasajes. Se recorre muy rápido porque su casco histórico es pequeñito; también aproveché para echar unas cuantas fotos de la zona industrial del puerto de Pasajes.

Casco viejo de Lezo

 Puerto industrial de Pasajes

Una vez en Jaizkibel decidí aparcar en la zona donde estaba el antiguo parador del que solo se mantiene en pie una pared con arcos; en este mismo lugar hay un buen mirador hacia la bahía de Txingudi.
Justo antes de ponerme a caminar me di cuenta de que me había dejado el GPS en casa, menos mal que me sabía de donde había descargado los tracks y me pude apañar pasándolos al móvil y usando una app que también sirve para seguir tracks.

Hice un recorrido que se puede dividir en dos partes bien diferenciadas: primero me subí directo a coronar la cima del cercano pico Jaizkibel y luego me bajé hasta la zona de costa donde está Labetxu. Este valle está muy escondido y la verdad es que es difícil llegar a él si no conocemos bien la zona o llevamos un GPS. Una vez en él hay que caminar con cuidado ya que es una zona bastante salvaje y la cual resulta poco cómoda para moverse.


De camino al Jaizkibel

Labetxu (I)

Labetxu (II) 

Labetxu (III) 

Labetxu (IV) 

Labetxu (V) 

En total me salieron unos 10Km con 600 metros de desnivel. Una vez en el parking me comí un bocata que traía de casa y llamé a Jorge y David para quedar con ellos a la tarde en Hondarribia.

Antes de bajar a Hondarribia hice otra parada en Jaizkibel, concretamente en el Santuario de Guadalupe, un lugar muy apreciado por los habitantes de Hondarribia.
Detrás de la Iglesia está el Fuerte de Guadalupe el cual estaba cerrado a cal y canto (parece que solo se abre ciertos días para visitas guiadas). Lo que sí que hice fue darle la vuelta al perímetro gracias a un agradable paseo que va constantemente pegado al foso.

Santuario de Guadalupe (I)

Santuario de Guadalupe (II) 

Fuerte de Guadalupe

Una vez aposentado en Hondarribia quedé con Jorge y David en la zona del puerto deportivo, para llegar hasta allí me di un agradable paseo nocturno junto al mar. Echamos unos pinchos y cañas en la zona del barrio de los pescadores y a dormir.

Viernes, día 27
Hoy me tocaba el plato fuerte: hacer la travesía costera por Jaizkibel entre Pasajes de San Juan y Hondarribia gracias al sendero Talaia (GR-121). A pesar de madrugar fue una ruta que me llevó toda la mañana y parte de la tarde ya que acabé comiendo de bocadillo improvisado al llegar a Hondarribia cerca de las 4 de la tarde.
Una ruta bastante larga y exigente, en total son 23Km con un desnivel de 800 metros. -Ver recorrido en Senderioja-

Mirada hacia Jaizkibel desde la cima de Mitxintxola

Bahía de Pasajes

Típica roca erosionada en la costa de Jaizkibel

 Punta Biosnar

Para hacer una ruta tan larga lo que hice fue llevar el coche hasta Pasajes donde lo dejé aparcado y luego al acabar de andar tomé los autobuses E20 (Hondarribia-Rentería) y E01 (Rentería - Pasajes) para recuperar el coche.
Una vez en el coche me acerqué a Rentería para cenar en casa de Jorge quien vive en el barrio de Beraun. Tras la agradable velada regresé de nuevo a mi hotel en Hondarribia.

Sábado, día 28
Hoy tocaba otra vez monte por la mañana, para ello me desplacé hasta la localidad vecina de Irún, concretamente al barrio de Meaka, para hacer una ruta desde la Sidrería Ola hasta las cimas de Erlaitz y Pagogaña. Esta es una zona con un importante pasado industrial debido a la cercanía de las minas de Meazuri. Me pareció una ruta con una variedad de lugares a conocer magníficos y en la que disfruté como una enano. -Ver ruta en Senderioja-

Hornos de Irugurutzeta (I)

Hornos de Irugurutzeta (II)

Túneles de Askain

Cascada de Aitzondo

Canal de Sarjiñona

Vista de Peñas de Aia desde la cima de Erlaitz

Inmediaciones de la Ermita de San Marcial

 Bidegorri para regresar a la sidrería Ola

Tras meterme un contundente menú del día en un restaurante de barrio en Irún regresé al hotel a descansar y tras darme una ducha decidí pasar el resto de la tarde hasta que anocheciera haciendo un reportaje fotográfico de Hondarribia, un pueblo que ya conocía pero que debido a su belleza se merece todas las visitas que hagan falta.

Empecé subiendo hasta la esplanada donde está el viejo casino y de ahí entre en el casco histórico por la famosa puerta de Santa María junto a la cual hay una estatua de un Hachero.
Una vez dentro seguí la Calle Mayor hasta llegar a la Iglesia de Nuestra Señora del Manzano y la Plaza de Armas donde está el Castillo de Carlos V hoy habilitado como Parador Nacional.
Luego me salí por otra puerta famosa, la de San Nicolás, para ver la parte de jardines que rodean esa parte de la muralla.
Siguiendo dicha muralla llegué al Baluarte de La Reina donde tomé otra calle que me llevó hasta Plaza de Gipuzkoa, de origen reciente pero preciosa, las enormes cadenas conectadas a unos bolardos le dan un toque muy original

Puerta de Santa María

Calle Nagusia o Mayor

Castillo de Carlos V

Baluarte de la Reina y murallas

 Plaza Gipuzkoa

Desde aquí cambié de zona, me bajé hacia La Marina, el bario de los pescadores, famoso por sus estrechas casas de madera pintadas de llamativos colores. Allí me dediqué a conocer sus dos calles más famosas donde se concentran la mayor parte de este tipo de casas de colores: la calle Santiago y la Calle San Pedro.

Casas típicas de pescadores

 Anochece en el Puerto Viejo

Ya se me estaba haciendo de noche así que me acerqué a acabar de echar una fotos desde el muelle viejo donde está el museo barco Mariñel y de ahí vuelta la hotel donde ya no salí ni para cenar, me compré provisiones en una tienda para no tener ni que moverme.

Domingo, día 29
Hoy tocaba despedirme del hotel e ir hasta Donosti donde Isabel llegaba a las 9,45h en bus desde Logroño. Decidí dejar el coche en el propio parking cubierto de la estación de autobuses, situada junto al Puente Maria Cristina, uno de los más famosos que cruzan el río Urumea.

La idea hoy era echar la mañana paseando tranquilamente por Donosti y eso hicimos: primero dimos una vuelta por el barrio de Amara hasta la Plaza Easo desde donde regresamos luego hasta la zona de la Catedral del Buen Pastor la cual pillamos completamente de reformas.

Luego salimos a la zona costera donde hicimos el paseo completo ida y vuelta por las Playas de la Concha y Ondarreta hasta la escultura del Peine de los Vientos. Una vez aquí no tuvimos suerte de que el mar estuviera picado, aún así es un lugar precioso para pasear en un día soleado como el que teníamos.
De camino nos detuvimos a contemplar detenidamente el edificio del Palacio de Miramar, un edificio construido a base de ladrillo y piedra de estilo inglés y que es mi lugar preferido de la ciudad. No se puede entrar a él pero sí verlo por fuera y pasear por sus hermosos jardines.

Playa hacia Igueldo

Playa hacia Urgull 

Palacio de Miramar

Peine de los Vientos

Tras el paseo ya habíamos hecho hambre así que nos metimos de lleno en la parte vieja para comer de pintxos, a pesar de su precio esto es algo que hay que hacer sí o sí cuando visitas San Sebastián. Nos dejamos unos 52€ entre los dos pero mereció mucho la pena.
Mientras comíamos aprovechamos para visitar dos de los atractivos turísticos de esta zona: la Basílica de Nuestra Señora del Coro y la Plaza de la Constitución.

Concurridas calles del casco viejo

Plaza del Constitución

Tras comer regresamos al parking siguiendo primero el curso del Paseo Nuevo y luego el del río Urumea, así pudimos disfrutar de la bonita vista de sus puentes y de los edificios del Teatro Victoria Eugenia y del Hotel Maria Cristina separados ambos por la Plaza Okendo.

Cuando cogimos el coche todavía era pronto así que aprovechamos para acercarnos con él hasta el Parque de Ameitzagaina, un parque un poco alejado ya que está en la zona del barrio de Intxaurrondo, y quizás por esta razón es muy poco conocido por el turismo.
Allí nos dimos un pequeño paseo hasta el fuerte abandonado que hay en la parte más alta del parque, pequeñito pero curioso, y de ahí bajamos a un mirador con buenas vistas de la ciudad para acabar dando la vuelta completa hasta el coche; en media hora vimos el parque.

Fuerte de Ameitzagaina

domingo, diciembre 22, 2019

El fuerte de San Cristóbal

El fuerte de San Cristóbal está situado en la cima del monte Ezkaba, una de las montañas pegadas a la ciudad de Pamplona. Este fuerte, también llamado fuerte de Alfonso XII, fue construido a finales del S. XIX pero debido a la aparición de la aviación de guerra nunca fue usado para el fin para el que fue concebido.
Sí que se usó como cárcel militar desde 1934 hasta 1945, principalmente para encarcelar a presos políticos tras la victoria franquista. Hay muchos documentos audiovisuales en los que los supervivientes narran las pésimas condiciones en las que fueron trataros todos aquellos presos.
El fuerte se hizo especialmente famoso por la fuga del 22 de Mayo de 1938 en la que 795 presos fueron protagonistas de una de las evasiones de cárceles más famosas de la historia, de todos estos solo tres consiguieron su objetivo de alcanzar la frontera de Francia, el resto fueron capturados o ejecutados directamente mientras intentaban la fuga.
Aunque a día de hoy sigue perteneciendo al Ministerio de Defensa, los últimos militares lo abandonaron definitivamente en el año 1991, presentando actualmente un estado de abandono casi absoluto.

Tras esta introducción sobre este curioso lugar paso a comentar como fue nuestra visita al fuerte. Antes de subir a él hicimos una parada en Berriozar para hacer el sendero Hazitxo, un breve paseo de 2 Km en el que se pueden ver 34 tallas de madera de Mikel Lasarte; todas ellas están integradas en la naturaleza. Además, el recorrido también pasa por la parte más antigua de Berriozar.

Estatuas de madera del sendero Hazitxo (I)

Estatuas de madera del sendero Hazitxo (II) 

Estatuas de madera del sendero Hazitxo (III) 

Estatuas de madera del sendero Hazitxo (IV) 

 Antiguo palacio en Berriozar viejo

Aunque al monte Ezkaba se puede subir por numerosos senderos balizados nosotros lo hicimos con la furgoneta gracias a la carretera que sube desde Artika, uno de los pueblos que hay en las faldas del monte, al norte de Pamplona.
En el camino hacia el fuerte hicimos dos breves paradas para ver la enorme estatua del Sagrado Corazón de Jesús y también el monumento homenaje a los presos muertos en el fuerte.

Una vez en lo alto del monte aparcamos el coche y nos acercamos para ver la entrada principal del fuerte la cual como era de esperar estaba totalmente cerrada por una puerta con barrotes y numerosos graffitis políticos en los muros de alrededor.
El fuerte es enorme y eso que la mayor parte no es visible (hay varios niveles excavados bajo tierra), pero la mayor parte del recinto es innacesible, solo hay algunos zonas a las que se puede entrar y en ellas no queda mucho más aparte de la estructura de piedra; todas ellas están en la zona más occidental del fuerte. Yo llevaba la lección preparada desde casa así que sabía más o menos por donde poder acceder al fuerte.

Desde el parking nos subimos a la parte más alta donde está el buzón cimero y un poco más allá las enormes antenas de telecomunicaciones que se ven desde lejos; desde este punto comenzamos la visita al fuerte rodeándolo por su lado norte; tras avanzar un buen rato rodeando los muros se llega a unas escaleras que permiten bajar al foso. Desde aquí hay una primera zona que se puede visitar subiendo por unas inquietantes escaleras que suben al interior de un edificio. Aquí hay que que entrar con fuertes de luz porque hay zonas de oscuridad absoluta.
 Luego estuvimos improvisando un rato y llegamos hasta otra zona de exploración situada más al oeste, esta vez bastante más grande, un auténtico laberinto de pasillos, escaleras y ventanas en la que me pareció que no era muy difícil perderse.
Para el final me subí a otra zona situada en la parte más alta y que luego descubrí que se trata del piso superior de la zona en la que había estado justo antes (la del laberinto). A esta última se accede sin problemas ya que está totalmente a la vista.
Cuando ya dimos toda la zona por explorada decidimos regresar al coche, esta vez rodeándolo por el muro sur.

Fuerte de San Cristobal (I)

Fuerte de San Cristobal (II) 

Fuerte de San Cristobal (III) 

Fuerte de San Cristobal (IV) 

Fuerte de San Cristobal (V)

A la hora de comer nos bajamos a Pamplona con intención de comer por allí de pinchos. Entramos en Pamplona por el barrio de la Rochapea donde me sorprendieron unos edificios industriales los cuales no dude en fotografiar.
Aparcamos en el parking gratuito de la puerta de Rochapea que hay junto al río Arga, está perfectamente situado ya que tras cruzar el puente a pie se accede a la parte alta del casco viejo usando un ascensor de acceso libre.
Al poco de salir del ascensor que te deja en la calle de los Descalzos nos topamos por sorpresa con el huerto urbano colectivo de Piparrika, está situado en un patio rodeado completamente de casas y es un lugar muy curioso.

Lo que no encontrábamos era bares de pinchos así que como se nos estaba haciendo tarde nos fuimos directos a la calle San Nicolás, pinchos muy buenos pero también muy caros.

La tarde estaba lluviosa y hacía frío pero aún así aprovechamos el par de horas de luz para visitar unos cuantos lugares de la capital navarra (la mayoría que ya conocía): Iglesia de San Nicolás, Estatua de los Fueros, Plaza del Castillo (donde entramos a ver el famoso Café Iruña), el Ayuntamiento (donde había una maqueta preciosa navideña), Calle Navarrería y Dormitalería hasta salir a la Ronda del Obispo Barbazán donde rodeamos parte de las murallas de Pamplona hasta llegar a la Iglesia de San Fermín y el Archivo Real de Navarra desde donde ya nos dirigimos de regreso al parking.

 Huerto Piparrika

Iglesia de San Nicolás

Estatua de los Fueros 

Café Iruña

Maqueta dentro del Ayuntamiento

 Zona del mirador del Caballo Blanco

Iglesia de San Fermín