Tras estar dos semanas pululando por las dos irlandas, ya tocaba ir volviendo hacia Rosslare para tomar el ferry que nos devolvería hacia España.
Teníamos un par de días completos para regresar desde la frontera con Irlanda del Norte hasta Rosslare, así que aún teníamos tiempo para poder conocer algún otro rincón de la isla esmeralda.
Ahora nos tocaba bajar por la costa este, la cual tal como pudimos comprobar es mucho menos bonita que la espectacular costa oeste. En la costa este lo más relevante es que está Dublín, la capital del país; como nosotros dos ya habíamos estado allí, ni siquiera paramos.