jueves, 1 de octubre de 2020

Islas Canarias: Lanzarote

Viene de aquí.

En Lanzarote estuvimos un total de seis días, aunque es una isla muy chula también es muy pequeña, por lo que creo que con alguno menos hubiera sido suficiente, al final nos acabó sobrando tiempo que invertimos en disfrutar del apartamento y de la piscina que habían en él.

Es la isla en la que más relajados estuvimos; creo que siempre recordaré el tiempo tan agradable que tuvimos: unas temperaturas oscilando entre los 20 y 28 grados; las máximas quizás un poco altas pero no se hacían nada pesadas debido a la agradable brisa que corría por todos los lugares de la isla. No recuerdo nunca haber sido tan consciente de disfrutar de un clima tan bueno.

Sábado, día 26
El avión aterrizó en Arrecife poco más tarde de las 13h, antes de su hora prevista, sorprendente, no es algo que me suela ocurrir habitualmente cuando cojo vuelos...

Recogimos el coche que teníamos alquilado en el parking del aeropuerto, nos dieron un Opel Clio, con un motor bastante justito para las fuertes pendientes de las islas que nos tocaba recorrer, pero bueno, la verdad es que aguantó muy bien todo el viaje.

Al salir del aeropuerto con el coche enseguida nos dimos cuenta de como era la isla: grandes llanuras de tierra baldía y malpaís (zonas de roca solificada por donde fluyó la lava en las últimas erupciones volcánicas) con unos cuantos volcanes desperdigados al fondo.

Ya con el coche los primero que hicimos fue ir a Puerto del Carmen, el pueblo donde teníamos reservado un apartamento para estos días en Lanzarote. Antes de ir a hacer el check in paramos en la zona del paseo marítimo a buscar un restaurante para comer, nos decantamos por una cantina mexicana. El ambiente del pueblo era el mismo que vimos en el resto de la isla: muy pocos turistas para la gran cantidad de lugares enfocados al turismo, de todas formas sí que me sorprendió que vimos un número considerable de guiris (a pesar de las cuarentenas por Covid 19 que les ponen al regesar a sus países). 

Paseo marítimo de Puerto del Carmen

El apartamento de la urbanización Cactus nos encantó: teníamos a nuestra disposición la planta baja de una pequeña casita de dos pisos con unas terrazita exterior y una piscina comunitaria muy poco solicitada y que amortizamos bastante bien.

Apartamento Cactus
 
Una vez acomados, por la tarde nos fuimos a conocer unos cuantos lugares de una isla que tenía muy buena pinta. Nos pusimos en marcha sin rumbo no demasiado fijo, improvisando un poco, y la primera parada la hicimos en la Casa Museo del Campesino, un lugar situado en el centro geográfico de la isla donde hay unos cuantos edificios y monumentos dedicados a los campesinos, los edificios y restaurantes los encontramos cerrados (ignoro si debido al covid o al horario) pero estuvimos dando una vuelta por este agradable lugar.

Casa Museo del Campesino
 
De allí nos fuimos a la Caleta de Famara pero al pasar por Teguise decidimos parar a verlo, este es uno de los pueblos más turísticos de Lanzarote y además el único de la isla en la lista oficial de "Los pueblos más bonitos de España".
El pueblo es el típico que se suele encontrar en Canarias lleno de casitas bajita y de color blanco; no le vimos mayor interés. Tras entrar a ver el museo de Aloe Vera y dar una vuelta enseguida nos fuimos. En lo alto del pueblo hay una castillo que se puede visitar pero al verlo con andamios y que estaba bastante arriba decidimos saltárnoslo.

Plaza principal de Teguise
 
La Caleta de Famara es un pueblo curioso: está junto a una playa y lleno de arena por muchas de sus calles; además es conocido por ser muy popular entre los aficionados al surf. Aquí echamos una cervezita tropical, la más popular en Canarias y luego dimos una vuelta muy rápida por la playa ya que había mucho viento y era bastante incómodo estar por allí. Era curioso ver como el viento iba depositando la arena de la playa en la carretera.

Caleta de Famara

Domingo, día 27
Dedicamos el Domingo a visitar la parte sur de la isla. Nos fuimos hasta la localidad de El Golfo donde aparcamos para hacer una pequeña ruta hacia el norte metiéndonos en zona de malpaís, por lo que habíamos leído esta es de las pocas zonas donde se peude transitar libremente dentro del Parque Nacional de Timanfaya. Es un sendero abierto entre las rocas volcánicas que sube bastantes kilómetros hacia el norte y pegado siempre a la costa, pero nosotros nos conformamos con hacer aproximadamente un kilómetro nada más, el camino parecía muy monótono e incómodo y nos pareció más que suficiente.

Andando entre el malpais al norte del Golfo

 El otro atractivo turístico de el Golfo es el Charcho de los Ciclos, una curiosa laguna de color verde intenso situada junto al mar. Se llega a ella gracias a un paseo de dos minutos desde el pueblo. Un lugar muy curioso aunque lo pillamos con mala luz para fotografiar. Nosotros la vimos desde el mirador donde acaba el camino porque la bajada hasta la laguna parecía estar prohibida.

Charco de los Ciclos

Siguiendo hacia el sur hicimos una breve parada en la playa de la montaña bermeja, una playa de arena negra que como curiosidad tiene detrás una montaña que tiende a color rojizo. También paramos en los Hervideros, un lugar de pequeños acantilados con muchas hoquedades donde el agua los días de mala mar se mete hasta dentro.

Playa de montaña bermeja

Los hervideros
 
La siguiente parada la hicimos en las Salinas de Janubio, una laguna de interior también situada junto al mar donde hay instalaciones para la producción de sal. Nosotros las vimos desde un mirador donde hay una cafetería y en la que nos tomamos un vinito de la Geria, el más famoso que se produce en Lanzarote (el cual por cierto nos pareció bastante malo, quizás no supimos acertar). También bajamos a verlas de cerca, donde se hacen las visitas guiadas, pero sin meternos en las instalaciones que estaban cerradas.

Salinas de Janubio
 
A la hora de comer llegamos a Playa Blanca, el pueblo más al sur, y que cuenta con mucha infraestructura turística. El pueblo, sin más, pero desde aquí se accede previo pago de 3€ a las famosas Playas del Papagayo, las más famosas de Lanzarote. En contraste con las del norte que son de arena negra volcánica en esta zona las playas son de arena blanca y fina, tipo Caribe.

Tras transitar con mucho cuidado por la descuidada pista a través de la cual se llega a las playas decidimos pasar de largo la de Mujeres y fuimos directamente a la del Papagayo, buen en realidad la que pensábamos que era la del Papagayo, porque en realidad en la que estuvimos bañándonos y tomando el sol fue la Playa de la Cera. Al irnos de la playa subimos a un roquedo a echar unas fotos y entonces vimos que al otro lado de las rocas había otra playa que sí que era la auténtica playa del Papagayo, muy pequeñita pera con una forma y colores perfectos. La verdad es que no nos importó habernos equivocado porque en esta zona todas las playas son espectaculares.


Playa Blanca

Playa de la Cera

 
Auténtica Playa del Papagayo

De regreso para el apartamento hicimos una parada en la Geria, la zona de producción de vino. El lugar es famoso porque las cepas están colocadas individualmente en agujeros entre la arena volcánica y protegidos del viento por un pequeño cerco de piedras. Este curioso emplazamiento hace a estos vinos producidos con uva malvasía muy singulares.
Nosotros aparcamos en pleno corazón de la zona, en el parking de la bodega Rubicón junto a la Ermita de la Caridad. Además de dar un paseo para fotografiar los viñedos entramos a visitar de forma gratuita las bodegas.

Bodega Rubicón

Viñedos de la Geria

Lunes, día 28
Hoy nos tocaba visitar unos cuantos de los lugares al norte de la isla en los que ha metido la mano el famoso artista local César Manrique, el que se considera gran impulsor de Lanzarote en las últimas decadas.
Primero fuimos a ver la Cueva de los Verdes, aquí César hizo diferentes intervenciones en una cueva de origenal natural que en realidad es un tubo volcánico formado por la erupción del volcán Corona. La visita solo se puede hacer de forma guiada y la verdad es que está muy bien, el hecho de que sea una cueva formada por la lava de un volcán le da un toque original. Comentar que al final de la visita hay una sorpresa que prefiero no desvelar por aquí.

Salida de la Cueva de los Verdes
 
Muy cerquita de la cueva de los verdes está los Jameos del Agua, en realidad es la continuación del mismo tubo volcánico que originó la cueva de los verdes, pero en su salida ya hacia el mar. La palabra jameo se usa para definir un tubo volcánico donde el techo se ha venido abajo.
Los Jameos del Agua es más artificial, aquí hay más intervención de César Manrique, pero realmente es un sitio muy especial, yo me quedo con la visita a este lugar antes que a la cueva de los Verdes.
Primero se visita la cueva donde viven unos cangrejos blancos minúsculos y ciegos, es el único habitat del mundo donde estos seres pueden existir. Luego se sube a una zona donde hay una piscina preciosa creada enteramente por César y finalmente un auditorio dentro de la roca espectacular.

Jameos del Agua (I)

Jameos del Agua (II)

Jameos del Agua (III)

Jameos del Agua (IV)
 
Tras las dos visitas seguimos hacia el norte y llegamos a la zona de costa donde paramos a ver la Playa del Caletón Blanco, la mejor playa del norte, arena fina blanca combianda con roca volcánica y aguas de color turquesa. Lo malo: el viento que suele tirar aquí. 

Playa del Caletón Blanco
 
Tras dar una pequeña vuelta por la playa seguimos la carretera hasta Orzola, el pequeño pueblo desde donde sale el ferry que cruza a la isla vecina de la Graciosa. La isla está muy cerquita pero descartamos pasar porque no me pareció leer que tuviera nada especial.

 

Ferry que cruza a la Graciosa

Lo que sí hicimos tras comer una parrilada de pescado en Orzola fue subir al mirador del Río, también creado por César Manrique. Se trata del mejor lugar para ver la Isla de la Graciosa y se llama así porque el brazo de mar que separa ambas islas parece un río. La verdad es que cuando te topas de repente con la visión de la isla justo enfrente, y tan cerquita, impresiona.
Entrar al mirador, el cual está en un edificio de diseño moderno, cuesta 5€ que a mí personalmente sí que me parece que merece la pena pagar, pero realmente nos lo podemos evitar ya que siguiendo la carretera hay un par de miradores gratuitos parecidos. Estos están mal situados para aparcar el coche así que conviene ir andando desde el parking principal del mirador dle Río, ambos están muy cerquita.

Mirador del Río

 

Martes, día 29
Hoy tocaba visitar el Parque Nacional de Timanfaya, una zona volcánica al 100% originada durantes las erupciones del año 1730. La visita la llaman "Montañas del fuego". Es una pena que no se pueda transitar libremente por el parque, en realidad solo se puede llegar en coche hasta el lugar llamado la Isleta de Hilario que es donde se recoge el autobús que te lleva a dar un tour de 45 minutos por el interior del parque mediante una carretera totalmente restringida al uso de vehículos privados.
Las vistas son muy chulas pero es una pena que solo se pueda ver a través del cristal del autobús, ni siquiera te hacen ninguna parada para que te bajes; nosotros al menos tuvimos la suerte de ponernos en los primeros asientos y así teníamos una visión más amplia.
Según acabas y te bajas del autobús te llevan casi corriendo como ovejas a ver los diferentes espectáculos que montan allí los guardias del parque en referencia al calor que hace debajo de la tierra: meten unos rastrojos en el subuselo para ver como prenden, echan agua con un cubo a un agujero para provocar un geyser artificial y te enseñan la parrilla del restaurante donde cocinan carnes con el calor del subsuelo. 

Autobús por las montañas de fuego (I)

Autobús por las montañas de fuego (II)

Geyser

Vistas de Timanfaya desde el islote de Hilario

Para el resto de la mañana tenía pensado hacer una ruta hasta la Caldera Blanca, un volcán en la zona de Timanfaya que es de los pocos sitios donde se puede transitar libremente.
De camino hacia allí paramos en el Centro de visitantes de Timanfaya que está justo antes de llegar al pueblo de Mancha Blanca desde donde arranca la ruta citada.
La ruta consiste en llanear 4 Km por zona de monótono malpaís para luego acometer la subida al volcán por una de sus laderas; una vez en el cono volcánico se llega a la cima bordeándolo por su lado izquierdo según subes. en total nos salieron 11,5Km y 340 metros de desnivel. Isa le echó valor al asunto y subió hasta el cono aunque se quedó esperándome un poco antes de llegar a la cima.

Al fondo la Caldera Blanca

Vistas desde la cima de la Caldera Blanca
 
Tras acabar de andar regresamos al apartamento a comer y difrutar del buen tiempo en la piscina. Luego a la noche ya descansados salimos a dar un paseo y cenar por Puerto del Carmen que aún apenas lo habíamos visto.
Mientras paseábamos constantemente tuve la sensación de estar andando por un sitio donde debería de haber mucha más gente, me dieron mucha pena los trabajadores de los restaurantes y de las tiendas. El paseo lo acabamos cuando ya estaba anocheciendo en la zona del puerto donde cenamos la mar de bien en la lonja de pescadores.

Paseo por Puerto del Carmen
 
Miércoles, día 30

Era nuestro último día completo en Lanzarote y ya nos quedaba muy poco por visitar así que nos tomamos el día con mucha calma.
A primera hora volvimos hacia el norte para ver el Jardín de Cactus, otra de las obras de César Manrique. Se trata de un jardín muy original con cientos de tipos de cactus traídos de un montón de paises diferentes del mundo. El jardín está como metido en un agujero en el que en lo alto hay un curioso molino usado para el gofio dominando el lugar.

Jardín de cactus (I)

Jardín de cactus (II)

Jardín de cactus (III)

Jardín de cactus (IV)
 
Después paramos en Costa Teguise, junto con Puerto del Carmen y Playa Blanca uno de los tres pueblos donde se alojan la mayor parte de turistas. Allí fuimos a darnos un chapuzón y a tomar un poco el sol en la playa del Jabliyo, yo intenté hacer snorkel ya que es una buena zona para ello, pero no me apañaba bien con las gafas y apenas pude disfrutarlo, torpe que es uno.
Tras estar en la playa fuimos a dar una vuelta por el pueblo, al igual que Puerto del Carmen lo encontramos bastante desangelado; finalmente paramos a comer unos ricos wraps en un tranquilo restaurante.

Playa del Jabillo en Costa Teguise
 
A la tarde más apartamento y más piscina.

Jueves, día 1
Hoy tomábamos el ferry en Arrecife para cambiar de isla a las 11h así que llegamos prontito a la capital para callejear un poco. Aparcamos junto al charco de San Ginés y dimos un paseo por la zona marítima. Lo más relevante por allí es el Puente de las Cadenas que te permite pasar a una pequeña isla donde está el Castillo de San Gabriel donde está el museo arqueológico, nosotros lo pillamos cerrado. Luego nos metimos por las calles más interiores y tras dar una vuelta llegamos a la Iglesia de San Ginés.

Arrecife (I)

Arrecife (II)
 
Llegamos con una hora de antelación para coger el ferry de Naviera Armas que nos dejaría en Las Palmas de Gran Canaria a las 16,30h. El trayecto estuvo muy bien, muy tranquilo, y disfrutando de la cubierta y de las comodidades del barco. Comimos allí mismo, en el buffet del barco.