sábado, 28 de septiembre de 2019

La Grecia continental

Se acercaban las vacaciones de San Mateo de este año con los amigos (Zingui, Carmelo, Pedro y yo) y sabíamos que un viaje a la Grecia continental no iba a ser uno de los mejores destinos pero lo elegimos sobretodo porque además de ser muy barato es un viaje sencillo de preparar.

Para mi los principales alicientes del viaje eran conocer Meteora, un lugar del que me enamoré desde que vi las primeras fotos hace años, y también conocer el caos de Atenas, una de las ciudades de Europa con peor fama en sentido de seguridad, pobreza y suciedad, y que seguro que me sorprendería al salirse de los estándares de calidad de la gran mayoría de capitales europeas.
La verdad que lo encontramos en Atenas aún superó las espectativas que tenía en este sentido, resulta bastante increíble ver el mal estado en el que se encuentra la capital de Grecia, con barrios como Exarquía o Psiri, situados en pleno centro de Atenas, y que podrían competir en cuanto al mal estado de sus calles con el de las grandes y populosas ciudades asiáticas.
Se nota claramente que Grecia lleva muchos años en una profunda crisis económica de la que nadie sabe como va a poder salir.
No conozco la zona de las islas griegas del mar Egeo pero estoy seguro de que no tiene nada que ver con lo que vimos en Atenas, por ejemplo Santorini o Mikonos son destinos turísticos de primer orden y seguro que allí la calidad de vida es mucho mayor.

La comida sí que es algo nos ha gustado mucho, además de tener muy buenos precios se nota que en Grecia se come mucho usando alimentos de cocina mediterranea, de esta forma pudimos comer más sano que en otro países, por ejemplo muchos días comimos ensaladas griegas. Creo que probamos casi todos los platos más típicos del país (Souvlaki, Gyros, Tzatziki, Saganaki, Mousaka o Pastitsio). Ojo con el alcohol porque este sí que es bastante caro.

En cuanto a paisajes Grecia me ha recordado mucho al sur de España, una zona bastante árida con muchos árboles de tipo olivo o frutales.

Domingo, día 22
El viaje de ida salió perfecto: nos desplazamos en coche hasta Madrid para dejar el coche en el parking low cost de las terminales T1-T2 y T3 de Barajas; volamos con Aegean, la compañía nacional griega sin ningún incidente y una vez en Atenas tomamos el autobús X-95 que nos llevaría por tan solo 6 € hasta la plaza Sintagma, la plaza principal de Atenas y desde donde ya fuimos a pata hasta nuestro hotel.

Elegí nuestro hotel de Atenas porque estaba muy cerca del barrio turístico de Monastiraki (a unos 5 minutos andando llegábamos a la plaza Monastiraki) pero la zona donde estaba situado (entre la Plaza Omonia y el barrio de Psiri) no parecía nada recomendable.
Mientras arrastrábamos nuestras maletas para llegar al hotel enseguida nos dimos cuenta de lo mal que estaba la ciudad: calles muy sucias y oscuras, paredes llenas de grafitis, muchos locales cerrados...
Tras dejar los bártulos en el hotel nos animamos a acercarnos a la zona de Monastiraki, mucho más cuidada al ser una zona llena de turistas, donde buscamos un lugar para echar unas cervezas y para cenar.


Lunes, día 23
El Lunes empezamos con las numerosas visitas a Atenas. Para ello nos sacamos el ticket de entrada conjunta a la Acrópolis más otros seis lugares visitables de la Grecia clásica. A primera hora nos fuimos a ver el cementerio de Kerameikos. Se trata de un antiguo cementerio de la época de la Grecia clásica que no nos gustó nada, está situado en un secarral donde apenas queda nada en pie.

Cementerio de Kerameikos

De allí nos acercamos a ver la cercana Technopolis, un antiguo complejo industrial de producción de gas reconvertido hoy a zona de ocio y exposiciones.

 Technopolis

De allí fuimos a Monastiraki donde entramos a ver dos lugares que están situados junto a la plaza del turístico barrio: la Biblioteca de Adriano y la Ágora Romana; no queda mucho de ninguna de las dos. En lo que es propiamente la plaza hay mucha animación y dos bonitos edificios religiosos, una pequeña iglesia Ortodoxa y una mezquita aunque por lo que vimos ésta última siempre está cerrada.

Plaza Monastiraki

Agora Romana

Biblioteca de Adriano

Luego visitamos un par de iglesias ortodoxas famosas: Kapnikarea, muy pequeña pero preciosa. Ojo aquí porque se vigila el hecho de entrar con pantalón corto y también el echar fotos. Cerquita está la Catedral de Atenas la cual también visitamos

Kapnikarea

Catedral de Atenas (I)

 Catedral de Atenas (II)

Siguiente parada en la Plaza Sintagma, auténtico centro neurálgico de la ciudad y lugar donde está situado el Parlamento Griego. En los aledaños de este suele haber guardias con el traje militar típico griego que cada hora en punto hacen el cambio de guardia, nosotros no lo llegamos a pillar.

 Parlamento en la Plaza Sintagma

Desde aquí atravesamos por medio de los Jardines Nacionales para acabar llegando al Estadio Panathinaiko, el mismo donde se celebraron los primeros juegos olímpicos modernos en el año 1896. La entrada era de pago y nos pareció que desde fuera ya se veía bien así que no entramos a verlo por dentro.

Jardines Nacionales

 Estadio Panathinaiko

Tras comer en el barrio de Plaka, otro de los barrios más turísticos de Atenas, seguimos con las visitas de por la tarde.
Desde Plaka bajamos por una calle que nos llevó a ver la Linterna de Lisíkatres, el Arco de Adriano y el Templo de Zeus.

Arco de Adriano

Templo de Zeus

Teníamos intención de ver el anochecer sobre alguna de las colinas que hay cerca del centro de Atenas y al final nos decantamos por el monte Licabeto, el más alto de todos. Para llegar a él pasamos por el barrio de Kolonaki, uno de los más elitistas de la ciudad.
En la cima del monte había mucha gente apelotonada así que nos bajamos un poco más abajo y nos sentamos en un banco a esperar el anochecer.

Atenas desde el monte Licabeto (I)

 Atenas desde el monte Licabeto (II)

Terminamos el día conociendo algunos de los curiosos garitos que hay en el centro Atenas.

Martes, día 24
Tras la paliza del día anterior ya no nos quedaban muchos lugares para visitar en Atenas, eso sí, todavía nos quedaba el plato fuerte: el recinto de la Acrópolis.

Comenzamos la mañana saliendo hacia el norte de nuestro hotel, una dirección por donde cada vez se van menos turistas. Llegamos hasta el Museo Arqueológico Nacional para ver su fachada y de allí nos internamos en Exarquía, el barrio más izquierdoso de Atenas y dicen que de Europa. Un barrio lleno de casas okupadas y donde reside una mayoría de ciudadanos anarquistas, socialistas y comunistas. Es un barrio muy activo políticamente donde suele haber disturbios con la policía y desde donde suelen partir algunas de las numerosas manifestaciones que se dan en la ciudad. Todo esto enseguida se nota en la fisionomía de las calles, llenas de mensajes y grafitis de índole política.

Exarquía (I)

Exarquía (II) 

Exarquía (III) 

Exarquía (IV) 

Cuando nos íbamos de Exaquía empezó a caer una moderada y constante lluvia que nos arruinó gran parte del día. De camino a la Acrópolis pasamos junto a la Biblioteca Nacional y paramos a comer otra vez en Plaka.
Tras la comida seguía lloviendo así que desechamos subir a ver la Acrópolis, como aún teníamos tiempo decidimos regresar al hotel a descansar y salir cuando ya empezó a escampar.

Regresamos a la Acrópolis, esta vez en metro, y ya entramos para hacer la visita a última hora de la tarde gracias lo que no nos topamos con mucha gente.
Entramos por la entrada sureste, lo cual creo que es la mejor opción, y antes de subir a la parte de la meseta superior pasamos por el Teatro de Dionosio, la Stoa de Eumenes y el Odeón de Herodes Atico, a mi me gustó mucho este último, se nota que ha sido restaurado recientemente.
Cuando llegamos a la zona de los Propileos (la entrada principal) nos juntamos con los turistas que entran por la entrada oeste. Aquí se puede ver el pequeño pero bien conservado templo de Atenea Niké. Ya en la meseta superior encontramos a la derecha el archiconocido Partenón, el cual sorprende por sus grandes dimensiones aunque realmente se encuentra en bastante mal estado.
Enfrente del Partenón está el otro gran templo del recinto: el Erecteion, famoso por las seis estatuas de las carátiades.

Odeón de Herodes Atico

Erecteion

 Partenón

Nosotros abandonamos el recinto por la salida oeste y bajamos hasta el Agora Clásica, el último lugar que nos quedaba por visitar, lo tuvimos que ver a toda prisa porque solo teníamos 25 minutos antes de que cerraran.

 Agora clásica con la acrópolis al fondo

Miércoles, día 25
Hoy tocaba marchar de Atenas para ir hacia Meteora. Para ello nos fuimos hasta la oficina de Budget donde alquilamos un coche para los tres siguientes días.

El trayecto desde Atenas hasta Kalambaka (pueblo donde está Meterora) son 355 Km y unas 4 horas de tiempo. La mayor parte de la carretera es autopista donde se hacen numerosos aunque baratos micropagos. El paisaje que vimos en el viaje no nos gustó demasiado, el hecho de que sea Septiembre y todo esté muy seco no ayudaba.
En cuanto a la forma de conducir de los griegos nos llamó mucho la atención la manía que tienen de usar el arcén para circular, de esta manera facilitan los adelantamientos.

En el camino hacia Kalambaka hicimos una sola parada más o menos a mitad del trayecto en el desfiladero de las Termópilas, el lugar donde ocurrió la famosa batalla entre Griegos y Persas y que se popularizó gracias a la película 300.
Hoy por hoy el lugar no tienen nada especial, el mar está desplazado y ya no es el paso estrecho que se muestra en la película. Lo único que hay visitable es una estatua de Leónidas, una panel de información sobre las batallas y una colina al otro lado de la carretera donde subimos pero que tampoco tiene mayor interés.
En el lugar también hay un museo al que nosotros no entramos y también debe haber cerca una zona de aguas sulfurosas que nosotros no fuimos capaces de encontrar.

 Yo y Leónidas

Finalmente llegamos a Kalambaka aunque nosotros lo pasamos de largo porque nuestro alojamiento estaba en el pueblo vecino de Kastraki, más tranquilo y bonito que el primero.
Comimos en el estupendo restaurante situado junto al hotel y rápidamente cogimos el coche para subir a la zona de los monasterios de Meteora.

Toda la zona de Meteora está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y la verdad es que no es para menos, es un lugar espectacular. El lugar son un montón de cumbres de conglomerado y arenisca de color gris muy abruptas en las que en  algunas de ellas hay monasterios ortodoxos griegos.
Llegó a haber muchos más pero hoy por hoy visitables solo hay seis, aunque sí que es cierto que aún se pueden ver las ruinas de algunos otros. En parte muchos se perdieron porque esta zona fue bombardeada intensamente por la Alemania Nazi debido a que los monasterios fueron usados como parapeto por miembros de la resistencia griega.

Nuestra idea era ver los monasterios tranquilamente al día siguiente pero como íbamos bien de tiempo aprovechamos para ver los dos monasterios más alejados (Agia Triada y Agios Stefanos), ambos solo por fuera ya que ya estaban cerrados; esto no nos importó porque por lo que dicen son lo menos espectaculares.
También visitamos los dos miradores más famosos que hay en la zona. Primero paramos en uno de los dos miradores para tener una vista general de todo el entorno y luego después de acercarnos a los dos monasterios paramos en el otro mirador para contemplar el anochecer sobre Meteora, algo que también hicieron un montón de turistas más.

Panorámica desde el mirador #1

Agia Triada

Agios Stefanos

 Panorámica desde el mirador #2

El día lo acabamos dando una pequeña vuelta nocturna por la parte más antigua de Kastraki, fue muy breve porque además de estar muy oscuro apenas vimos sitios para conocer con excepción de la gran iglesia de color blanco que hay en el centro del pueblo viejo.
Acabamos cenando en el mismo restaurante del mediodía, el cual nos pillaba perfectamente junto a nuestro hotel.

Kastraki

Jueves, día 26
Esta mañana fue el día que más madrugamos porque queríamos poder visitar los monasterios con el menor número de turistas posible.

A todos los monasterios se puede llegar con coche pero nosotros decidimos intentar verlos uniéndolos a través de una ruta de senderismo. Para ello dejamos el coche aparcado en el parking del Monasterio de Agios Nikolaos y tomamos en las inmediaciones un camino que nos subió bosque a través hasta una intersección donde el camino de la derecha nos llevó al Monasterio de Varlaam y luego por la izquierda al del Gran Meteoro.
Estos dos monasterios además de ser los más grandes también fueron los que más nos gustaron, al menos en el interior. Todos los Monasterios tienen un precio de 3€ y si vamos justos de tiempo creo que la mejor opción es elegir visitar estos dos, luego el resto de monasterios nos parecieron muy parecidos.

Al regresar de la ruta de senderismo entramos a ver Agios Nikolaos y luego nos desplazamos en coche para ver el cuarto y último del día: Roussanou. La visita al interior de estos dos últimos ya nos resultaron bastante monótonas.


Interior del Monasterio de Varlaam

Iglesia del Monasterio de Varlaam

Monasterio del Gran Meteoro

Monasterio de Varlaam

Interior del Monasterio del Gran Meteoro

Agios Nikolaos visto desde Varlaam


Bajamos a Kalambaka a la hora de comer y nos dimos una vuelta por un pueblo al que realmente le vimos poco atractivo. Nos acercamos a ver la Iglesia bizantina de la Asunción de la Virgen María, comer en un restaurante y poco más.

 Iglesia bizantina de la Asunción de la Virgen María

Para rellenar el resto de la tarde se me ocurrió improvisar y mientras estuvimos en el hotel un rato de siesta me dediqué a bucear en Internet acerca de información en Meteora sobre eremitorios y otros monasterios menos conocidos, desde nuestro hotel se veía al fondo, en las paredes de roca, monasterios como incrustados en la roca pero la información que leía en Internet no era nada clara. Al final gracias a las indicaciones del recepcionista del hotel llegamos hasta una zona entre Kastraki y Kalamabaka donde se pueden ver modestos eremitorios que debieron de ser los precursores de los grandes monasterios que se construyeron luego.
Aparcamos el coche en esta zona de eremitorios y luego nos internamos en la espesura para descubrir otros dos monasterios incrustados literalmente en las paredes de roca.
Este lugar nos gustó mucho, en gran parte por la paz que se respiraba en este lugar tan recóndito, aquí apenas llegan turistas lo que hace que la experiencia sea totalmente diferente a lo que se siente al visitar los seis famosos monasterios.


Monasterios y eremitorios entre Kastraki y Kalambaka (I)

Monasterios y eremitorios entre Kastraki y Kalambaka (II)

Monasterios y eremitorios entre Kastraki y Kalambaka (III)

 Monasterios y eremitorios entre Kastraki y Kalambaka (IV)

Viernes día 27
Hoy tocaba regresar a Atenas vía Delfos, un pueblo que en épocas antiguas funcionaba como el oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. Delfos era reverenciado en todo el mundo griego como el centro del universo.
El hecho de desviarse a Delfos no supone muchos kilómetros y nosotros andábamos bien de tiempo ya que en Atenas no nos quedaba mucho que hacer así que creo que fue una buena idea.

Para llegar a Delfos tomamos la misma carretera que en la ida pero a la altura de las Termópilas nos desviamos hacia el suroeste para internarnos en zona montañosa y transitar por carreteras bastante más lentas.

Pasamos de largo el pueblo de Delfos y un poco más adelante ya te encuentras con los lugares a visitar, enseguida se nota porque los arcenes de la carretera están ocupados por los coches aparcados de los turistas.

Nosotros aparcamos en el lugar más alejado del pueblo, desde allí se baja a la zona del Templo de Atenea, una de las deidades principales de la mitología Griega. No queda mucho del templo ya que está casi todo en ruinas pero el sitio no está mal y además es gratis, aún así mucha gente no lo visita porque se van directamente a la zona arqueológica principal.
Muy cerca está el gimnasio, nosotros no lo vimos más que desde lejos porque parecía que no se podía entrar.

De camino a la zona principal remontando la carretera hacia el pueblo pasamos junto a la fuente castalia, lugar donde los peregrinos se purificaban antes de entrar en el recinto sagrado de Delfos.

Templo de Atenea

 Fuente Castalia

La entrada al recinto principal nos costó 12€ y para verlo no hay más que seguir la vía sagrada en sentido ascendente, de esta forma pasaremos por lugares a destacar como son el Tesoro de Atenas, el templo mejor conservado del lugar; por el Templo de Apolo, lugar principal donde estaba el Oráculo; por el Teatro y finalmente arriba del todo llegaremos al Estadio.

Templo de Apolo

Teatro

 Estadio

Comprando la entrada a la zona arqueológica se nos daba acceso también al museo arqueológico así que también entramos. Este lo que tiene son piezas que se han recuperado de todo el área de Delfos.

Museo de Delfos (I)

 Museo de Delfos (II)

Tras sufrir el congestionado tráfico en la entrada a Atenas llegamos a la oficina de alquiler para devolver el coche a última hora de la tarde, aún tuvimos tiempo de salir a echar unas cerves y cenar. Decidimos ir a la zona de Gazi aunque realmente nos quedamos en las calles que hay al este de éste. ; una zona bastante deteriorada pero con garitos muy alternativos.
El regreso al hotel lo hicimos por la zona en peor estado del barrio de Psiri, algunas calles por las que pasamos daban auténtico miedo y más a esas horas de la noche.

Sábado, día 28
Nuestro avión con escala en Roma salía a las 14,10h así que por la mañana nos dio tiempo a acercarnos a Monastiraki a hacer algo de compra de souvenirs y poco más.
Al aeropuerto fuimos en taxi ya que había un precio cerrado de 38€ que dividido entre los cuatro nos salía bastante bien.
Tras sufrir algo de estres debido a que tuvimos ciertos problemas en la facturación de maletas con Ryanair conseguimos solventarlo todo y regresar a Logroño cuando ya pasaba la medianoche y encontrándonos bastante cansados.