Para hacer tiempo hasta que llegara el resto del grupo, y aprovechando que era la última noche de fallas en Valencia decidimos parar a ver la cremá Cuando llegamos ya eran cerca de las 12 de la noche, pensamos que habría muy pocas fallas y que en una ciudad tan grande nos iba a resultar imposible encontrarlas. Llamamos a un amigo para preguntarle y nos dijo que nos saliéramos por cualquier calle, que nos podíamos encontrar quema de fallas en cualquier calle o barrio. Así lo hicimos, fuimos con el coche callejeando por toda la ciudad a la caza de todas la fallas que pudimos.
Al final no vimos demasiadas porque llegamos un poco tarde, y con el coche cargado de bolsas de viaje a la vista. Aún así la experiencia me gustó mucho, me pareció algo muy original.
La única falla que vimos antes de ser quemada | Otra falla, de un dragón, ésta ardiendo |
Al llegar a San Juan, ya estaba el resto de la cuadrilla esperándonos. Subir las mochilas al piso, maravillarnos ante el piso que teníamos delante, sortear el reparto de habitaciones y dormir. No nos dió tiempo a más, eran cerca de las 5 de la mañana.
Vistas paradisiacas
Cuando nos levatamos el día siguiente fuimos a Alicante. El día estaba malo y lo único que vitiamos fué el castillo de Santa Bárbara.
Vistas desde el Castillo | La cuadrilla posando |
Comimos en un centro comercial y como el tiempo no mejoraba decidimos pasar la tarde en la casa. Partidita de póker por la tarde y ya por la noche de farra, todos menos yo, que me entró un dolor horrible de cabeza y me quedé durmiendo.
En la mañana del viernes el tiempo mejoró y pudimos bajar a dar un paseíllo por la playa. La playa de San Juan, además de ser una playa de muy buenas condiciones es muy grande, unos 14 kilómetros de arena.
Después de comer volvimos a Alicante a pasar la tarde del viernes. Estuvimos por la zona del paseo marítimo y por el casco histórico.
Pienso que si a Alicante le quitas la playa y el castillo apenas le quedan atractivos que mostrar a los turistas.
El sábado todavía hizo mejor tiempo, bajamos a tumbarnos a la playa y algunos valientes hasta se metieron en las frías aguas. Comimos una paellita en un chiringuito de la playa donde nos reímos mucho y ya subimos al piso a hacer la digestión después de la comilona, el resto del día-noche la verdad es que lo tiramos bastante, se puede resumir todo lo que hicimos en una sóla palabra: póker. Nos ha dado fuerte.
El domingo, a eso de las 12 de la mañana, algunos de los del grupo ya nos volvimos para tierras riojanas.