sábado, 2 de noviembre de 2019

Otoño en Zamora, Salamanca y un poquito de Portugal

Hemos pasado ocho días visitando las provincias Castellano Leonesas de Zamora y Salamanca y también un trocito pequeño de la zona más nororiental de Portugal.
Como ya estamos en pleno otoño entrado hemos decidido hacer el viaje sin pernoctar en la furgoneta, todos los días hemos dormido en hoteles/apartamentos.
El viaje me ha gustado mucho, los colores otoñales le han dado a los paisajes unos tonos muy bonitos y la mezcla que hemos hecho de visitas a preciosos pueblos (La Alberca, Candelario o La Puebla de Sanabria) como a ciudades señoriales (Salamanca y Zamora) y a lugares de naturaleza (Sierra de Francia o el Lago de Sanabria) ha sido de lo más enriquecedora.

En cuanto a la meteorología, nos empezó un tiempo muy bueno los primeros días para acabar complicándose al final aunque realmente nos fastidió pocas visitas.

Sábado, día 26
Salimos con dirección a Zamora haciendo una parada previa en Toro; uno de los pueblos más famosos de la provincia gracias en parte a su conocido vino tinto, el cual tuvimos el placer de probar en un bar junto a la famosa Colegiata de Santa María.

Nosotros entramos a la parte antigua del pueblo por la puerta Corredera y seguimos la calle que lleva su mismo nombre hasta llegar al fondo de la larga calle a la Colegiata de Santa María la Mayor, el monumento más destacado de Toro. De camino hacia allí paramos a ver la Iglesia del Santo Sepulcro de estilo románico mudéjar. La Colegiata es muy bonita pero en la visita se da la posibilidad de subir a la torre, cosa que no recomiendo, porque además de que no tiene mucho que ver son un montón de estrechas escaleras que encima están reguladas por un semáforo para evitar los atascos de turistas y que lo que hace es ralentizar mucho la visita.
Siguiendo por la calle de las Comedias nos acercamos al Alcazar el cual mantiene las murallas y al que se puede entrar líbremente pero que no tiene nada destacado.

 Iglesia del Santo Sepulcro

 Colegiata de Santa María la Mayor

A la hora de comer llegamos a Zamora y lo que hicimos nada más llegar fue ir al hotel a comer lo que traíamos de casa (hay que ahorrar algo con tantos días que nos va a tocar comer fuera de casa) y también para dejar los bártulos y ya poder ver la zona histórica tranquilos.

Zamora es una ciudad pequeñita pero con unos cuantos alicientes turísticos como para poder dedicarle medio día visitándola tal como hicimos nosotros; nos pareció muy cómoda para recorrerla ya que todo esta cerca.

Nosotros la visita la iniciamos entrando en la parte histórica por la puerta de Doña Urraca, de ahí llegamos a la Plaza Mayor donde están los dos Ayuntamientos, uno enfrente del otro, el viejo y el nuevo. En el centro de la coqueta plaza está la Iglesia de San Juan Bautista, de estilo románico y junto a ella la Estatua de Merlú, la más famosa de la ciudad y dedicada a las procesiones de Semana Santa, algo con mucha tradición aquí en Zamora. A destacar también los edificios de estilo modernista en los alrededores de la plaza.

 Estatua de Merlú e Iglesia de San Juan Bautista

Desde aquí nos fuimos hasta la zona de la Catedral y Alcazar pasando antes por la Plaza de Viriato con su curiosa estatua con el carnero.
El Alcazar es gratuito y merece la pena visitarlo a fondo porque es pequeñito pero se puede subir a las murallas desde donde hay muy buenas vistas.
Al lado del Alcazar está la Catedral de Zamora, la cual sí que es de pago dando acceso también al museo eclesiástico y al museo de tapices en la planta alta. Curioso este último por el enorme de tamaño de los tapices expuestos.

Calle Balborraz

Alcázar

 Museo de tapices

Desde esta zona nos bajamos a la ribera del río Duero donde estuvimos en la zona de las Aceñas de Olivares, la pena es que estaban cerrando ya y aunque intentamos colarnos apenas pudimos verlas. Por si a alguien le interesa comentar que en este mismo punto se coge la barca que cruza gratis al otro lado del Duero.
Luego seguimos por la orilla norte del Duero hasta llegar al Puente de Piedra, en este punto nos volvimos a meter en las calles del casco viejo pasando por la calle de los Herreros, la que se supone que es la zona de marcha nocturna de la ciudad, esta calle saturada de bares nos acabó sacando de regreso a la Plaza Mayor.

 Puente de Piedra sobre el Duero

Cuando ya estaba anocheciendo tomamos la calle peatonal de Santa Clara que es la calle comercial por autonomasia de Zamora. Al fondo de esta calle a su lado izquierdo está la zona de pinchos, pensábamos que iba a ser algo parecido a la Laurel pero para nada, es una zona mucho más pequeña en la que apenas encontramos media docena de bares para tomar pinchos; eso sí reconozco que los pinchos morunos del bar "El Lobo" estaban riquísimos, este bar es el más famoso del lugar llegando a dar nombre a toda la zona de pinchos.

Domingo, día 27
Hoy tocaba dejar Zamora capital y trasladarse al Parque Natural del lago de Sanabria, uno de los grandes hitos turísticos de la provincia; este lago de origen glaciar es el más grande de este tipo entre todos los existentes en España

Antes de llegar nos desviamos ligeramente para ir a Robledo donde está el Centro de Interpretación del Lobo Ibérico. Se decidió crear este centro aquí porque esta zona de Zamora es la de mayor concentración de lobos en toda la península.
En el centro se puede coger visita guiada pero nosotros decidimos visitarlo a nuestro aire. Primero vimos las diferentes salas de exposición y luego salimos al exterior donde hay 3 miradores para ver a los lobos que viven en régimen de semilibertad. En el primero ya pudimos ver algún lobo aunque lejano, luego subimos al mirador más alejado rápidamente porque íbamos justos para llegar al tercer mirador donde iba a a haber una explicación de una guía la cual iba a darles de comer; en este mirador es donde más cerca los pudimos ver.
Salimos del centro con muy buen sabor de boca por haber podidos disfrutar de la cercanía de estos míticos animales.

Centro del Lobo Ibérico

Lobos (I)

 Lobos (II)

Ya en el Lago de Sanabria nos subimos hacia la Laguna de los Peces para lo cual pasamos por San Martín de Castañeda donde hicimos breves paradas en su Monasterio Cisterciense y también en un mirador del lago que hay justo en la salida del pueblo.
Ya en la Laguna de los Peces hicimos una modesta ruta hasta la Laguna de las Yeguas. -Ver ruta en Senderioja-. En el entorno del Lago de Sanabria hay multitud de rutas de senderismo y montaña más pero nosotros nos conformamos con este breve pero bonito paseo.

Monasterio de San Martín de Castañeda

 Lago de Sanabria desde el mirador

Camino adaptado hacia la Laguna de los Peces

 Laguna de las Yeguas

Luego bajamos otra vez al Lago de Sanabria para conocer una de las numerosas playas que hay en su lado sur. Antes de que anocheciera aún nos dio tiempo a conocer Ribaldelago, el pueblo que en 1959 fue inundado por una presa que se rompió y que se llevó por delante el pueblo y la vida de 144 de lugareños.
Nosotros paramos a conocer el pueblo viejo (también hay uno nuevo un poco antes). El pueblo tiene bastantes casas en pie aunque muchas de ellas en esta bastante ruinoso. Una estatua y una escultura en la entrada recuerdan las víctimas de 1959.

Playa en el lago de Sanabria

 Ribaldelago (I)
  Ribaldelago (II)

Esa noche nos alojamos en un acogedor apartamento situado en las inmediaciones del lago.

Lunes, día 28
A primera hora nos acercamos la Ermita de la Alcobilla la cual destaca sobretodo por los castaños gigantes que hay alrededor de ella. Un lugar muy bonito.

 Yo y un castaño gigante

Luego nos fuimos a ver la Puebla de Sanabria, uno de los pueblos más bonitos y famosos de la zona. Se sube por una empinada calle que te lleva a la parte alta del pueblo donde se concentran todos los lugares más turísticos: la Iglesia, el Ayuntamiento y el Castillo. Desde esta zona también hay muy buenas vistas de la zona del río Tera. El castillo abría a las 11h así que hicimos un poco de tiempo antes de poder entrar a verlo por dentro.
Antes de irnos también nos acercamos con el coche hasta la estación de tren del pueblo, pequeña pero una de las más bonitas que he visto

Ayuntamiento de Puebla de Sanabria

Iglesia de Puebla de Sanabria

Castillo de Puebla de Sanabria

Estación de tren de Puebla de Sanabria

Puebla de Sanabria visto desde la ribera del rio Tera

Con esta visita dimos por acabada esta zona del lago de Sanabria y salimos hacia Braganza. Para ir decidimos cruzar la frontera de Portugal por una carretera secundaria para poder ver mejor el Parque Natural de Montesinho el cual no me llamó demasiado la atención.
Justo en la frontera pasamos por un curioso pueblo que tiene una parte en España (Riohonor de Castilla) y otra en Portugal (Rio de Onor). Me gustó mucho la parte portuguesa, sobretodo la zona de la ribera del río.

Rio de Onor (I)

 Rio de Onor (II)

Comimos de picnic en la parte española del pueblo y seguimos hasta Braganza. Una vez allí aparcamos cerca del hotel, situado junto a la plaza de la Sé, donde está la catedral.
Braganza me gustó mucho, quizás por el cambio de arquitectura respecto a España pero también porque el día estaba medio nublado y la luz del atardecer le daba un aire muy pintoresco al lugar.
Tras ver el entorno de la Plaza de la Sé cogimos un larga calle empedrada que nos llevó a la zona de la ciudadela a la cual entramos por la Puerta de la Villa y donde están la Iglesia de Santa María, el Domus Municipalis y el famoso castillo, símbolo de la ciudad. No pudimos entrar a ninguno de ellos porque estaba todo cerrado pero nos resultó agradable pasear por aquí.

Plaza de la Seo

Calle que lleva a la ciudadela

Castillo

 Iglesia de Santa María y Domus Municipalis

Para cenar nos volvimos un poco locos ya que no parecía haber muchas opciones, al final localizamos una pizzería un poco alejada pero donde cenamos muy bien.

Martes, día 29
Salimos de Portugal pasando por Miranda do Douro, un pueblo fronterizo donde muchos españoles tradicionalmente cruzaban a comprar toallas, pijamas, café..., hoy ya no es lo mismo pero todavía se siguen vendiendo este tipo de artículos, las tiendas sobretodo están concentradas en una única calle.
Nosotros además de hacer alguna comprita aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo donde vimos las ruinas del castillo, la concatedral y poco más, a mi personalmente me gustó menos que Braganza.

Ruinas del castillo

Calle principal

 Concatedral

Una vez en el lado español de la frontera bajamos paralelos al río Duero en la zona conocida como Parque Natural Arribes del Duero, una zona donde el río va encajonado entre enormes paredones.
De camino paramos junto al Embalse de la Almendra el cual a pesar de tener poca agua nos pareció gigantesco. A partir de aquí ya entramos en la provincia de Salamanca.

Embalse de la Almendra

Uno de los lugares más famosos en los Arribes del Duero es el Pozo de los Humos al cual nos podemos acercar desde sendos caminos que salen desde Pereña de la Ribera o desde Masueco, desde el primero (tal como lo hicimos nosotros) hay una vista más panorámica y desde el segundo aunque cuesta más llegar te acercas más al salto de agua.
Al no ser temporada turística nosotros nos pudimos acercar con el coche hasta el último parking y desde allí solo tuvimos que andar unos 200 metros para acercarnos al mirador, la pena es que aunque el pozo se veía bien por el salto de agua no caía ni gota de agua.

 Pozo de los Humos

La siguiente parada la hicimos en Aldeadávila de la Ribera donde aprovechamos para parar a comer.
De este mismo pueblo sale una carreterita que te lleva a los dos miradores más famosos del Duero: el del Fraile al que se llega directamente en coche y también el del Picón de Felipe para el cual hay que andar 1 Km aproximadamente por un bonito camino.

Mirador del Fraile

Mirador del Picón de Felipe

La última visita del día sería en Ciudad Rodrigo, un pueblo completamente amurallado que a mi me encantó, no me lo esperaba tan chulo. Fue todo un placer recorrer las calles medievales de su Centro Histórico; a destacar especialmente la Plaza Mayor con el edificio del Ayuntamiento.

Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo

 Palacio de los Águila

 Berraco

 Catedral de Santa María

Ya de noche cerrada viajamos por oscuras carreteras de la Sierra de Francia, al sur de la provincia de Salamanca, hasta llegar a Mogarraz donde teníamos reservado un estupendo apartamento rural para las dos próximas noches.

Miércoles, día 30
Empezamos nuestras visitas a la Sierra de Francia viajando hacia la zona más al sur, casi pegando ya con Extremadura; nuestro destino: el valle de las Batuecas.

Allí hicimos una corta ruta de senderismo de unos 5Km y escaso desnivel que nos llevaría primero por una pasarela adaptada hasta el Monasterio de clausura de monjes ermitaños Carmelitas Descalzos. La verdad es que el Monasterio está en el sitio perfecto para estar aislado de todo tipo de civilización y posibles distracciones.
Luego bordeamos el edificio siguiendo paralelos la tapia del Monasterio hasta salir a una zona donde vamos paralelos al río y que nos llevará hasta la zona conocida como "Canchal de las Cabras Pintadas", una pared donde hay pinturas rupestres. Yo apenas distinguí nada en ellas...
La ruta aún se puede seguir más para llegar hasta la cascada de chorro pero nosotros aquí nos dimos la vuelta para volver por donde habíamos venido.

Sendero adaptado en las Batuecas

Camino paralelo al muro del Monasterio

 Canchal de las Cabras Pintadas

Luego tocaba visitar La Alberca, el que es el pueblo más famoso de la Sierra de Francia  y probablemente de toda Salamanca. Un pueblo precioso, lleno de casas magníficas con numerosas vigas de madera a la vista; especialmente destaca la Plaza Mayor con el crucero en medio, la postal más típica del pueblo. Nosotros también tuvimos la suerte de ver el cerdo negro que pulula libremente por las calles del pueblo como un habitante más.
La pena es que nosotros lo visitamos cuando más llovía y esto nos deslució bastante la visita. mientras llovía también aprovechamos para visitar el Centro de Interpretación de la Sierra de Francia - Batuecas, el cual está en las afueras del pueblo. Además de que hay que pagar este me pareció un centro de interpretación muy viejito y sin mucho interés.

La Alberca (I)

La Alberca (II) 

La Alberca (III)

Después de comer seguía lloviendo pero aún así tuvimos el valor de subir a la Peña de Francia con el coche, arriba nos encontramos un temporal de lluvia, niebla y viento importante. En este lugar hay un santuario, una hospedería, una ermita, un reloj de sol, una antena de telecomunicaciones y sobretodo unas muy buenas vistas de todo el sur de Salamanca que nosotros no pudimos disfrutar debido a la espesísima niebla.

Santuario en la Peña de Francia

Entrada la tarde el temporal remitió y no dedicamos a conocer Mogarraz, el pueblo donde nos alojábamos. Además de ser un pueblo muy muy bonito, del nivel de la Alberca o aún más, destaca por una curiosa iniciativa por la que hace unos años se pusieron placas en todas las fachadas del pueblo con la gente que vivía en cada una de las casas en el año 1967. En total hay 388 lienzos gigantes de chapa.

Mogarraz (I)

Mogarraz (II) 

Mogarraz (III) 

 Mogarraz (IV)

Jueves, día 31
Por la mañana tocaba hacer una ruta de senderismo que nos llevaría a conocer algunos de los bonitos rincones de naturaleza de la Sierra de Francia. Elegimos la ruta del Bosque de los Espejos, un recorrido que nos llevaría a conocer 3 pueblos de la zona por donde pasa el sendero: San Martín de Castañeda, Sequeros y Casas del Conde; y además también cuenta con el aliciente de que en el camino se pasa por diversas intervenciones de escultores integradas entre el propio paisaje. -Ver ruta en Senderioja-

Curiosa plaza de toros en San Martín de Castañeda

Bosque otoñal

Escultura "A puntadas"

 Casas del Conde

Tras la ruta cambiamos de tercio y nos fuimos hasta Salamanca capital, en el transcurso del viaje nos sorprendió la cantidad de inmensas dehesas a ambos lados de la carretera; daban unas ganas increíbles de andar por ese terreno tan llanito o de tumbarse en la cuidado hierba.
Comimos de picnic en un parque que hay en la entrada de la ciudad y tras dejar las cosas en el hotel, situado en pleno casco histórico, nos dispusimos a visitar parte de la ciudad.

Empezamos acercándonos a la Casa de las Conchas, este palacio del S. XV de estilo gótico civil es uno de los símbolos de la ciudad. Destaca su fachada adornada con unas 350 conchas de vieira. Actualmente alberga una biblioteca pública por lo que la entrada es libre.
Enfrente está la Universidad Pontificia y las Torres de Clerecía la cuales dicen que tienen las mejores vistas de la ciudad, pero nosotros no subimos.

Casa de las Conchas

 Torres de Clerecía

La siguiente parada fue en otro palacio, en este caso renacentista: el Palacio de Salinas, un sitio bonito y tranquilo donde se puede entrar hasta el patio y donde no llegan tantos turistas.
Desde aquí pasamos junto a la Torre del Clavero para llegar hasta la Plaza Mayor, una plaza enorme de estilo barroco que es otro de los puntos más famosos de la monumental Salamanca.

 Ayuntamiento en la Plaza Mayor

Desde la propia plaza y en dirección norte salen dos calles paralelas que son las dos calles comerciales más famosas de la ciudad. Nosotros subimos por la de Toro y bajamos por la de Zamora. En esta zona de los aledaños de la Plaza Mayor fue donde cenamos de pinchos.

Viernes, día 1
Por la mañana continuamos con las vistas que nos faltaban de Salamanca, las cuales no eran pocas. sobretodo nos quedaba la parte hacia el sur.
Por ello bajamos directos en esa dirección pasando junto a los edificios de la Universidad pública, por la hora que era estaba todo cerrado pero sí que nos entretuvimos un rato hasta encontrar la famosa rana esculpida en la fachada de la puerta principal de la Universidad.
Seguimos hacia el sur hasta el puente romano del río Tormes; junto a él están las famosas estatuas del berraco y también del Lazarillo de Tormes.

 Universidad

Muy cerquita está el Museo de Historia de la Automoción. Merece la pena pagar la entrada porque tienen una colección muy interesante de vehículos. Algunos de los más destacados son un Hispano Suiza 30/40 HP, el primer coche que fue declarado bien de interés cultural en España; el Formula 1 de Fernando Alonso del año 2009; y también dos coches blindados que fueron usados por el Rey y por Franco.

Museo de Historia de la Automoción (I)

 Museo de Historia de la Automoción (II)

En frente del museo de coches están la Casa Lis y el Archivo de la Guerra Civil.
La primera es un edificio de estilo modernista al que pagando se puede acceder para ver su colección de piezas de decoración de estilos Art Nouveau y Art Deco.
El segundo alberga documentos reales, carteles de propaganda e información sobre la Guerra Civil española. También tiene una parte dedicada los masones en España, hay un proyección sobre ellos y también se puede ver una recreación de un logia masónica. Muy interesante todo el edificio.

 Fachada sur de la Casa Lis

Carteles de la Guerra Civil

 Logia masónica

De camino al Convento de San Esteban paramos a dar una pequeña vuelta por el Huerto de Calixto y Melibea, en este lugar se ambientan algunas escenas de la famosa novela de La Celestina de Fernando de Rojas.
De todos los numerosos conventos existentes en Salamanca había leído que con visitar el Convento de San Esteban era suficiente ya que es el más espectacular.
De camino al convento habíamos pasado por el lugar llamado la Cueva de Salamanca que es donde dicen que el diablo enseñaba magia negra así que tras la visita al convento nos dimos una vuelta por aquí. De la supuesta cueva no queda apenas nada pero también hay una pequeña torre cercana donde se puede subir

 Claustro dle Convento de San Esteban

Tras comer hicimos la última visita del día: las Catedrales de Salamanca, tanto la nueva como la vieja, las cuales se visitan con la misma entrada ya que están conectadas.
Antes de entrar hay que pararse en la puerta principal de la Catedral nueva para buscar la figura del famoso astronauta.
Una vez dentro nosotros no subimos las torres pero la visita del interior de las catedrales merece mucho la pena, sobretodo el de la Catedral vieja, para mi con más encanto que la nueva la cual es más normalita.

 Catedral nueva

Desde Salamanca regresamos hacia el sur por la autovía de la plata porque nos quedaban de visitar dos pueblos de la Sierra: Candelario y Bejar.
Ese día hicimos noche en el primero y también nos dio tiempo a visitarlo esa misma tarde antes de que anocheciera.

Candelario me pareció un pueblo chulísimo, en él son famosas las curiosas batipuertas que tiene casi todos los edificios y también las regaderas por donde baja el agua de la lluvia que resbala por las empinadas calles.
Para visitarlo partimos desde la zona de la Ermita del Humilladero y subimos en dirección hacia la Iglesia por una de sus empinadas calles. Luego bajamos por otra calle paralela donde paramos a echar una cervezita en un bar porque de repente empezó a llover bastante.

Ermita en la parte baja de Candelario

Casas típicas de Candelario

Ayuntamiento

 Iglesia

Sábado, día 2
Para el último día habíamos reservado la visita a Béjar, un pueblo con no demasiada tradición turística pero que a mi me pareció super interesante, de hecho aunque pasamos toda la mañana por allí no llegamos a visitar todo lo que yo quería ver.

De camino a Béjar paramos en el Santuario de Nuestra Señora del Castañar, situado en la ladera de la montaña. La iglesia en sí no es gran cosa pero los bonitos colores otoñales de los árboles de alrededor y la lluvia le daban un toque especial al lugar.
Junto al santuario está la Plaza de Toros redonda más antigua de España pero no pudimos entrar porque aún no estaba abierta. Me fastidió no poder entrar porque me parecía una visita curiosa.

Santuario de Nuestra Señora del Castañar

 Plaza de toros

Antes de llegar al propio pueblo en sí nos fuimos a los jardines italianos de "El bosque" pero como llovía tanto a esa hora el guía nos dijo que lo intentáramos más tarde que él se iba...

Ya en Béjar aparcamos en el Parque de la Corredera junto al cual está la oficina de turismo donde nos informaron de lo que había para visitar en el pueblo, más o menos la chica nos confirmó lo que yo ya traía preparado de casa.
Béjar se divide en una parte nueva y otra antigua, nosotros salimos desde la nueva y a través de la calle Mayor llegamos hasta la Plaza Mayor, comienzo de la parte histórica. En la calle Mayor se pueden apreciar edificios de principios de siglo de la floreciente burguesía que se enriqueció con la importante industria textil que hubo en Béjar. Tanto esta calle como gran parte del pueblo tienen ese aire decadente en el que se nota que los mejores tiempos del pueblo ya pasaron.

La Plaza Mayor es una bonita y original plaza en la que destacan edificios como el Ayuntamiento, la Iglesia Parroquial del Salvador y sobretodo el Palacio Ducal.
Desde la Plaza Mayor seguimos hacia el oeste hasta llegar al Parque de la Antigua, el extremo más occidental del pueblo y donde es posible subir a la muralla que bordea parte de la ciudad por el sur.

Plaza principal de Bejar

Palacio Ducal

Andando por las murallas

En este momento Isabel se volvió para el coche ya que estaba cansada pero yo me bajé hasta la ribera del río Cuerpo de Hombre donde quería hacer la ruta de las fábricas textiles, un paseo señalizado de 3,2 Km en la que se van viendo los viejos edificios industriales, la mayoría de ellos hoy ya abandonados.
Me parecía el plan perfecto ya que este paseo unificaba dos de mis aficiones preferidas: el senderismo y la fotografía de lugares industriales deteriorados
El problema que tuve es que no pude pasar del puente principal hacia el oeste porque había unas compuertas abiertas por las que salía un importante caudal de agua que impedía el paso más adelante. Por más que intenté pasar por otros sitios al final acabé preguntando a un trabajador de una fábrica cercana y me dijo que no había manera de pasar hacia esa dirección así que me conformé con hacer solo el tramo hacia el este; también exploré una parte de la orilla de enfrente fuera de la ruta señalizada.

Ruta de las fábricas textiles (I)

Ruta de las fábricas textiles (II) 

Ruta de las fábricas textiles (III)

Tras mis aventuras volví a subir al pueblo a buscar a Isabel quien me esperaba en el coche y ya nos fuimos a comer estupendamente en un restaurante del propio pueblo.
De camino a Logroño queríamos parar a comprar embutido ibérico así que mejor opción que hacerlo en el propio pueblo de Guijuelo, el cual da nombre a toda la D.O.
Como era sábado por la tarde la mayor parte de tiendas estaban cerradas así que nos decantamos por la primera fábrica que vimos abierta en un polígono industrial situado en la entrada sur del pueblo.
Tras estar dándole bastantes vueltas y vivir unas cuantas situaciones graciosas con la dependienta y los guiris que paraban a lo mismo que nosotros, acabamos por comprar un jamón ibérico entero.

 ¡A por jamón ibérico!