domingo, 12 de junio de 2022

Verdún y el castillo de Chenonceau

Esta es la última etapa de nuestro reciente viaje en furgoneta al corazón de Europa.

Viernes, día 10 de junio
La mañana la habíamos pasado en Luxemburgo y después de comer entramos en Francia vía Bélgica. Teníamos buena kilometrada para regresar a casa, pero como no nos tocaba volver al trabajo hasta el martes día 14, aún teníamos tiempo de ir regresando tranquilamente e ir haciendo paradas en diversos puntos de Francia, un lugar que tenía muchísimas ganas de visitar y que nos pillaba de paso era Verdún

La batalla de Verdún, junto con la de Somme, fueron sin duda las más importantes y sagrientas de la Gran Guerra o 1ª Guerra Mundial. Concretamente la de Verdún fue la más larga, librada del 21 de febrero al 18 de diciembre de 1916, en ella murieron unos 714.000 soldados alemanes y franceses. La batalla también es famosa porque representa el arquetipo de la guera de trincheras, donde la exposición a la muerte era muy clara y donde se mandaban soldados a una muerte segura en cada oleada ofensiva. En la zona se calcula que cayeron unos 37 millones de proyectiles, lo que hizo que cambiara hasta la morfología del terreno, aún hoy es posible ver colinas y agujeros hechos por todos estos obuses al impactar en el suelo. La batalla se saldó con una victoria táctica por parte de los franceses que consigueron recuperar las posiciones perdidas rápidamente al principio en favor de Alemania.

La batalla se libró en los alrededores de la ciudad de Verdún y por toda esa zona hay unos cuantos lugares salpicados en el terreno que quise aprovechar para visitar esa tarde, además, todos ellos están muy cerquita. Isa no quiso acompañarme porque no le llamaba para nada el tema de la guerra. Empezamos por orden cronológico:

  • Memorial de Verdún:  Es un museo donde se exponen multitud de objetos, armas, objetos personales y uniformes relacionados con la batalla. Decidí no entrar y solo eché unas fotos al exterior del edificio.

Memorial de Verdún.

  • Osario de Douamount y el cementerio de guerra: El osario es un enorme edificio de hormigón y con forma de obús. Aquí reposan los restos de 130.000 soldados frances y alemanes sin identificar. En la visita se ve el pasillo teñido de luz roja donde están las tumbas colectivas, también hay una capilla desde donde se accede a la torre del edificio. En frente del osario está el cementerio, el cual me recordó a los que vi en Normandía y en el que hay enterrados 15.000 soldados frances identificados. También hay una zona específica y separada para los soldados musulmanes.

Osario de Douamount (I)

Osario de Douamount (II)

Osario de Douamount (III)

Cementerio de guerra

  • Fuerte de Douamount: En la zona hay hasta 19 fuertes de este tipo, pero este es el más grande y el más famoso, creo que sobretodo debido a su importancia en la batalla, fue tomado en las fases iniciales de la ofensiva alemana y luego los franceses se pasaron un montón de meses luchando ferozmente hasta finalmente recuperarlo.
    Pagando la visita se puede acceder al interior donde se pueden recorrer lúgubres y oscuros túneles, parece mentira que aquí se pudiera vivir con semejantes niveles de humedad y frío.
    También merece la pena subir al tejado del fuerte, donde además de una alfombra de cesped se pueden apreciar las huellas de los numerosos obuses que cayeron aquí.

Tejado del fuerte de Douamount

Entrada al fuerte de Douamount

Pasillos del fuerte de Douamount

Capilla alemana en el fuerte de Douamount

  • Pueblo destruido de Fleury: Al pasar por la carretera llama la atención el terreno donde estaba este pueblo que quedó totalmente borrado de la faz de la tierra. No queda nada más del pueblo que una pequeña capilla reconstruida, todo lo demás fue destruido, sí que se ha señalizado donde estaba cada edificio o cada calle. Son especialmente elocuentes los tocones de los viejos árboles, es como si por aquí hubiera pasado un tornado que los hubiera arrancado de raiz.

Fleury (I)

Fleury (II)
 
Aún me quedaron otros sitios para visitar, por ejemplo el fuerte de Vaux o las trincheras de las Bayonetas, pero ya se me empezaba a hacer pesado el tema de la guerra y la muerte, así que cogimos la furgo y nos movimos a la ciudad de Verdún a hacer compra para el viaje de vuelta y dormir en un furgoperfecto la mar de tranquilo.

Sábado, día 11 de junio
La mañana la pasamos conduciendo hasta llegar a la zona de Tours donde nos pareció una buena idea visitar alguno de los famosos castillos del Loira. Es increíble la concentración de castillos que hay en esta zona, mi idea era verlos con calma en otro viaje y aprovechar este viaje solo para ver alguno de los más representativos; tras leer por Internet y dudar entre los castillos de Chambord y el de Chenonceau nos decantamos por el segundo. Dicen que el castillo de Chambord es el más grande y el más visitado, pero que el de Chenonceau es el que más suele gustar. Este cuenta con el aliciente de que el río Cher, un afluente del Loira, pasa por debajo de él. 

El Castillo de Chenoneceau o de las Damas, como tambien es conocido, se construyó en el S XVI para un uso puramente residencial, en él han vivido muchas mujeres importantes para la historia de Francia.

Hay que advertir que aunque el castillo se ve realtivamente rápido, con una hora podría ser suficiente, por fuera tiene multitud de jardines  y edificios anexos para visitar. En total yo recomendaría al menos dos horas de estancia.

Nosotros fuimos directos a ver el interior, siguiendo un folleto en castellano fuimos haciendo el itinerario de recorrer cada estancia. Me resultó curioso que las habitaciones tienen el nombre de algunos de los famosos inquilino/as del castillo.

Al salir nos dimos una vuelta por los jardines exteriores y por algunso edificios anexos (bodega, reconstrucción de granja, pabellón con carruajes...), pero estábamos cansados y tampoco le pusimos mucho interés, ni siquiera entramos al laberinto, ¡con lo que me suelen gustar a mi estos sitios!

Castillo de Chenoneceau (I)

Castillo de Chenoneceau (II)

Interior del Castillo de Chenoneceau

Entrada al laberinto

Ese día llegamos a pernoctar ya pasado Burdeos y el domingo ya llegamos a Logroño a la hora de comer, esto a pesar de que aún teníamos un día más de vacaciones, pero le había prometido a Isa regresar con tiempo de sobra para descansar.