jueves, 26 de septiembre de 2024

Regreso del viaje a Dinamarca

  -Viene de aquí-

Para no agobiarnos en el largo camino de regreso a casa tenía planificado hacer bastanes paradas, estas al final fueron alguna menos de las que tenía previstas, Isa ya estaba muy cansada del viaje y Paula se estaba empezando a resfriar, así que finalmente aceleramos algo el regreso.

Jueves, día 19
Hoy llegamos hasta Lubeck, una ciudad de la que había leído maravillas y que aunque en España no es muy conocida en Alemania sí lo es, así lo demuestran los muchísimos turistas que encontramos al parar allí.

A la postre Lubeck terminó siendo probablemente la ciudad que más me gustó del viaje, toda una sorpresa. Me encantó su arquitectura de ladrillo rojo antiguo y los miles de recovecos que tiene la ciudad. Su importancia viene de la epoca de cuando fue la capital de la liga Hanseática, una imporantísima asociación de ciudades comerciantes del norte de Europa.

Lubeck, o Lubeca es castellano, es una ciudad con forma de almendra medieval y totalmente rodeada por brazos de agua. Nosotros empezamos la visita entrando, como no podía ser de otra manera, por la puerta Holstentor, la más famosa de la ciudad, esta enorme puerta cuenta con la peculiaridad de estar algo inclinada, como la torre de Pisa. Junto a la puerta están los vistosos edificios de los antiguos almacenes de sal.

Una vez dentro de la ciudad medieval nos dedicamos a perdernos por sus precisosas calles, empezamos visitando la iglesia de San Pedro, la cual actualmente está desacralizada. Por ello dentro de ella se pueden encontrar cosas tan curiosas como un bar o un ascensor que te sube a la torre para poder tener las mejores vistas de la ciudad.

Luego seguimos camino hasta la zona de la catedral, pasando para ello por una zona donde hay unos cuantos callejones que llevan a patios interiores que se pueden visitar libremente. Estos patios son herencia de la epoca mas gloriosa de Lubeck, cuando debido a su riqueza creció tanto que hubo que construir casas en las zonas de patios interiores entre las casas que ya existían, por esta razón estos patios y los callejones que llevan a ellos son públicos, y cualquiera puede entrar a ellos.

Algunos de estos patios y callejones más famosos están en la calle Glockengrieberstrase, da la casualidad que en esta calle aquí también están las casa donde nacieron personajes tan famosos como Gunter Grass y Willy Brandt.

Luego nos acercamos hasta la zona donde está el antiguo hospital del espíritu santo, como no también construido en ladrillo rojo. Cerquita de él está el famoso restaurante Schiffergesellschaft, lo que era el antiguo edificio de la capitanía del mar y donde hoy hay un restaurante ambientado como si fuera sacado de una película de Piratas del Caribe, una pena que no tuviera sitio para sentarnos.

Para el final dejamos la plaza central donde está el Ayuntamiento, construido con un llamativo ladrillo de color negro que le da un aire de como si estuviera quemado. Aquí también está la iglesia de Santa María y la tienda de mazapanes Niederegger, la más famosa de la ciudad, nosotros entramos cuando estaba cerrando pero nos dio tiempo a comprar un par de undiades para probarlos, lo llaman mazapanes pero no tienen nada que ver con los que conocemos en España, a mi me dio la sensación que lo que venden son bombones.

Al anochecer nos fuimos a la furgo, aparcada en un parking al otro lado del río, con la sensación de haber visitado una ciudad mágica.

Puerta Holstentor

Antiguos almacenes de sal

Plaza principal y ayuntamiento

Edificios industriales de típico ladrillo rojo

Viernes, día 20
Lubeck me gustó tanto que la día siguiente, mientras Isa y la peque dormían un poco más, yo me acerqué otra vez a ver algunas zonas que nos habían faltado el día anterior y a repetir otras que me habían impresionado como la plaza central del ayuntamiento.

Esta vez me fui hasta la puerta Burgtor, la otra que se mantiene en pie, en el extremo norte de la ciudad. De camino hacia aquí aproveché para entrar en otra zona muy guay de callejones y patios. 

Puerta Burgtor

Entrada al patio Hellgruenr Gang

Tras la visita a Lubeck ahora nos tocaba atravesar con la furgo Alemania de norte a sur, para ello nos armamos de paciencia, y más cuando tuvimos la mala suerte de pillar muchos atascos en la zona del Rhur.

Querríamos haber llegado más adelante, pero finalmente decidimos parar en el area de AC de la mina de Blegny, en Bélgica, la misma que tanto nos había gustado en la ida.

Sábado, día 21
El plan para hoy era hacer unas cuantas visitas por la región belga de Valonia, en la ida hicimos unas cuantas, pero ahora para la vuelta había reservado otras tantas.

La primera fue en la abadía de Villers, esta fue una importante abadía cisterciense construida en el año 1146 y que actualmente está en estado ruinoso; aún así es un placer visitarla, este era un lugar enorme y ahora se ha acondicionado la visita para poder entrar en todos sus ruinosos, pero espléndidos edificios. A lo largo de mis viajes he visitado muchas abadías de este tipo, y tengo que reconocer que esta es una de las mejores y más grandes en las que he estado. El lugar es tan grande que nosotros cuando entramos a visitarla accedimos por donde no era, y pudimos visitar el lugar sin pagar.

Abadía de Villers (I)

Abadía de Villers (II)

Abadía de Villers (III)

No muy lejos de aquí quedaba Waterloo, el lugar donde se produjo la famosa batalla entre las tropas de Napoleón y el Duque de Wellington, me gustaría haber visitado el lugar pero finalmente lo dejamos para otra ocasión.

Donde sí que fuimos es a ver el ascensor de barcos de Strepy-Thieu. Una curiosa instalación industrial que permite subir embaraciones marítimas desde un canal hasta la zona superior salvando un muy importante desnivel.

El caso es que llegamos al sitio sin habernos informado convenientemente de como se hacía la visita, y total que ni llegamos a entrar a ver el museo ni llegamos a pillar justo al ascensor en funcionamiento, algo que tiene que ser bastante curioso.

Mientras Isa esperaba en la furgo, lo que sí que hice fue ir a dar un paseo con Paula hasta otro ascensor cercano, aunque no tan espectacular, el llamado ascensor número 4. Desde aquí regresé a la furgo siguiendo el curso por otro canal superior. Esta zona me pareció perfecta para recorrerla en bici, una zona muy agradable y también muy llana para poder rodar cómodamente.

 Ascensor de barcos de Strepy-Thieu

Paseo por el canal

A partir de aquí mi intención era haber seguido visitando Valonia, pero entre que Isa ya estaba muy cansada de viajar y que Paula se estaba empezando a resfriar, decidimos acelerar aún más la vuelta a casa. Esa tarde avanzamos hacia Francia y llegamos a pernoctar en Thulin, un pequeño pueblo ya muy próximo a la frontera.

Domingo, día 22
Hoy nos tiramos casi todo el día recorriendo las eternas y aburridas carreteras de Francia. Solo hicimos una parada en la zona del Loira para ver otro castillo que al final nos habíamos saltado en la ida: el castillo de Cheverny

Antes de entrar a ver el castillo paramos a comer en un restaurante junto al castillo e hicimso algo de tiempo a ver si paraba algo la molesta lluvia que estaba cayendo, pero no hubo manera, tuvimos que hacer la visita a remojo. En la parte del interior sin problema, pero para ver los jardines sí que era más molesto. No sé si fue por la lluvia o porque ya estábamos muy cansados del viaje, pero total que este castillo me gustó menos que otros de los que hemos visitado en la zona del Loira.

Castillo de Cheverny (I)

Castillo de Cheverny (II)

Este día llegamos a dormir en Pamproux, donde había una area de AC pequeña pero gratuita, tuvimos la suerte de meternos en el último sitio que quedaba libre.

Lunes, día 23
Mientras Isa preparaba cosas en la furgo yo me fui al centro de Pamproux a comprar la comida para hoy y ya aproveché paa cotillear un poco por el pueblo, al que sinceramente no le vi nada de interés, aunque a veces lo parezca, no todos los pueblos franceses son bonitos.

Iglesia de Pamproux

Desde aquí ya recorrimos lo que nos quedaba hasta casa haciendo solo una parada en la zona de las Landas para comer.