Hemos estado por allí 9 días, más que suficiente para ver esta pequeña isla; con 6 o 7 días bastaría. En contra de lo que mucha gente piensa el gran atractivo de la isla son sus paisajes montañosos, de hecho, la mayor parte de los turistas que vienen a la isla vienen a practicar senderismo; especialmente famosas son las levadas, unos antiguos caminos que siguen paralelos a las canalizaciones de agua que se usaban para bajar agua desde las montañas hasta los valles, hay kilómetros y kilómetros de estos caminos repartidos por toda la isla. Lo que defrauda un poco son los pueblos, son todos muy monótonos y apenas tienen reseñable; ni siquiera Funchal, la capital, me gustó.
El que venga a Madeira buscando playa y sol se equivocará rotundamente; apenas hay playas y la mayor parte de las que hay son de roca. Si alguien busca playas tradicionales puede pasar a la isla de Portosanto, la otra isla que forma el archipiélago de Madeira; por 50€ y 2 horas de viaje se puede pasar en barco.
En cuanto a la meteorología nos ha llovido algún día, ¡en algunos momentos bastante!, pero no mientras estábamos haciendo senderismo así que hemos tenido bastante suerte con los momentos en los que le dió por llover.
Aunque alquilamos un coche para recorrer la isla por comodidad decidimos tener el alojamiento todas las noches en el mismo punto, elegimos un hotel en Funchal, concretamente en la zona de Lido que es donde están casi todos los turistas. Madeira es una isla pequeña y no cuesta nada volver al mismo punto todos los días.
Sábado, 30 de Agosto
Teníamos un vuelo directo desde Madrid - Funchal pero como nos resulta habitual últimamente tocó que se retrasara. Total que llegamos a Madeira ya de madrugada; a esas horas ya no funcionaba el aerobus, el autobús que por 5€ te lleva a la zona de hoteles de Funchal. Nos tocó pagar los 40€ del Taxi. Mal empezábamos el viaje.
Domingo, 31 de Agosto
Este día lo dedicamos a ver Funchal. Nos acercamos a pie hasta la zona centro desde Lido, la zona de hoteles, son unos 20 o 30 minutos.
Funchal no nos pareció demasiado interesante, empezamos por recorrer la Avenida Arriga donde está la oficina de turismo y la catedral. Luego nos fuimos por la zona del paseo marítimo hasta el Fuerte de Sao Tiago, curioso por su color amarillo. Debido al sofocanete calor que hacía aquel día nos metimos a darnos un chapuzón en el mar en una zona donde no viene ningún turista ya que se suelen bañar los vecinos que viven en los alrededores del fuerte; una interesante experiencia.
Zona marítima entorno al Fuerte de Sao Tiago
La calle que más nos gustó de la ciudad fue la Rua de Santa María, una calle con mucho encanto en la zona antigua donde las puertas de la mayor parte de las casas están pintadas de diferentes formas.
Lo que no nos dió tiempo este primer día fue de subir al distrito de Monte, esto ya lo dejaríamos para el último día. Regresamos al hotel para disfrutar de la piscina, para una vez que reservo un hotel un poco en condiciones había que aprovecharlo.
Por la noche sí que aprovechamos para dar un paseo por la zona marítima de Lido, llegamos hasta playa Formosa.
Lunes, 1 de Septiembre
A las 9h nos trajeron al hotel el coche que habíamos reservado hasta el Domingo. Se trataba de un Renault Clio, un poco justillo de motor para las tremendas cuestas que tienen las carreteras en esta isla pero la verdad es que dió la talla perfectamente; a pesar de la peligrosidad de algunas carrteras no tuvimos ningún percance en el viaje.
La salida de este primer día con vehículo la hicimos hasta el alto de la Encumeada, allí nos encontramos con la carretera que va hacia Paul de la Serra cerrada así que cambio de planes y bajamos el alto hasta la localidad de San Vicente, el pueblo no lo vimos lo que sí que visitamos fueron las grutas. Habíamos leído como que no merecían la pena pero para nada es cierto, cuestan 8€ pero la visita merece mucho la pena, son unas grutas diferentes a las de roca caliza que solemos ver por aquí; además la visita se complementa con una vista al Centro de Interpretación del vulcanismo.
Grutas volcánicas de San Vicente
Después seguimos la carretera que va de San Vicente hasta Porto Moniz, una de las más espectaculares de la isla. Hicimos varias paradas en el transcurso de este tramo, una de ellas para ver la cascada Velo da Novia.
Cascada velo da novia
Otra parada la hicimos en Seixal, allí soprendentemente nos encontramos con una playa de arena (se suponía que solo había una en toda la isla, la de Prainha). Esta playa de Seixal fue la que más me gustó del viaje, estar en el mar rodeados de naturaleza tan exhuberante fue una auténtica gozada.
Playa de Seixal
Finalmente llegamos a Porto Moniz pero nos nos dió tiempo a meternos en las piscinas naturales ya que por la tarde queríamos hacer uns ruta de senderismo. Pasamos de largo y lo dejamos para otro día.Ya que por la mañana nos habíamos encontrada cerrada la carretera directa tuvimos que dar la vuelta por Porto Moniz para poder llegar hasta Rabacal, la zona donde se hace la levada de las 25 fuentes.
Esta levada se suele hacer con la de do Risco y es una de las más famosas de la isla; a mí no es la que más me gustó pero por ser la primera sí me pareció bastante interesante. La ruta haciendo las dos levadas juntas son unos 11Km con unos 300 metros de desnivel. Hay que tener en cuenta que para llegar a Rabacal hay que hacer 2 Km por una aburrida pista asfaltada que se puede evitar mediante una furgoneta. Este recorrido corresponde con el PR-6.
Esta es una de las rutas donde mejor se puede apreciar el bosque de Laurilva, diferentes tipos de vegetación que están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que son los que predominan en esta isla.
Tras la ruta se nos hizo de noche y tuvimos que regresar a Funchal por una tortuosa carretera pero en la que tuvimos la suerte de encontrar unas nieblas así de bonitas:
Niebas en la zona de Paul da Serra
Martes, 2 de Septiembre
Este día nos fuimos hacia el extremo más oriental de la isla, allí está la punta de San Lorenzo, uan zona que contrasta muchísimo con el resto de la isla ya que es un zona completamente árida, no hay árboles ni apenas vegetación.
Allí hicimos la vereda da Sao Lorenzo (PR-8), un camino de 8Km con continuos sube y bajas que a pesar de transcurrir por zonas muy áridas nos permtirá descubrir acantilados y formaciones rocosas preciosas. Recomendable llevar abudante agua en verano ya que es una zona donde no se podrá recargar agua y en la que no hay sombra. Nosotros lo pasamos bastante mal debido a que no llevamos suficiente agua; por lo demás, una ruta muy bonita.
Después del recorrido hicimos una parada en Prahina, una de las pocas playas de arenas que vimos en la isla. A comer fuimos a Canical y después a dar un paseo por la zona marítima, como en el resto de pueblos no le vimos mayor interés así que en seguida nos fuimos.
Playa de Canical
Antes de llegar a Funchal hicimos una parada en un lugar que creo que bastantes turistas no conocen: el Cristo Rei de Garajau. Es una réplica a menor escala del Corcobado de Rio de Janeiro. Detrás de la estatuta hay unas escaleras que bajan hasta un saliente rocoso muy fotogénico.
Miércoles, 3 de Septiembre
Partimos hacia Ribeiro Frio punto de inicio de dos levadas. La de los Balcoes son simplemente 1,5Km de ida y otros de vuelta. Es sencillo paseo que nos lleva hasta a un excelente mirador de los picos centrales de la isla, los más altos. La otra levada es la de Furado. Esta son 20 Km en total así que solo hicimos la mitad, me resulto bastante aburrida.
Después de andar nos dimos una vuelta por las piscifactorías de truchas que hay en Ribeiro Frío. Este lugar no tiene mucho más así que enseguida nos bajamos hacia Santana. Allí nos llovío bastante así que hicimos tiempo hasta que paró de llover. En Santana solo nos pareció interesante ver la zona donde están las casas típicas triangulares, el lugar a donde van todos los turistas.
Entre Santana y San Jorge hay un viejo camino que va pegado al mar y que unía antiguamente ambas localidades. Es un tramo corto por el que se puede transitar (en total 3 Km ida y vuelta) pero merece la pena ya que es un sendero muy espectacular sobretodo por el hecho de transitar pegado la mar y de sentir las olas romper debajo tuyo. Nosotros llegamos hasta una zona donde hay una vieja plataforma en precarias condiciones por donde daba bastante "yuyu" pasar; no me atreví a continuar a partir de ahí.
Después de conocer este bonito lugar seguimos nuestro camino hacia San Vicente. En esta parte toca transitar por la vieja carretera la cual se hace muy pesada debido a su estrechez y a las continuas curvas, subidas y bajadas. Intentamos visitar el faro de San Jorge pero ni nos bajamos a verlo, no merecía la pena. Donde sí que paramos fue a echar un cacharro en un mirador que hay en Boaventura. La última parada del día la hicimos en Ponta Delgada, pueblo donde encontramos a sus vecinos decorando las calles para las inminentes fiestas.
Ponta Delgada
Jueves, 4 de SeptiembreComo íbamos bien de tiempo este día nos lo tomamos con calma. Pro la mañana simplemente fuimos a Calheta para estar en su playa. Por la tarde regresamos a comer a Funchal y nos limitamos a vaguear por el hotel y la piscina. A última hora sí que cogimos el coche para llegar al mirador de Eira do Serrado (uno de los más famosos de la isla) desde donde se ve el pueblo de Curral das Feiras, un pueblo enclavado en un valle y rodeado completamente por montañas. El pueblo no bajamos a verlo, no debe merecer la pena.
Mirador de Eira do Serrado
Ya anocheciendo paramos en el mirador del Pico dos Barcelos, desde el que dicen se consiguen las mejores vistas de Funchal. Lo que es el mirador estaba cerrado por obras peor aún así pudimos echar alguna que otra foto.
Anochecer en el mirador del Pico dos Barcelos
Viernes, 5 de SeptiembreEl viernes hicimos la ruta que une los picos Arieiro y Ruivo, la ruta que más nos gustó de todas las que hicimos y una de las que más me ha gustado en mi vida. Se trata de un increíble camino que une ambos picos a través de pasarelas, senderos pegados al vacío, túneles y escaleras. Muy masificado de gente pero abosultamente imprescindible.
Este día madrugamos bastante, para las 7 menos cuarto ya estábamos desayunando. La idea era llegar cuanto antes para evitar las temidas nieblas que suelen tapar estas montañas a partir del mediodía.
Tomamos la carretera que salva cerca de 2000 metros de desnivel para subir desde Funchal ( a nivel del mar) hasta el pico Areiro (1818m). Allí empieza el camino (PR-1) que nos llevará hasta el Pico Ruivo (1862m), el más alto de la isla.
Hay un momento donde el camino se bifurca para ir por por el oeste o por el este, nosotros fuimos por el este, que es algo más largo y volvimos por el oeste. El segundo es mucho más bonito ya que transcurre por zonas más espectaculares, entre ellas hasta 4 túneles.
Hubo un momento en el que pensamos que no llegaríamos hasta el final ya que el camino estaba cerrado por desprendimientos. Luego vimos que se había salvado el problema trazando un camino alternativo.
La ruta en total son unos 15Km y unos 750 metros de desnivel acumulado.
Sábado, 6 de Septiembre
El sábado nos desplazamos otra vez hasta Santana. Allí tomamos la pista que sube hasta Queimadas, este es el lugar donde comienza la levada de Calderaio Verde. Esta levada es con diferencia la que más nos gustó de todas las que hicimos. La gente normalmente solo llega hasta donde está la cascada final pero si se sigue por el mismo camino y tras subir una parte de escaleras se puede conectar con la levada de Calderaio del Infierno, esta parte final merece mucho la pena ya que es la más bonita pues es cuando se pasa por los lugares más espectaculares; además encontraremos muchísima menos gente.
Llegando hasta el Calderaio del Infierno en total son 18Km prácticamente llanos. Es importante avisar de que es absolutamente necesario hacer la ruta equipados con frontales o linternas ya que se pasan numerosos y largos túneles.
Por la tarde nos calló el diluvio universal así que nos volvimos a Funchal a descansar por el hotel.
Domingo, 7 de Septiembre
Este era nuestro último día con el coche. Lo primero que hicimos fue ir hasta Porto Moniz para bañarnos en las piscinas naturales. Seguramente este sea el lugar de Madeira que más turistas concentra. Son unas piscinas que se nutren del agua del mar; sobretodo tienen la gracia de ver romper las olas justo al lado de donde te estás bañando. Después de estar en las piscinas nos dimos una vuelta por el entorno del aquario, pero no entramos.
Piscinas naturales de Porto Moniz
Ya en el camino de vuelta subimos con el coche al Cabo Girao, con 580m de altura es el segundo acantilado más alto de Europa.
Plataforma en el Cabo Girao
La última parada del día la hicimos en Cámara de Lobos, un pueblecito pesquero que está al lado de Funchal. Este seguramente sea el pueblo que más me gustó de todos los que ví en la isla.
El coche lo devolvimos esa noche, justo llegamos al hotel a las 21h que es la hora que había puesto como prevista para la entrega.
Lunes, 8 de Septiembre
Este día lo aprovechamos para subir a Monte, el distrito de Funchal que está en lo alto de una de las laderas. Cogimos el teleférico para subir (10€ solo la subida, 15€ ida y vuelta). Fuera del teléférico, ya en Monte, te das de bruces con el Jardín Tropical, un lugar al que merece la pena entrar ya que hay un montón de árboles y plantas exóticas. Los otros jardines famosos de Funchal, el jardín botánico, no lo vimos.
Invertimos gran parte de la mañana en recorrer el jardín, cuando salimos nos encontramos con los carreiros. Esto es una tradición que suelen probar la mayor parte de turistas y que consiste en que dos tíos te bajan en una especie de carreta por las estrechas y empinadas calles; además cuenta con el plus de emoción de que son calles por donde circulan vehículos constantemente. Como buenos turistas pagamos los 30€ que cuesta bajar dos personas los 2Km de calles. Antes de lanzarnos también visitamos la Iglesia de Nuestra Señora de Monte.
Carreiros
El lugar donde te sueltan del carro hay un montón de taxis esperándote para bajarte a Funchal pero nosotros lo declinamos amablemente. Bajamos a pata y aprovechamos la tarde para visitar alguna cosa del centro que nos faltaba entre ellas el mercado de lavradores, el más famoso de la ciudad; no me gustó demasiado, en el piso de arriba son muy cansos con el turista.
Con esto se acabaron nuestras vacaciones en Madeira ya que al día siguiente salía nuestro avión para Madrid vía Lisboa.