sábado, 18 de septiembre de 2021

Lago di Garda, Cinque Terre y regreso por la Costa Azul

Esta es la última etapa de nuestro largo viaje por Italia en furgoneta. Tras haber estado casi una semana por los Dolomitas tocaba ir regresando hacia España, eso sí, aún teníamos una semana por delante, lo que nos permitiría tomarnos el trayecto con calma y hacer unas cuantas visitas más.

Domingo, día 12 de septiembre
Tras visitar Bolzano enfilamos la autopista que baja recta hacia el sur para poco a poco ir dejando las montañas de las Dolomitas atrás, según íbamos bajando el paisaje montañoso se iba difuminando.

Nuestra intención hoy era llegar al Lago di Garda y visitar su parte norte. Había leído muchas crónicas en internet de gente que solo hacía una pequeña parada en la parte sur, la parte más concurrida y accesible para el baño, pero yo quería conocer también la orilla opuesta y la verdad es que fue todo un acierto. Comentar que el Lago di Garda es el lago más grande Italia y rivaliza con el Lago di Como como el más bonito del país.

El pueblo que habíamos elegido en la zona norte del lago era Riva del Garda. Cuando llegamos había un atasco importante en el pueblo así que decidimos evitarlo visitando primero una cascada cercana: la Cascada Varone. Se trata de un curioso salto de agua que se visita comprando un ticket para acceder a un parque botánico donde hay dos grutas desde donde se ve la cascada caer entre las rocas. Un lugar al que merece la pena venir, no solo por la cascada sino también por la parte botánica; importante traer chubasquero ya que en las grutas te mojas seguro.

Parque de la Cascada Varone (I)

Parque de la Cascada Varone (II)

Cuando el atasco ya iba mejor nos acercamos un poco con la furgo hacia el centro de Riva del Garda y ya nos bajamos con intención de dar un paseo por el pueblo. Tengo que reconocer que tanto a Isa como a mi nos encantó, fue una de las mejores sorpresas inesperadas del viaje. Es un pueblo muy bonito en el que según nos íbamos internando más, más nos iba gustando. Sobretodo destaca la Pizza 3 Novembre donde están los edificios más bonitos como por ejemplo la Torre Apponale, y que además está abierta por un lado hacia el Lago di Garda. Aunque estaba de reformas exteriores también nos gustó mucho la iglesia y también el castillo a orillas del lago.

Riva del Garda (I)

Riva del Garda (II)

Riva del Garda (III)

Para dormir, y ya sin rastro del atasco, aparcamos en un parking público muy cerquita del lago. Antes de meternos en la furgo estuvimos un rato en la orilla del lago disfrutando del anochecer, un lugar de los más idílico.

Anochece en el Lago di Garda
 
Lunes, día 13 de septiembre
A primera hora cogimos la furgo para subirnos al mirador Marmite dei Giganti para tener vistas despejadas del lado norte del Lago di Garda.

Mirador Marmite dei Giganti
 
Luego nos tocaba cambiar de orilla y desplazarnos hasta la zona sur, para ello usamos la autopista que da más vuelta pero era la mejor opción conociendo los atascos que se forman en la estrecha carretera de un solo carril que rodea el lago por las dos orillas.

Una vez en el lado sur fuimos directos al camping que teníamos mirado: el Camping Tiglio, cerquita de Peschiera del Garda. Justo en esta zona entramos en la región de Lombardía. Como íbamos bien de tiempo decidimos tomarnos el día de relax. Por la mañana estuvimos a remojo es la piscina del camping y luego por la tarde teníamos previsto haber ido a visitar Sirmione, con diferencia el pueblo más famoso del lago. El caso es que al ser un pueblo tan visitado no queríamos ir con la furgo y teníamos previsto haber cogido un autobús de línea, algo que no acabamos haciendo ya que nos enteramos tarde de que los horarios de vuelta no nos pillaban bien, total que acabamos echando el día completo en el camping, también cenamos allí mismo.

Piscina del camping Tiglio
 
Martes, día 14 de septiembre
Hoy sí que pudimos ir a Sirmione. Madrugamos y aparcamos en un parking de pago, pero aún alejados de la zona turística. Sirmione está situado en un estrecho brazo de tierra que se interna en el Lago di Garda y precisamente por ello es muy difícil aparcar cerca. Para acercarnos al centro estuvimos esperando un autobús público que no llegaba, incluso compramos el ticket en una máquina automática, pero ahí no aparecía ningún autobús. mientras los turistas que esperábamos poníamos cara de poker, finalmente Isa y yo decidimos acercarnos andando, era un paseito de unos 3 Km ir y otros tantos volver.

Entramos a Sirmione por la única entrada posible, la que pasa junto al castillo, el cual entramos a visitar aunque realmente no tiene gran cosa aparte de tener la gracia de estar rodeado de agua del lago. El otro hito turístico del pueblo es la Grotte di Catullo, unas ruinas romanas situadas al final del pueblo, justo en el otro extremo del castillo. Aparte de esto nos pareció un pueblo muy normalito, eso sí abarrotado de gente hasta los topes. Si lo llego a saber, y con lo que nos costó venir hasta aquí, directamente me lo salto.

Castillo de Sirmione

Grotte di Catullo

Floreada casa en Sirmione
 
Tras decir adiós al Lago di Garda seguimos nuestro camino hacia el sur, nuestro siguiente destino era Cinque Terre, a donde queríamos llegar a dormir. El día aún nos permitió hacer una parada en Fontanellato, un pueblo muy cercano a Parma donde paramos a comprar provisiones y visitar su castillo, situado en pleno centro del pueblo.

Castillo de Fontanellato
 
Para dormir acabamos parando en un pueblo muy cercano a Cinque Terre: Borghetto di Vara. Un pueblo nada turístico y muy tranquilo, que nos venía perfecto para pasar un noche apacible en las afueras del pueblo. Al final no tuvimos la noche tan tranquila porque había un tipo muy raro merodeando por fuera del furgo, haciendo unos gestos muy raros, el caso es que luego llegó otra furgo de alemanes y el tipo se acabó marchando.

Iglesia en medio de la calle en Borghetto di Vara

Casa un poco siniestra en Borghetto di Vara

Miércoles, día 15 de septiembre
Que decir sobre Cinque Terre, uno de los lugares más visitados y famosos de todo Italia. Se trata de cinco pueblos costeros en la región de Liguria, cuya peculariedad es lo empinado de sus calles y sus fachadas muy coloridas. A mi me parecieron una especie de Cudillero en versión italiana, vamos, mejor vendidos.

Cinque Terre está muy mal para visitarlo usando vehículo propio, las carreteras y parkings no son apropiados, la mejor opción es usar los numerosos trenes que unen las localidades de La Spezia y Levanto, los pueblos que están en los dos extremos de Cinque Terre. También es posible visitarlos en barco aunque nosotros optamos por la opción del tren: barato, fiable y muy cómodo. Concretamente compramos la tarjeta Cinque Terre Card, que por 14€ te permite tomar todos los medios de transportes públicos de la zona que quieras, así que lo que hicimos fue ir subiéndonos y bajándonos en los numerosos trenes que pasan para ir visitando los pueblos a nuestro gusto.
Nos hubiera gustado haber echo algún tramo de los numerosos trekings que unen los cinco pueblos entre sí, pero justo los más sencillos como la Via dell'Amore llevan cerrados por desprendimientos desde hace tiempo. Concretamente me parece un poco vergonzoso que publiciten e indiquen la Via dell'Amore por todos los sitios y que lleve cerrada desde hace tantísimos años.

Para no estar dependiendo de la furgo decidimos aparcarla en el area de AC de Levanto, un area de AC de bastante mala calidad para lo que cuesta, pero que nos sirvió para nuestro propósito, y además que cuenta con la ventaja de estar a muy pocos metros de la estación de tren de Levanto.

Una vez en el tren el orden en el que visitamos los pueblos fue yendo primero al más alejado: Riomaggiore, para luego ir acercádonos uno a uno mediante el tren. Nosotros visitamos cuatro pueblos, Corniglia nos lo saltamos porque es el peor comunicado con la estación de tren y porque debe ser el menos atractivo. A continuación paso a hacer una pequeña descripción de cada uno de los pueblitos:

Riomaggiore: Tiene la vista perfecta desde la zona del embarcadero. Nosotros nos centramos en visitar esta zona y luego subimos hasta el castillo al que no se puede entrar pero que te cambia la perspectiva de ver el pueblo desde arriba.Este puebl oestá unicod con Manarola mediante la Via dell'Amore.

Manarola: El que dicen que es el más bonito de los cinco pueblos. A mi me gustó mucho el paseo que dimos por la parte superior desde el puerto hasta la torre de la iglesia, que está en la zona alta del pueblo.

Vernazza: Este es el pueblo en que más rato estuvimos. A destacar la iglesia a pie de mar, la zona del puerto y el castillo desde donde hay muy buenas vistas de todo el entorno. Aquí comimos lo típico que es comprarte un cucurucho de pescado frito y cométerlo en la calle. También hicimos la primada de tomarnos un vino carísimo de la zona que nos costó la friolera de 8€ cada copa, lo peor es que el vino en cuestión era una especie de moscatel dulzón que nos supo malísimo.

Monterosso al Mare: Este es el pueblo más preparado para el turismo. Nosotros lo vimos un poco deslucido porque nos pilló una tormenta al visitarlo. Es muy bonito el paseo de aproximación desde la estación de tren al pueblo, y ya dentro de la localdiad destaca la iglesia de marmol blanco.

Riomaggiore

Manarola (I)

Manarola (II)

Vernazza (I)

Vernazza (II)

Monterosso al Mare (I)

Monterosso al Mare (II)

Jueves, día 16 de septiembre
Aún era jueves y nuestros objetivos en Italia ya estaban todos visitados, así que tocaba ir regresando hacia España tranquilamente por la Costa Azul francesa, temida por sus caros peajes de autopista y sobretodo por los frecuentes atascos. Nosotros la verdad es que tuvimos mucha suerte porque a pesar de que había bastantes tramos en obras en nuestro sentido no pillamos nada de atascos, en el otro sí que vimoss bastantes retenciones.

Tras rodear Genova recorrimos la llamada Riviera italiana y ya entramos en Francia, como íbamos bien de tiempo tenía claro hacer alguna parada en la Costa Azul, pero no tenía claro donde concretamente porque no traía apenas nada preparado. Finalmente decidimos parar a conocer Mónaco, en principio no era un lugar que me llamara demasiado, pero era otro país a tachar de mi lista de países visitados.

El Principado de Monaco es un país muy pequeño encajonado justo entre Francia e Italia. Es conocido sobre todo por la familia real Grimaldi, por su famosa prueba de Formula 1, y por el Casino de Montecarlo. La entrada a Monaco fue bastante horrorosa, muchísimo tráfico por calles muy congestionadas. Daba la sensación de que Monaco era un lugar con muy poco espacio donde se habían querido meter demasiadas cosas apelotonadas. Finalmente llegamos al parking de pago del Oceanographic donde había leído que se permitía aparcar furgonetas y autocaravanas de gran tamaño.

Con la fugo aparcada y ya tranquilos nos dispusimos a ver Monaco. Salimos del Oceanographic y nos fuimos directos a la Catedral donde destaca la tumba de Grace Kelly, la actriz estadounidense que se casó con el rey Rainiero III de Monaco, y quien parece que sigue siendo muy querida por estos lares.

Luego estuvimos callejeando por la parte más antigua de Monaco, que está situada en la parte más alta del principado, donde ya aprovechamos también para comer. Tras ver por fuera el Palacio Real y disfrutar desde las alturas de la vista de Monaco, nos bajamos a la parte baja. Dimos un paseo junto a la zona del puerto deportivo, donde había muchísimas embarcaciones de lujo, hasta llegar al barrio de Montecarlo, la zona más lujosa de Monaco. Allí pudimos entrar al Casino aunque solo a los salones más exteriores, las zonas interiores solo son para gente que va a apostar.

Monaco no daba para mucho más, estuvimos unas cuatro horas y fue más que suficiente. Es un lugar que te deja bastante frío, aunque como curiosidad, y si se tiene tiempo, está bien entrar.

Oceanographic

Catedral

Tumba de Grace Kelly

Zona alta de Monaco

Palacio Real

Vistas de Monaco

Estatua dedicada a la F1

Casino de Montecarlo (I)

Casino de Montecarlo (II)
 
El resto de la tarde lo aprovechamos para ir quitándonos distancia hacia España. Por pereza ni siquiera nos salimos de la autopista para dormir, acabamos pernoctando en una de las numerosas y bien equipadas areas de servicio que existen en las autopistas francesas.

Viernes, día 17 de septiembre
Este día nos lo pasamos conduciendo, solo paramos a ver Arles, un pueblo que sí que traía preparado para visitar. Arles es conocido sobretodo por su anfiteatro romano, en el que actualmente se celebran corridas de toros, pero además de esto Arles tienen otros cuantos atractivo turísticos que hacen que merezca la pena su visita.

Tras aparcar en zona azul cerca del centro nos dispusimos a patear Arles. Lo priemro que visitamos fue el antiguo teatro romano. No está mal, pero queda eclipsado por su vecino el anfiteatro. Tras la visita a este último estuvimos callejeando hasta llegar a la orilla del Ródano. La última visita que hicimos en Arles fue en la Plaza de la República donde entramos a visitar el claustro de Saint Trophime. Mientras regresábamos al parking a recoger la furgo nos desviamos ligeramente para ver desde fuera la Torre Luma, un edificio inaugurado recientemente y diseñado por Frank Ghery, el mismo arquitecto del Gugenheim de Bilbao.

Torre Luma

Teatro

Anfiteatro

Calles de Arles

Tejado del claustro de Saint Trophime
 
Tras avanzar kilómetros por Francia y deja atrás Toulousse, acabamos eligiendo para pernoctar un furgoperfecto en Boussons, en la misma orilla del Ródano, en un lugar muy bucólico donde más que un río el Garona parecía un lago. Este furgoperfecto estaba al lado de un camping municipal, pero aún así nos ofrecía descarga y carga de agua de forma libre así que ni no lo pensamos.
Yo aproveché el atardecer para practicar la fotografía de aves acuáticas con el teleobjetivo, algo que no conseguí debido a la escasez de luz.

Furgoperfecto en Boussons (I)

Furgoperfecto en Boussons (II)

Sábado, día 18 de septiembre

Madrugamos con la intención de estar para la hora de comer en casa, hoy empezaban la fiestas de San Mateo y a mi me apetecía estar con los amigos de fiesta además de que Isa ya tenía ganas de volver a casa, pero nuestro gozo en un pozo cuando vimos que la furgoneta no arrancaba, se notaba claramente que era la batería ya que el medidor de voltaje apenas llegaba a los 5 Voltios cuando debería estar en unos 12V. Lo raro es que a primera hora la habíamos arrancado para moverla hasta la zona de vaciado de aguas y cinco minutos después ya no arrancaba, muy raro.

Llamamos al seguro que enseguida se encargó de pasarnos con un taller francés con la mala suerte de que el tío con el que hablamos no hablaba ni papa ni de español ni de inglés. Acabamos entendiéndole como que no podía ayudarnos porque no tenía un grúa para mover la furgoneta.Yo le intentaba decir que era un problema de la batería, que probablemente no sería necesario tener que moverla, pero nada... Volvimos a llamar al seguro y ya nos pasó otro taller en el que sí que tuvimos suerte, el típo hablaba español y además de ser muy majete trajo una grua bstante grande De todas formas no hizo falta, en cuanto abrió el compartimento de la batería al momento se dio cuenta de que había una pieza de plástico que se había movido y que hacía que la batería no se conectara. Tres horas de espera para semejante tontería...

Ya sin mas incidentes llegamos a Logroño a media tarde, bastante más tarde de lo esperado, pero contentos de regresar a casa después de un viaje tan increíble como este.