Día 1 y 2: Sierra de La Estrella
El viaje de ida no se nos ha echo demasiado pesado, yo pensé que recorrer tantos kilómetros de golpe me iba a sentar mal pero para nada, música de Extremoduro y todo el rato de risas y hablando con Edith. Unas cuantas paraditas para descansar, unos bocatas, y nos plantamos en tierras lusas, un poco más adelante nuestra primer destino: La Serra Da Estrela (Sierra de La Estrella), el sistema montañoso más alto de Portugal (1993m en su punto máximo, el pico Torre) y que alberga un parque natural con el mismo nombre. Como no quedaba mucho tiempo para anochecer decidimos hacer noche en un camping. Tras montar la tienda de campaña que nos prestaron como pudimos (aquí abajo podéis ver el resultado) nos dedicamos a trapiñarnos unas latitas de cena y a explorar el resto del camping que la verdad es que daba bastante miedo: la oscuridad y la sensación de abandono que presentaba por algunas zonas no daban muy buen rollo.
Engendro de tienda
A la mañana siguiente recogimos todos los tratos en el coche y nos pusimos en marcha, fuimos a visitar un pueblo típico de la sierra de la estrella: Manteigas. Después fuimos a un lugar llamado Poco do Inferno (Pozo del Infierno) a ver unas cascadas cercanas, con la mala suerte de que parece que ha llovido poco últimamente y apenas bajaba agua. En esta zona me ha sorprendido el mal estado en el que se encuentra gran parte de la vegetación de montaña, esto se debe a los continuos incendios que se han producido los últimos años en Portugal. Concretamente hemos visto un valle de origen glaciar (valle del río Zézere) que estando en buen estado tiene que ser precioso, ahora es de color negruzco y sólo tiene rocas, apenas tiene hierba y ya ni hablemos de árboles. Más tarde nos hemos perdido por carreteras de montaña que parecía que no nos iban a sacar nunca de la sierra de la estrella, finalmente tras recorrer abundantes kilómetros hemos conseguido salir y ya nos hemos puesto en camino hacia nuestro siguiente destino: Coimbra, la ciudad universitaria. Tras aparcar el coche gratis en el parking de un centro comercial (ahí he estado avispao) nos hemos puesto a buscar pensión, al poco rato hemos encontrado una bastante decente y no hemos dudado en elegirla.
Día 3 y 4: Coimbra
Coimbra creo que ha sido lo que más me ha gustado de las vacaciones. Es una ciudad muy animada, sobretodo gracias a su extensa comunidad de universitarios, me atrevería decir que tres cuartas partes de la población de Coimbra mientras dura el curso académico es menor de 25 años. Una cosa que me llamó mucho la atención respecto a los universitarios es que muchos de ellos viven agrupados en casas que se llaman repúblicas. Estas repúblicas más que un lugar de estudio parecen casas ocupadas, están llenas de pintadas y grafitis, banderas, cervezas en las ventanas...
Hemos visitado bastantes cosas, estas que pongo a continuación son las que más me han gustado:
-Por supuesto que la Universidad. Es impresionante, no tiene nada que ver con otras universidad ultra modernas que había conocido; la universidad de Coimbra es muy antigua, una de las más antiguas de Europa y está formada por una serie de edificios gigantescos y muy bonitos. La magnificencia que tiene parece propia de un país soviético.
Edificios de la Universidad | Ecuciones e integrales en los muros... |
-Portugal de Los Pequeñitos es una de las visitas más concurridas de Coimbra. Se trata de una especie de parque temático donde hay réplicas de miniatura de todos los edificios más famosos de Portugal. Después de ver esto ya podíamos habernos ido para Logroño, total ya habíamos visto todos los monumentos del país. Además no sólo se pueden ver cosas de Portugal, también de antiguas colonias portuguesas como Brasil, Mozambique o Angola. Viendo este parque se puede apreciar la supremacía naval y el esplendor que tuvo Portugal hace 5 o 6 siglos.
Pequeñines (1) | Pequeñines (2) |
-El jardín botánico. Hay una buena variedad de arboles y arbustos. Me gustó mucho la distribución del espacio y unos cuantos ejemplares de arboles que tienen.
Paseo en el jardín | Arbol gigante |
- El museo de armas. Ha sido el primero que veo y no me ha defraudado. Me ha gustado porque no muestra armas antiguas sino que todas son del siglo XX, que son las más "molonas". Hemos visto desde obuses de principio de siglo hasta tanques y cañones pasando por clásicos como la pistola 9mm Parabellum o el fusil Kalashnikov.
Armas pesadas | AK-68 Kalashnikov, todo un clásico |
Día 5, 6, 7 y 8: Lisboa
De Coimbra partimos hacia Lisboa, para llegar cogimos la carretera que une Oporto y Lisboa y que es la que más tráfico soporta de Portugal. La verdad es que iba un poco preocupado con lo que había oído sobre la forma de conducir "poco civilizada" de los portugueses pero mis temores eran infundados, no conducen nada mal, yo diría que incluso corren menos que los españoles.
Mientras íbamos conduciendo al pasar por Batalha vimos el Monasterio de Santa María da Victoria a un lado de la carretera y decidimos parar para visitarlo. Al acercarnos nos impresionó las enormes dimensiones que tiene, la pena es que sólo lo pudimos ver por fuera ya que estaba cerrado. Batalha está muy cerca de Fátima, pueblo muy conocido debido a su famosa virgen.
Monasterio de Sta Mª Da Victoria
A Lisboa llegamos más tarde de lo previsto; imaginaos lo que es entrar por primera vez siendo de noche y con mucho tráfico en una ciudad que no conoces y que tiene cerca de tres millones de personas viviendo en su área metropolitana. Lo peor de todo además era que no sabíamos ni a donde íbamos porque todavía teníamos que buscar alojamiento, intentamos entrar lo más cerca posible del casco histórico porque queríamos alojarnos en el centro pero esto fue una pesadilla, había muchísimo tráfico y además todo era zona azul. Mientras estábamos parados en un semáforo recuerdo que ocurrió una anécdota graciosa, se bajó un hombre del coche que estaba justo detrás mío y cuando llegó hasta mi ventanilla la bajé para ver que quería; el hombre se identificó como policía...sólo me dijo que encendiera las luces, que las llevaba apagadas... la verdad es que cuando se acercó yo los tenía de corbata. Al final decidimos aparcar en un parking de pago, algo que había estado evitando todo el rato hasta que finalmente me rendí.
Después vino lo peor: con todas las mochilas al hombro y cargadas hasta los topes nos pusimos a andar con la intención de buscar una pensión baratilla. Sabiendo que eran cerca de las 11 de la noche y que todavía no habíamos cenado la situación era bastante desesperante. Tuvimos suerte de encontrar una pensión en el centro de la ciudad, justo al lado de la plaza de Pedro IV en el distrito de Rossio. En ella sólo nos cobraban 25€ por una habitación doble. Edith y yo tendríamos que dormir juntos, pero bueno, ninguno de los dos tuvimos ningún problema en ello. En cuanto a la pensión, pues decir que era oscura y triste, daba bastante mal rollo y los encargados parecían una banda de mafiosos, Edith y yo nos reímos bastante bromeando con esto. La habitación pues tenía lo justo y necesario: un baño minúsculo y una cama de matrimonio con dos armarios pequeños a cada lado y una mesilla pequeña al lado de la ventana donde nos comíamos nuestros super-desayunos. Esta ventana daba a un patio interior por el que lo mejor era no mirar...
Vistas
El primer día en Lisboa me agobié un poco ya que no madrugamos y yo empecé con mis neuras de pensar que no nos iba a dar tiempo a ver Lisboa en los días que nos quedaban de vacaciones. Bueno, tras deliberar durante un rato por donde íbamos a empezar decidimos ir al barrio de Belem. Fuimos en tranvía, un medio de transporte que todavía se usa en Lisboa. Mientras híbamos desde el tranvía vimos el famosos puente 25 de Abril que cruza el Tajo. En Belem vimos el Monasterio de Los Jerónimos, la Torre de Belem y el Padrao dos Descubrimientos. Al regresar entramos a ver el museo de historia (el cual me resultó bastante aburrido). Por la tarde estuvimos por la zona de la Praca Do Comercio (Plaza del Comercio) y callejeando por el barrio de Baixa. En este último, a pesar de ser un barrio céntrico me sorpendió la cantidad de pequeños camellos que me intentaban vender diversas sustancias ilegales, sobretodo hash como ellos decían; creo que me veían cara de delincuente. Era increíble, cuando menos te lo esperabas te asaltaban en medio de la calle en una de las zonas por donde más gente pasa en toda la ciudad.
El segundo día nos pusimos a andar dirección norte, hacia la Avenida da Liberdade (Avenida de la Libertad). Estuvimos en la céntrica Praca dos Restauradores (Plaza de los Restauradores). Intentamos entrar al jardín botánico pero era bastante caro y decidimos saltárnoslo, a lo que sí entramos fue al museo de ciencias. Vimos el parlamento del país. Andamos por el Barrio Alto y por Chiado, un barrio con un montón de comercios y tiendas. Tras el palizón regresamos a la pensión a descansar y a ducharnos. La ducha a mi me sentó bastante mal porque cuando salía de ella me resbalé y me caí de espaldas, me dí un golpe horrible porque no me dio tiempo a poner las manos ni nada. Cuando me fui a levantar no sabía ni si me había roto algo, sentía un dolor espantoso en la espalda pero por fortuna no me rompí nada, sólo tenía un gran moratón en la parte baja de la espalda. Bajamos a una farmacia y me recetaron un pomada que me funcionó muy bien. A pesar del dolor no me quise quedar en la pensión, salimos a visitar el que creo que es el barrio más turístico de Lisboa: la Alfama. Se trata de un barrio antiguo, muy auténtico y que apenas ha sido reformado, conserva la mayor parte de su fisionomía original, cosa que pocas zonas de Lisboa pueden decir. La mejor manera de conocer la Alfama es perderse por sus estrechas callejuelas, escaleritas y callejones, a pesar de mis dolores así lo hicimos Edith y yo. En el camino no dejamos de visitar la Catedral de Sé y sobretodo el magnífico Castillo de San Jorge. Desde el castillo, que se encuentra situado encima de una colina que domina toda la ciudad, conseguimos las mejores vistas de Lisboa y además capté unas fotografías realmente buenas cuando justo empezaba a anochecer.
El tercer día aprovechamos para acercarnos a Sintra, un pueblo cercano a Lisboa (se llega en media hora). Decidimos no tocar el coche que estaba muy bien aparcado en el parking y cogimos un tren de cercanías que nos dejó en la entrada de Sintra. Por allí se veía a mucha gente revoloteando, se notaba que es un pueblo muy turístico. Entramos a ver el Palacio Real donde vivieron los monarcas portugueses durante diez siglos. A donde no subimos fue al Parque da Pena, situado en lo alto de un monte de 529m. Ahí se encuentra el Castillo de los Moros y el Palacio Nacional da Pena porque nos pareció un robo que nos cobraran 7 euros por subir en autobús para luego clavarnos otro tanto por entrar al palacio. Pensé en subir a pie, eran 2 horas de pateada pero con el calor que hacía y el estómago recién llenado no daban muchas ganas. Al regresar hacia Lisboa hicimos una paradilla en Queluz, dimos una vuelta pero no nos gustó nada, es un pueblo que no tiene nada para ver. Ya en Lisboa estuvimos descansando un poquillo por la tarde para por la noche conocer la Lisboa nocturna. Esa noche primero nos acercamos al Parque de Las Naciones donde se celebró la Expo de Lisboa en el año 1998. Es una zona situada al lado del Tajo y ahora se ha aprovechado para llenarla de bares, zonas de espectáculos, jardines y paseos. Pasamos al lado de la Torre Vasco da Gama y nos quedamos un buen rato contemplando desde un mirador el otro lado del río Tajo. Desde aquí impresionaba mucho ver el puente Vasco Da Gama de ¡18 km de largo!, un gigantesco puente creado para descongestionar el otro gran puente de la ciudad (el del 25 de abril). Esta zona nos pareció que estaba un poco muerta así que nos fuimos a buscar una zona de bares más movida. como no encontrábamos zonas de marcha como las de España empecé a pensar que estos portugueses no saben pasarselo bien. Tras preguntar a unas cuantos jóvenes decidimos acercarnos a una zona situada en el Bairro Alto. Sin llegar a ser un gran sitio es lo mejor que encontramos, y lo más parecido a las zonas de bares de España; un montón de calles estrechas y malolientes llenas de gente con bares llenos hasta los topes (jeje, esto ya me suena más). Edith se echó unas aguas y yo unos cubatillas y unas cervezas. También nos acercamos a una plaza cercana donde se oía música, resultó que tocaba un grupo de Ska-música étnica muy molón y que además estaba patrocinado por el Bloco (un partido de izquierdas portugués). La música no era de mi estilo pero servía para moverse un poco e incluso dar algún salto, además el ambiente era muy enrollado también (vi porreros por todos los sitios). Con la modorrilla que pillé esta noche dormí muy a gusto.
El cuarto día en Lisboa lo dedicamos a coger el metro y acercarnos a algunos sitios variados. Fuimos al estadio de la Luz del Benfica, aunque estaba cerrado y no pudimos entrar dentro. Vimos el parque Eduardo VII. También nos dedicamos a investigar mejor los alrededores de la pensión, por ejemplo, aunque lo habíamos visto al pasar todavía no habíamos subido al elevador de Santa Justa y decidimos subir esa tarde. Un ascensor por el que hay que pagar 1 euro te sube a una plataforma superior desde donde se pueden coger unas escaleras que te suben a la azotea de la torre donde hay un bar con terraza. Las vistas desde aquí son magníficas ya que es un sitio céntrico y elevado. Ya por la noche salimos a comer una hamburguesa y estuvimos viendo un espectáculo de unos indios (de los de arco y flechas) disfrazados y cantando canciones en medio de la calle. Mientras estábamos allí se nos acercó un alemán bastante borracho con el que intenté hablar en inglés, lo cual era bastante difícil. Llevaba un pedo de la oxtia y nos echamos unas risas con él, el tío se ponía a mear cuando más gente pasaba, daba la chapa a todo el mundo, bailaba al ritmo de los indios que estaban cantando... vamos, todo un espectáculo callejero.
A la mañana siguiente nos despedimos de Lisboa, sacamos el coche del parking y nos metimos todos los kilómetros de golpe hasta volver a Logroño.
A grandes rasgos puedo decir que Lisboa no me ha gustado demasiado, es una ciudad grande y tiene algunas cosas interesantes que ver pero para ser la capital de un país no me parece gran cosa. Del resto del país tampoco puedo decir gran cosa. Portugal también tiene algunas cosas buenas, como por ejemplo lo cerquita que está de nosotros los españoles, los precios no están mal, tampoco son tan baratos como me habían comentado (a pesar de que ganas menos pelas los precios están más o menos casi como en España) pero bueno tal como andan en el resto de países de Europa... Hablando de la gente puedo decir que los portugueses son gente educada sin llegar a ser excesivamente simpáticos. Es fácil comunicarse con ellos porque el portugués es muy parecido al español y si no te hablan muy rápido todo se entiende.
Ascensor de Santa Justa | Torre de Belem | ||
Castillo de San Jorge al fondo |