Llegamos el sábado y sin prisas; cuando nos pusimos a caminar para hacer la primera ruta del viaje eran las 12,30h pasadas; nos tocaría andar en las horas en la que el sol más aprieta pero el viento que soplaba nos ayudó a no sofocarnos demasiado.
Empezamos a andar desde las inmediaciones de la Ermita de Santa Catalina situada en las afueras de Mansilla. Se trata de una Ermita Románica del S. XII situada en un lugar encantador, justo en un bello rincón al lado del embalse de Mansilla.
La ruta que hicimos fue de 9Km y 400 metros de desnivel acumulado. Partiendo desde la Ermita de Santa Catalina subimos hasta dos cimas de curioso nombre situadas al otro lado del embalse de Mansilla: la Morra de Valdonsancho y el Cucurucho. Lo mejor del recorrido fue la tranquilidad que se respira en esta zona, totalmente aislada y todavía no conocida por el gran público. También nos sorprendió lo bonita que se pone esta zona en primavera; el color verde inunda las inmensas montañas que hay alrededor. -Ver ruta en Senderioja-
Tras el recorrido paramos en Mansilla a comernos los bocadillos que traíamos preparados de casa y que nos supieron a gloria bendita. Después nos echamos algo de siesta y dimos una vuelta por el pueblo el cual por cierto tiene apenas 50 años de existencia. El antiguo Mansilla fue "fagocitado" cuando se construyó el embalse, en el año 1960, y el pueblo actual se construyó entonces.
Después, seguimos la temida carretera LR-113 dirección Burgos. Villavelayo lo pasamos y dejamos para otra ocasión, donde sí que paramos fue en Canales de la Sierra, ya el último pueblo de La Rioja y donde muy cerquita nace el río Najerilla.
Tras la vuelta que dimos por el pueblo nos pareció especialmente interesante el edificio donde está el que fue el teatro más antiguo de La Rioja. Es un edificio donde también destaca la torre del reloj y el papamoscas. Al regresar hacia el coche tuvimos la suerte de "pillar" una vista guiada y pudimos ver el teatro por dentro.
Antes de irnos de Canales hicimos un pequeño recorrido hasta la Ermita de San Juan situada a 3 Km del pueblo. La verdad es que es una excursión sin apenas interés, se trata simplemente de seguir una aburrida pista que llega hasta allí. El mayor interés que tuvo el asunto fue el rebaño de vacas que se nos juntaron cuando estábamos llegando a la Ermita y que no se separaron de nosotros mientras estuvimos por allí. Se nota que por aquí apenas pasa nadie; las vacas parecía que estaban viendo a auténticos extraterrestres.
Cansados nos dirigimos hasta Viniegra de Abajo donde teníamos reservada una habitación en una casa rural del pueblo.
Al día siguiente y tras el desayuno en la casa rural nos despedimos de la simpática dueña y nos dedicamos a dar una vuelta por Viniegra de Abajo. La verdad es que es un pueblo precioso: el empedrado del suelo está en perfectas condiciones, se nota que es un pueblo muy cuidado; hay casas de piedra muy bonitas, algunas de ellas son de estilo indiano.
Antes de irnos a comer nos dió tiempo a conocer otra de las joyas de esta zona: Viniegra de Arriba. Es un pueblo quizás menos cuidado que su vecino de abajo pero por contra situado en un entorno para mí mucho más espectacular, el pueblo está justo metido en el valle del río Ormazas y rodeado por montañas de 2000 metros de altura las cuales le dan un ambiente espectacular.
Me estuve un buen rato deleitando mientras contemplaba la majestuosidad del entorno y la belleza del pueblo. Ahora mismo lo pongo entre uno de mis tres pueblos preferidos de toda La Rioja, lástima que esté tan lejos. De todas formas estoy seguro de que pronto volveré para subir las increíbles montañas que lo rodean.
Ya de vuelta a Logroño paramos a comer en el auténtico referente gastronómico de la zona: La Venta de Goyo.