Viernes, día 1
Salimos de Logroño el viernes y entramos al valle del Baztán por la vieja carretera montañosa que pasa por Berroeta y Ziga. En éste último paramos un rato a dar una pequeña vuelta por sus calles. Al salir de Ziga está el llamado "mirador del Baztán", uno de los miradores más visitados de Navarra.
Ya en tierras del valle paramos en Irurita y después en Lekarotz. En este último aprovechamos para acercarnos a una sidrería cercana y comer; no teníamos mucha hambre y cometimos el crímen de no pedir carne, nos contentamos con otros platos típicos de estas sidrerías: tortilla de bacalao, chorizo a la sidra, pimientos rellenos...
El siguiente pueblo del valle es su capital: Elizondo, yo aquí ya había estado con la cuadrilla de amigos hace unos años. Elizondo es un pueblo bonito y ya bastante más grande que los anteriores, se extiende a lo largo de ambos lados del río Baztán, el cual es cruzado por varios puentes de piedra. No pudimos visitar el museo etnográfico de Jorge Oteiza por encontrarse cerrado.
El Baztán a su paso por Elizondo | Iglesia de Santiago |
El siguiente pueblo después de Elizondo es Arizkun, donde teníamos contratado el alojamiento, una pensión bastante deficiente en cuanto a limpieza y con baño compartido pero que tan sólo nos costó 28€ la noche. Antes de entrar en el pueblo nos acercamos al barrio de Bozate para ver la Casa Museo Gorrienea, en la que Xabier Santxotena ha organizado un parque escultórico con sus obra.
Sábado, día 2
A primera hora nos acercamos hasta Erratzu para hacer la ruta que llevábamos apuntada y que nso debía llevar hasta las cascadas de Xorrokin, donde nace el río Bidasoa, pero no fué posible, no supimos seguir bien las indicaciones, nos perdimos, y decidimos volvernos hasta el coche.
Seguimos la carretera N-121-B dirección Francia para pasar el puerto de Otsondo y llegar hasta las cuevas de Urdax.
Existe un camino balizado llamado "sendero de los contrabandistas" que une las cuevas de Urdax, las de Zugarramurdi y las de Sara, éstas últimas ya situadas en territorio Francés. El camino está señalizado por marcas en las que sale dibujado un pequeño caballo de color azul y son un total de 13,5 Km. El camino recibe este nombre porque por esta zona antiguamente había mucho contrabando de mercancías debido a la proximidad de la frontera francesa.
La anterior vez que estuve por aquí con la cuadrilla de amigos, únicamente vimos las cuevas de Zugarramurdi. Esta vez empezamos el recorrido viendo las cuevas de Urdax y las de Zugarramurdi, las de Sara las dejamos para otra ocasión.
Senda de los contrabandistas (I) | Senda de los contrabandistas (II) |
Ambas cuevas son de pago y tienen grandes diferencias entre sí, las de Urdax son cuevas angostas a las que únicamente es posible entra con guía; las de Zugarramurdi son mucho más espaciosas y se entra sin guía haciendo un recorrido señalizado con un mapa que te dan en la entrada, yo personalmente me quedo con las de Zugarramurdi.
Éstas cuevas son famosas por las historias de brujería. Antiguamente aquí se practicaban akelarres, y en el año 1610 el tribunal inquisidor de Logroño procesó a 31 vecinos de la zona acusados de brujería, 13 de ellos murieron al no poder soportar las torturas a las que fueron sometidos.
Cuevas de Zugarramurdi (I) | Cuevas de Zugarramurdi (II) |
En el regreso paramos en lo alto del puerto de Otsondo, las montañas que se divisan desde aquí son magníficas, no son altas, apenas superan los 1000 metros de altitud, pero tienen unos desniveles increíbles. Me quedé con muchas ganas de subir alguna de ellas, espero poder acercarme en breve a hacer alguna ascensión.
Dimos una vuelta por los prados de altura que hay próximos al puerto y tuvimos la suerte de encontrarnos con un grupo de "Pottokas", éstos son unos pequeños caballos pirenaicos, muy parecidos a los ponis y que se crían en áreas del norte de Navarra y del País Vasco francés.
En nuestro paseo también encontramos un par de bunkers usados antiguamente como nidos de ametralladoras y perfectamente camuflados entre la vegetación.
Vestigio de guerras pasadas | Pottokas |
Antes de regresar a Aritzkun hicimos la última parada del día en Amaiur, otro bonito pueblo de la zona. Aquí pasamos su arco de entrada, recorrimos su larga calle principal para acabar subiendo a la colina donde antiguamente había una fortaleza en la que soldados del reino de Navarra resistieron estoicamente en el año 1522 los ataques de la corona Castellana, actualmente apenas queda nada del antiguo castillo, lo que sí que se levantó fue un enorme monolito que conmemora las gesta de aquellos soldados.
Domingo, día 3El Domingo tocaba visitar el valle del Bidasoa. A primera hora metimos en el coche nuestros equipajes y salimos hacia el Parque Natural de Bertiz. De camino hicimos una fugaz parada para ver la Torre Jauregizarrea. Bertiz está situado en la localidad de Oronoz y que se abría la público a las 10 de la mañana. En realidad, lo que se abre la público y para lo que hay que pagar es para entrar a visitar una pequeña parte del parque; lo que corresponde al jardín botánico, al centro de interpretación y al centro de exposiciones. El resto del parque natural es libre.
Cedro gigante declarado monumento natural | Bonito rincón en el jardín natural de Bertiz |
Tras visitar Bertiz seguimos recorriendo la N-121A dirección Francia. La primera parada la hicimos en Etxalar, un típico pueblo pirenaico en el que destaca su bonita iglesia con estelas romanas en el jardín contiguo.
Vera de Bidasoa es otro típico pueblo pirenaico que queda junto a la frontera francesa. Allí comimos y estuvimos recorriendo sus calles. Visitamos el ayuntamiento barroco, la iglesia de San Esteban y la casona-palacio de Itzea, donde nació Pío Baroja.
Nuestra última visita fue Lesaka, un municipio industrial donde el hierro siempre ha sido un elemento muy importante. Hasta no hace mucho tiempo la villa estuvo plagada de ferrerías; ahora diversas industrias rodean la ciudad, especialmente destaca la factoría de arcelor donde trabajan casi 700 trabajadores.
En Lesaka además de su conjunto arquitectónico general destacan un par de casas-torre, el río Onin que divide el pueblo en dos y la iglesia dedicada a San Martín de Tours.
Desde Lesaka se puede subir en coche (está a unos 10km) a ver el cercano conjunto megalítico de Agiña, el cual se encuentra situado en las laderas del monte que lleva ese mismo nombre. Se trata de un cojunto de dólmenes, cromlechs y túmulos que se puede recorrer en un sencillo paseo de 3km de duración. Además en esta zona también podemos ver la estela que Jorge Oteiza dedicó al Aita Donostia.
Nosotros subimos bastante ilusionados para ver todo esto pero la verdad es que el conjunto megalítico deja bastante que desear, algunos cromlechs prácticamente ni se ven; lo mejor de Agiña es sin duda el entorno paisajístico.