domingo, diciembre 10, 2017

Bucarest y Transilvania

Al igual que el año pasado que estuvimos en Polonia he pasado con los amigos el Puente de la Constitución en el extranjero. Estuvimos mirando vuelos y de lo poco que salía medianamente económico era Bucarest, un destino que en principio no estaba entre mis planes pero bueno, no hay viaje malo, y menos si es fuera de España. Además, pienso que es un destino adecuado para tan pocos días que teníamos.

Como el vuelo era desde Barcelona el planteamiento ha sido usar el miércoles y el domingo para desplazamientos, un día entero para ver Bucarest, la capital, y los otros dos días para movernos por Transilvania con un coche que alquilamos.

Tengo que reconocer que Rumanía no va a estar entre los países que más me ha gustado visitar pero bueno, me quedo sobretodo con algunos de los lugares que vimos en Transilvania, sobretodo los dos castillos: el de Sinaia y el de Bran.

Por lo demás comentar que aunque Rumanía aparentemente está económicamente peor que nosotros los precios los vi bastante similares a España. En cuanto la idioma, sin problemas, la gente relacionada con el turismo habla Inglés. Más problemas tuvimos con la conducción, los rumanos me parecieron bastante peligrosos al volante. El clima nos lo espérabamos peor, al final resultó parecido al de aquí, en Transilvania sí que notamos algo más de frío.

Miércoles, día 6
Día de desplazamientos: Dejamos mi furgoneta en el Park & Fly de Barcelona y volamos con Blue Air hasta Bucarest. Llegamos de noche donde nos esperaba un chico que nos dio el coche alquilado. Luego nos trasladamos al hotel que teníamos elegido junto al aeropuerto.

Jueves, día 7
Hoy empezaba el viaje propiamente dicho. Salimos hacia el norte en dirección hacia Transilvania. Los alrededores de Bucarest tenían mala pinta, como podía estar España hace 30 o 40 años.

Para llegar a Transilvania nos internamos en los montes Cárpatos donde enseguida ya empezamos a ver nieve. Cuando llegamos a Sinaia ya había bastante.

En Sinaia paramos a ver el Castillo de Peles, construido a finales del S XIX durante el reinado de Carlos I para ser el Palacio de verano del Rey. Tengo que reconocer que por fuera es bonito pero por dentro es increíble, de los castillos, sino el más bonito, de los que he visto en mi vida. La entrada sale cara, sobretodo si coges la planta baja y la parte superior pero merece la pena. Lo que no merece la pena es coger el ticket para echar fotos, yo estuve echando bastantes fotos y solo me lo recriminaron una única vez.

Castillo de Peles (I)

Castillo de Peles (II)

Castillo de Peles (III)

 Castillo de Peles (IV)

En la misma zona donde está el castillo de Peles también está el de Pelisor, no sé que tal será por dentro porque no entramos ya que no vimos a nadie haciéndolo, todo el mundo iba al de Peles.

Castillo de Pelisor

No muy lejos de allí está el Monasterio de Sinaia, otra visita que también hicimos. Está dentro de un recinto donde hay varios edificios más, entre ellos una pequeña iglesia ortodoxa y un mausoleo. Por contra al castillo la entrada al monasterio es muy barata.

Monasterio de Sinaia

 Interior de la iglesia dentro del Monasterio de Sinaia

Tras la visita a Sinaia seguimos dirección norte para llegar hasta Brasov, una ciudad turística del sur de Transilvania. Esta fue la gran decepción del viaje, todos pensamos que nos iba a gustar más. La verdad es que no está mal, pero no hay demasiados atractivos turísticos para visitar ya que lo que es el centro histórico es bastante reducido.

Nosotros aparcamos cerca del centro y enseguida nos fuimos a comer a un restaurante de comida típica rumana situado en la Strada Republicii una calle que nos aprendimos de memoria de tanto recorrerla ya que es la típica calle peatonal comercial por la que pasea casi todo el mundo.

 Strada Republicii

La Strada Republicii acaba en la Plaza Sfatului, la plaza más famosa y con más ambiente, muy cerquita de ella estaba nuestro hotel.

 Plaza Sfatului

Un poco más allá está la Iglesia Negra de Brasov, la más famosa de la ciudad. Esta también nos defraudó, por fuera el color de la piedra está un poco negruzco pero por dentro la vimos como una iglesia muy normalita; esta visita os la podéis ahorrar.

 Iglesia negra

Tras ver la iglesia dimos una vuelta para ver algún otro lugar turístico que nos faltaba, básicamente fueron la calle Strada Sforii, la que dicen que es la calle más estrecha de Europa (ni sé ya en cuantas ciudades he leído o visto esto), las puertas de entrada Schei y Ecaterine y la Sinagoga de Beth Israel.

 Strada Sforii

 Puerta de Ecaterine

 Sinagoga de Beth Israel

Cuando ya estaba anocheciendo pasamos por la zona del Parque Nicolae Titulescu donde se pueden ver unos edificios con muy buena planta. Ya de noche nos dedicamos a catar la cerveza rumana gracias a la visita a unos cuantos bares de la zona comercial; acabamos la velada en una pizzería de la calle Strada Republicii.

Parque Nicolae Titulescu


Viernes, día 8
El viernes seguimos visitando Transilvania. Primero fuimos al Castillo de Bran, famoso por ser en el que se basó Bram Stoker para escribir su famoso libro sobre Drácula. A pesar de ello no hay ninguna evidencia que lo relacione con Vlad Tepes (nacido como Vlad Draculea), el principe de Valaquia que luchó contra los Otomanos y que ha sido considerado el Drácula histórico. El Castillo no tiene nada que ver con el de Peles ya que es mucho más austero pero nos gustó mucho visitar sus recovecos, pasillos y escaleras. Debido a la leyenda de Drácula este lugar es muy visitado por turistas, de hecho aprovechamos para hacer las compras para amigos y la familia en los numerosos puestecitos que hay en su entrada.

Castillo de Bran (I)

 Castillo de Bran (II)

Después visitamos la fortaleza de Rasnov. Una ciudadela amurallada que queda situada entre Brasov y el Castillo de Bran. Si se dispone de tiempo merece la pena.

Rasnov visto desde la ciudadela

 Ciudadela de Rasnov

Comimos en un bonito restaurante a las afueras de la ciudadela y volvimos atravesando otra vez los Cárpatos para regresar a Bucarest. Una vez en el hotel dejamos las maletas y tomamos el metro para desplazarnos hasta el Centro Histórico. Una vez allí nos sorprendió la marcha que había aunque es cierto que toda ella se concentraba en una única amplia manzana y alguna calle colindante.

Sábado, día 9
Hoy tocaba visitar Bucarest. Una ciudad que a pesar de ser la capital del país se ve perfectamente en un único día.

Nos bajamos en la parada de metro de Unirii, allí están la plaza y la avenida Unirii, ambas de estilo soviético, desembocando la segunda en el edificio más famoso de la ciudad: la casa del Pueblo, un edificio enorme considerado el segundo más grande del mundo tras el pentágono. Esta aberración la  mandó construir Nicolae Ceucescu a finales de los años 80 a pesar de que en Rumanía había mucha escasez y tragándose gran parte del PIB del país. Actualmente es un edificio con mucho usos, entre ellos hacer de Parlamento del país. Nosotros llegamos a primera hora pero no había visitas hasta las 13,30h así que quedamos en venir a verlo por dentro más adelante.

Edificio de la Casa del Pueblo

 Cruzamos el río para ver la zona histórica. Allí vimos unos cuantos lugares turísticos: Curtea Veche, el lugar donde estuvo la primera corte real aunque ahora apenas queda nada. Muy cerquita están las iglesias de San Antón y la de Stavropoleos, ambas ortodoxas y bastante chulas por dentro. A media mañana entramos a echar una cerveza al Caru Cu Bere ("el carro de la cerveza"), el restaurante más famoso de la ciudad donde vienen todos los turistas de la ciudad, la noche anterior no pudimos cenar porque estaba llenísimo pero al menos este día pude aprovechar para echar unas cuantas fotos del lugar. Después andamos hacia el norte donde está la Plaza de la Revolución (Piata Revolutei), famosa porque fue el lugar donde Ceucescu dio su último discurso ante una multitud cada vez más enfurecida. Hoy hay una estatua enfrente del edificio del Partido Comunista que recuerda a las víctimas de aquellos días de 1989 en los que los rumanos derrocaron al dictador. En esta zona está también el Ateneo Romano. Al volver hacia el centro pasamos por la Plaza de la Universidad (Piata Universitatii).

 Estatua dedicada a Vlad Tepes en Curtea Veche

 Iglesia de San Antón

Iglesia Stavropoleos

Caru Cu Bere

Plaza de la Revolución

Estatua de los Payasos en la Plaza de la Universidad

Nos entretuvimos cambiando moneda y para cuando quisimos ir hacia el Parlamento nos dimos cuenta de que ya no llegábamos así que hicimos un cambio de planes: comimos en el centro y luego decidimos ir hacia la parte norte de la ciudad donde está el Parque Herastrau, el más importante y grande de la ciudad.

Llegamos en metro y decidimos entrar al parque Herastrau desde la esquina donde está el Arco del Triunfo, similar al típico que suele haber en muchas capitales europeas. Una vez dentro del Parque vimos que el Museo Satului estaba abierto así que entramos a verlo. El Museo Satului es el más famoso de la ciudad, se trata de un museo etnográfico al aire libre donde se pueden ver más de cien casas regionales típicas de las diferentes regiones de Rumanía. Solo vimos que se pudiera entrar a una de ellas pero por fuera ya merecían la pena, aunque al final acabas bastante cansado de ver tantas casitas...

Arco del Triunfo

 Museo Satului

Salimos del museo por la entrada opuesta y aprovechamos para ver parte del inmenso Parque Herastrau, nos acercamos a la zona del lago central y ya de allí regresamos al metro.

 Parque Herastrau

Como estábamos bastante cansados el resto de la tarde noche lo dedicamos a estar en la zona de bares y cenar. Vimos que en la zona del pasaje Macca - Vilacrosse había muchos bares donde se fumaba pipa de agua así que aprovechamos a entrar a uno un rato a recuperar fuerzas.

 Pasaje Macca - Vilacrosse

A última hora cogimos el coche para movernos hasta el mismo hotel del primer día, el que estaba junto al aeropuerto ya que al día siguiente temprano salía nuestro vuelo de regreso a España y con él nuestro fin de vacaciones.