He titulado este artículo como "Costa da Morte" aunque no sólo hemos estado en ese lugar tan especial de La Coruña, sino que en estos 6 días nos hemos recorrido casi toda la provincia entera y parte de la de Lugo.
Nuestra primera intención era recorrer toda la costa atlántica de Galicia pero esto era demasiado, las rias baixas las dejaremos para otra ocasión.
Día 12, sábado
Recorrimos la autovía del Cantábrico para entrar en Galicia por la provincia de Lugo, concretamente por su primera localidad al este: Ribadeo. Aquí paramos a comernos un bocata. Lo que es el pueblo no nos pareció gran cosa pero sí que nos gustó la zona costera camino del faro.
Un poco más allá de ribadeo está la Playa de las Catedrales. Habíamos leído en Internet que para apreciarla en todo su esplendor hay que visitarla en horas de marea baja ya que sino no se puede acceder a todos su recovecos.
Cuando llegamos eran las 5,30 y la marea baja se había producido tan sólo una hora antes; aún así parece que tardamos demasiado, el agua había subido ya lo suficiente como para no dejarnos pisar la arena. Una pena.
Seguimos nuestro viaje hacia el oeste. Hicimos una parada corta para ver la basílica de San Martiño de Mondoñedo, una pequeña catedral muy interesante.
También visitamos la Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península ibérica. Un lugar impresionante.
La estaca de bares
Se
nos hizo de noche ya en las proximidades de Ortigueira, así que
decidimos parar y pernoctar en un pequeño hotel de montaña cercano.
Día 13, Domingo
La mañana nos recibió con una copiosa lluvia. Aún así no nos echamos atrás, seguimos con nuestro viaje. Nuestro siguiente destino: Los acantilados de San Andrés de Teixido. Con sus 612 metros de caída vertical son los más altos de toda la costa Atlántica de Europa. Allí también visitamos el Santuario del propio pueblo de San Andrés de Teixido, del que dicen que o vas de vivo o vas de muerto.
En Pontedeume dimos una vuelta por el pueblo y después de comer nos acercamos con el coche a ver el Parque Natural de las "Fragas do Eume". En las Fragas fuimos a ver el monasterio de San Juan de Caaveiro. Cuando llegamos no había nadie y estaba una valla echada, ya que estábamos allí no nos íbamos a ir sin entrar. Decidimos colamos a través de unos agujeros en las vallas. Cuando ya salíamos nos pillaron los guías del monasterio que llegaban entonces para abrir las visitas guiadas..., aún así también entramos con ellos dentro, doble visita :)
Pontedeume | |
Divertido puente colgante | Monasterio de Caaveiro |
Nuestra última parada antes de llegar a Coruña fue en la villa medieval de Betanzos, un pueblo lleno de historia perfecto para ver piedras e iglesias.
Cerca del anochecer llegamos a La Coruña. Después de encontrar el hotel Brisa (de 1*, como todos en los que nos alojamos) no nos dio tiempo más que a dar una vuelta el campo de fútbol del Deportivo y por las playas de Riazor y de Orzán.
Día 14, Lunes
A primera hora nos acercamos la Parque de Santa Catalina para ver el Museo de la Ciencia.
El resto del día nos lo pasamos en la zona marítima, los atractivos de A Coruña están allí.
Recorrimos todo el paseo marítimo. Al pasar por el Castillo de San Antón no pudimos entrar porque estaba cerrado. Lo que no me gustó fue el Casco antiguo, me pareció muy ramplón, sin ningún atractivo especial. Comimos en la Plaza de María Pita donde está se encuentra el ayuntamiento.
La ciudad de cristal | El ayuntamiento |
Ya por la tarde nos acercamos al otro extremo del paseo marítimo donde bajo mi punTo de vista está la zona más bonita de la ciudad: la Torre de Hércules y su entorno.
En los alrededores del faro está el Parque Escultórico, una auténtica delicia para los sentidos. Son una serie de senderos y jardines salteados por un gran número de esculturas.
Estatua de Caronte | Faro de Hércules |
El resto de la tarde la pasamos dando un paseo por la zona opuesta de la ciudad, donde vimos el obelisco del Millenium y el ascensor que sube al monte San Pedro, a este no pudimos entrar porque los Lunes se encuentra cerrado.
Día 15, martes
La mañana nos la pasamos en el Domus, el museo dedicado al hombre, muy interesante todo él.
Por la tarde dejamos La Coruña y partimos hacia la Costa da Morte. Hicimos una breve parada en Vimianzo para ver su castillo antes de llegar a Camariñas.
En Camariñas hicimos una ruta a pie de un par de horas que nos llevó hasta la ermita de la Virgen del Monte, un lugar inolvidable donde hicimos unas fotos preciosas del anochecer.
Hicimos noche en el hotel rústico de Puerto Arnela, doy su nombre porque me encantó, el más barato de todos nuestros alojamientos y el más bonito.
Esa noche aprovechamos para meternos en el propio restaurante del hotel una magnífica mariscada, por 40€ nos sacaron percebes, nécoras, langostinos, navajas, almejas, berberechos... lo único que dejamos fue las nécoras, yo más bien soy de marisco pequeño.
Venir a Galicia e irse sin probar el marisco habría sido poco menos que un delito.
Ermita de Virxe do Monte | Marisco gallego |
Día 16, miércoles
A primera hora del día estuvimos en el Cabo Villano. Esta es una de las zonas críticas de la Costa de la Muerte, es increíble la cantidad de barcos que han encallado en las proximidades de esta zona.
La villa marinera de Muxía se hizo conocida hace unos años debido a la tristemente famosa catástrofe del Prestige. Fue uno de los pueblos más afectados por el temido chapapote. Todavía se podían ver restos de él en las rocas de más difícil acceso.
Restos de chapapote en las rocas | Iglesía de la Virgen de la Barca |
Fisterra nos gustó mucho. Dimos un amplio paseo por este interesante pueblo marinero y aprovechamos para comprar algún recuerdo de Galicia. En las afueras de Fisterra está su magnífica iglesia del S. XII, , nos encantó a los dos.
Más allí de la iglesia se encuentra el famoso faro de finisterre. Este es el punto más occidental de la península ibérica y aquí es donde pensaron los romanos que se acababa el mundo, que más allí no había nada y la verdad es que esa es al impresión que da.
Cerca del fin del mundo | Iglesía de Santa María das Areas |
Al volver del cabo entramos a ver el museo de la pesca, situado en el Castillo de San Carlos, en la propia villa de Fisterra.
De allí partimos hacia Santiago de Compostela, nuestro último destino. En el trayecto empezó a diluviar pero a pesar de ello paramos a ver rápidamente un par de pueblos interesantes: Corcubión y Carnota. Carnota tiene el horreo y la playas más grande de Galicia.
Me sorprendió mucho ver en Cee, otro pequeño pueblo pesquero por le que pasamos, una fábrica de carburos metálicos de ferroatlántica. Paramos el coche para echarle unas fotos. Me encanta la fotografía industrial.
Llegamos empapados a Santiago y tuvimos que buscar un alojamiento a última hora, tras barajar varias alternativas al final nos alojamos en una pequeña pensión situada al lado de la villa histórica y la cual nos consigió el tipo de un bar.
Día 17, jueves
Disponíamos de un día entero para ver Santiago de Compostela. Empezamos por ver el Parque de la Alameda, una preciosa zona verde desde la que hay una magnífica vista de toda la zona histórica de Santiago.
La zona histórica es impresionante, son un montón de calles plagadas de iglesias, plazas, edificios históricos y sobretodo... el monumento más visitado de toda Galicia: la Catedral de Santiago, el lugar donde se dice que están los restos del apostol Santiago y donde finaliza el camino de miles de peregrinos cada año.
Dentro de la Catedral estuvimos aguantando la misa de las 12 (misa del peregrino) y tuvimos la suerte de que la acabaron lanzando el botafumeiro.
La Catedral está en uno de los lados de la enorme Plaza del Obradoiro, allí también están el Palacio de Raxoi (sede del Ayuntamiento y de la Xunta de Galicia) y el Hostal de Los Reyes Católicos.
Tiraboleiros preparando el botafumeiro | Fachada de la Plaza del Obradoiro |
Por la tarde estuvimos viendo dos de los museos de la ciudad: el Museo do Pobo Galego (etnográfico) y el CGAC (arte moderno).
Al salir de los museos entramos a ver una exposición interactiva de nuevas tecnologías aplicadas al turismo llamada Galixia Digital.
Una paellita de marisco para cenar y ya de vuelta para la pensión, al día siguiente ya regresábamos para Logroño. Esta vez elegimos la carretera de León-Burgos, unas 6 horas de trayecto yendo bastante apurados de tiempo porque Edith entraba a trabajar esa misma tarde.