Los últimos fines de semana y puentes se nos habían chafado por diferentes motivos, pero por fin este último pudimos hacer una escapadita, aunque breve, con la furgo.
Decidimos ir a Canales de la Sierra, un pueblo que nos encanta tanto a Isa como a mi, lástima lo lejos que pilla, yo diría que saliendo desde Logroño es el pueblo más remoto de La Rioja. Pernoctamos en su area de AC gratutita, la cual ya hemos usado varias veces, por ejemplo durante el Covid hace unos años
Según llegamos el sábado por la mañana hicimos un
recorrido de travesía entre Canales y Villavelayo. Es un ruta que yo había preparado sobre el papel, y que luego en la práctica resultó bastante confusa para hacer. La ida se hace por un lado de la carretera que une ambos pueblos, y la vuelta por el otro. Eso sí, mayormente se transita por zonas muy poco pisadas, lo cual puede hacer las delicias de aquellos que les gustan los recorridos sin gente, y en plan aventurero. Lo mejor de la ruta fue el picnic que improvisamos con Paula en el mullido cesped de la iglesia de Villavelayo.
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Salimos de Canales |
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Vistas de Villavelayo desde la iglesia |
Por la tarde básicamente estuvimos de relax en el area de AC, solo salí un rato para pasear a Paula con el carrito por las bonitas calles del pueblo. A última hora de la tarde sí que echamos unos pinchos en el bar del pueblo.
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Teatro de Canales |
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Plaza principal de Canales |
El domingo, mientras Isa y Paula descansaban, yo hice una ascensión expres al pico Peñalba. Un recorrido donde sobre todo quería explorar las praderas que había visto desde el coche en el último viaje que hicimos por aquí, cuando pasamos hacia la provincia de Burgos siguiendo adelante la carretera de Canales.
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Vistas desde la cima del Peñalba |
Cuando me reuní con la familia nos movimos hacia Vinigra de Abajo, previo una pequeña parada en la cabecera del embalse de Mansilla.
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Embalse de Mansilla |
En Viniegra de Abajo nos sorprendió encontrarnos los parkings petados de vehículos, y es porque este fin de semana se celebraba el festival Sierra Sonora, un festival de música que no conocíamos y que por lo visto se está haciendo cada vez más famoso. Nosotros aparcamos la furgo en una gran explanada donde todavía quedaban festivaleros rezagados.
Además de dar un paseo por las bonitas calles de Viniegra fijándonos en las numerosas casas de indianos, también aprovechamos para comer de pinchos en un par de bares del pueblo, los cuales hicieron muy buena caja gracias al festival.
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Viniegra de Abajo (I) |
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Viniegra de Abajo (II)
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Viniegra de Abajo (III)
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