Refugio de Lizara (I) | Refugio de Lizara (II) |
No había estado nunca en un refugio de alta montaña de este tipo y la verdad es que ha resultado ser una experiencia única. Alojarse en ellos la verdad es que cambia en ciertas cosas respecto al alojamiento tradicional al que estamos acostumbrados en pensiones u hoteles. Podría enumerar muchos detalles que demuestran esto:
-Las habitaciones suelen estar compuestas por un gran núemro de literas (la mía por 8) en las que no hay sábanas y hay que traerselas de casa, alquilarlas o usar un saco de dormir.
-No hay armarios ni cajones para guardar la ropa y los objetos privados sino que hay taquillas donde cada uno se preocupa de guardar sus cosas.
-Se come en grandes mesas en las que se junta a mucha gente (se conozcan o no) y en las que se comparte la comida en grandes bandejas para que cada uno se sirva. Al acabar, los comensales son responsables en colaborar con la limpieza de la mesa y con la recolección de los cubiertos y vajilla.
Para los que amamos la montaña estos lugares son como auténticos santuarios, todo está orientado a satisfacer a los montañeros que allí pasamos los días: hay fuentes de agua fresca para el llenado de cantimploras, multitud de mapas y folletos informativos, menús especialmente indicados para senderistas (el régimen de alojamiento suele ser de media pensión: desayuno y cena fuerte, la comida se suele hacer en la montaña), el horario está especialmente diseñado para favorecer a los que madrugan, a las 22:30 ya se quitan todas las luces y por la mañana a las 7,30 ya se empieza a ofrecer el desayuno.
Los días allí los he aprovechado tremendamente. El viernes llegué a la hora de comer, me comí un bocadillo que traía de casa y sin más dilación me lancé a subir el Bisaurín por la tarde. [Consulta ruta en Senderioja]
Al siguiente día (sábado) me desplacé con el coche hasta el valle de Hecho para aparcar en la Selvade Oza y subir a otro clásico de ésta zona: el Castillo de Acher. [Consulta ruta en Senderioja]
Hoy he madrugado y tras las paliza de los dos días anteriores he buscado una ruta más tranquila por las suaves cimas de la Sierra de la Estiva. [Consulta ruta en Senderioja]
Me voy de allí también con el gran sabor de boca de comprobar el buen rollo que tiene la gente en éstos sitios. A mi me recibieron de la mejor manera posible, tanto los grupos de montañeros que allí pernoctaban como los guardias del refugio.