domingo, octubre 25, 2009

India

Ya hemos regresado de nuestras vacaciones en la India. Han sido dos semanas muy intensas, ya sabíamos que no serían unas vacaciones para relajarse y disfrutar sino para vivir una experiencia nueva y así ha sido.
India representa un claro ejemplo de que las democracias controladas por el capitalismo son un gran error para el ser humano. En India mientras los pobres se siguen muriendo tirados por las calles, los ricos siguen pasando por encima de ellos sin nisiquiera mirarlos. Me río yo de la llamada "mayor democracia del mundo".
Sabíamos lo que íbamos a encontrarnos, pero por mucho que te cuenten hasta que no lo ves con tus propios ojos no tomas conciencia de como realmente es el país.
No recomendaré este viaje a ninguno de mis amigos o conocidos, aún así voy a tratar de describir lo que han sido estas dos semanas en la India:

India es un país muy extenso así que restringimos nuestro viaje a una pequeña zona del norte. El recorrido que hicimos es el típico que hacen la mayoría de turistas, el llamado triángulo de oro: Delhi, la región de Rajastán y Varanasi.

Antes de partir tratamos de hacer todas las reservas posibles, el problema es que lo dejamos demasiado para el final y tuvimos que hacerlo todo de forma muy precipitada y con prisas.
Contratamos por Internet los viajes de avión Madrid-Londres y Londres-Delhi, tanto de ida como de regreso. Los viajes interiores en India los reservamos también por Internet, todos ellos en tren (el mejor medio para desplazarse por el interior del país) excepto de Delhi a Varanasi, ida y vuelta, los cuales reservamos a través de vuelos nacionales.
El alojamiento también lo reservamos por Internet, aunque al llegar allí vimos que no había problema de sitio en casi ninguna ciudad de las que estuvimos.

Antes de ponerme a describir cada uno de los días voy a hablar de unas cuantas generalidades del país:
-Aunque tienen un montón de idiomas, no hay que olvidar que hasta hace apenas 50 años India era un país controlado por el Reino Unido así pues mucha gente habla Inglés, sobretodo en las ciudades grandes.
-Es un país muy pobre donde la moneda oficial es la rupia, un euro son unas 70 rupias. Se puede dormir por apenas 6 euros por persona y comer por 3.
-Las ciudades son inmensas, es necesario estar tomando continuamente rickshaws, una especie de moto con tres ruedas que hace las veces de taxi.

Edith en un rickshaw

-El tráfico es absolutamente caótico, no hay normas ni señales. Las motos, rickshaws y coches hacen lo que quieren, se pasan todo el rato tocando los claxons y cambiándose de carril continuamente. Los cruces son auténtico peligro. Todavía me pregunto como no nos encontramos con más accidentes; sólo vimos un par de ellos, uno de ellos provocado por el conductor que nos llevaba en un rickshaw en Delhi.
-La comida india es bastante mala, estuvimos tirando de comida china e italiana todo lo que pudimos. El agua hay que comprarla siempre embotellada, nuestros estómagos no están preparados para el agua correitne que ellos beben.
-El suelo de las calles está lleno de una masa mezcla de barro, suciedad y restos de comida. Por ellas campan a sus anchas animales de diversas índoles tales como vacas, cerdos, gallos, perros e incluso macacos. Todos ellos se alimentan de esta capa de basura anteriormente citada.
-India es un país muy seguro, creo que sobretodo debido a su religión mayoritaria (hindú). Aún así a los turistas nos ven como una moneda de euro con patas; el acoso al que te someten para que les compres algo, te subas a sus rickshaws o directamente les des dinero, es constante. Este país no es apto para personas que quieran estar tranquilas, no te dejarán.


Sábado, día 10
De Logroño viajamos a Madrid en auntobús donde teníamos reservada una noche en el hotel Auditorium, el mayor hotel de Europa tal como reza su publicidad. Lo elegimos por su proximidad al aeropuerto de Barajas y porque pillamos una oferta de última hora en Internet, en cualquier otro caso creo que los precios de las habitaciones son bastantes prohibitibos.

Domingo, día 11
El minibús privado del hotel nos lleva a Barajas y cogemos el vuelo de Iberia que nos lleva a Heatrowh. En el propio aeropuerto comimos y esperamos unas cuantas horas a que saldría nuestro vuelo hacia Delhi. Volamos con Jet Airways, una compañía aerea bastante lujosa de la India. El vuelo fueron unas 8 horas que más el desfase de 5 horas y media que hay entre Londres y Delhi hizo que llegáramos al aeropuerto Indira Ghandi de Delhi al día siguiente a eso de las 9,30 de la mañana.

Lunes, día 12
Nada más bajar del avión y entrar en el aeropuerto te das cuenta de que te encuentras en un país muy atrasado, la suciedad en los suelos y cristales es palpable. Cuando sales del aeropuerto ya tomas conciencia plena de donde estás. Los indios empiezan a darte la murga con que subas a sus rickshaws, el pitido de los claxons se hace insoportable y en el ambiente hay una inmensa capa de contaminación y polvo que hace que no se vea el horizonte.
Nos subimos a un autobús que nos acercaría hasta la zona de Old Delhi, donde teníamos reservado el alojamiento. Nada más subir al autobús ya intentaron timarnos, nos pretendaían cobrar por el hecho de habernos ayudado a subir las maletas al autobús.
El autobús nos dejó bastante lejos de Paharganj, el barrio donde nos alojábamos. Con los trolleys y mochilas a cuestas tuvimos que ir sorteando a mendigos, taxistas y timadores hasta llegar a Main Bazaar, la calle donde están se concentra la mayor parte de alojamientos para "mochileros" en Paharganj. Nos alojamos en el hotel Vivek, un clásico de la zona.

Por la tarde fuimos a Connaught Place, una rotonda inmensa situada en la zona nueva y que es el auténtico punto neurálgico de la ciudad. Nos acercamos a ver la Indian Gate (una especie de Arco del triunfo o puerta de Alcalá) y recorrimos el Rajpath, una gran avenida que nos llevó hasta la zona del Parlamento.


Rajpath
Martes, día 13
Hicimos una incursión en Old-Delhi a donde llegamos en ciclo-rickshaw. Nuestra primera parada la hicimos en la Jama Masjid, la mayor mezquita de la ciudad. A pensar de que en India la hindú es la religión mayoritaria (80%) hay una población cosiderable de musulmanes (13,7%).


Entrada a la Jama Masjid
Interior de la Jama Masjid

Antes de llegar al Fuerte Rojo, el otro gran monumento de Old-Delhi, nos descalzamos para entrar en un templo Jainista, otra de las religiones minoritarias del país.

Hospital de ¿aves? junto al templo
Detalle de una esvástica

El Fuerte Rojo toma este nombre por el color de la piedra arenisca con la que está construído. Este material, junto al marmol, está presente en la mayor parte de monumentos de la India.

Red Fort (I)
Red Fort (II)

Después de comer en un Mac Donals (sí, hasta aquí han llegado las malditas hamburgesas yankis) entramos a un curioso templo Sikh, otra de las religiones minoritarias de la India. Aquí no sé como nos lo montamos pero acabamos siendo invitados para comer junto con todos los fieles. Acabamos sentados haciendo una fila en el suelo y con un plato de chapati (la torta de trigo que usan aquí como pan) y una especie de grumo de especias hiperpicante. También nos ofrecieron una especie de puré de lentejas de color verde el cual sí que nos negamos a probar.

Visitamos otra famosa mezquita situada al fondo de la calle de Chandi Chowk. Al salir de ella nos perdimos en el mercado de esta calle. Nos las vimos y deseamos para avanzar entre la inmensa masa de gente para llegar hasta el hotel. Sufrimos un auténtico atasco humano, algo que yo no había visto como tal nunca.

Miércoles, día 14
Dedicamos la mañana a ver los principales monumentos de la zona nueva.
Estuvimos en Purana Kila, las ruinas de un antiguo fuerte. También vimos el Mausoleo de Humayún, un auténtico complejo de tumbas muy recomendable. Después recorrimos los jardines más famosos de la ciudad, los Lori Garden. De ahí fuimos a otro mausoleo famoso, la tumba de Safardjung. Nuestra última visita se la hicimos al templo de Loto, una casa de culto Bahai.



Torre octogonal Sher Mandal, en Purana Kila
Entrada a Purana Kila


Tumba de Humayún, sirvió de inspiración para hacer el Taj Mahal
Tumba de Safardjung


Ruinas en los Lori Garden
Templo de la flor de Loto

Ya por la tarde cojimos el tren que nos llevaría tras 16 horas de duro viaje por el desierto del Thar hasta Jaisalmer. Coger este tren ha sido otra de las grandes experiencias del viaje, viajamos en clase sleeper, la más baja de todas las posibles.
Este tren es una especie de carcel móvil. Los compartimentos minúsculos constan de literas triples en cada lado. El pasillo también lo aprovechan para colocar otra litera doble. Aunque las plazas están numeradas la gente aquí se apila como puede hasta que llega la noche y hay que montar las literas, en ese momento pasa el revisor y confirma que cada uno se encuentra en su sitio.
Esa noche maldormimos como pudimos, conviviendo con el constante ruido de la gente y los horribles ventiladores funcionado a todo trapo en el techo.
Los baños como en el resto de la India, un mísero agujero que comunica directamente con el exterior y por supuesto sin papel higiénico, esta gente se limpia el culo con la mano.

Gozando en el Sleeper
Baños impolutos

Jueves, día 15
Casi sin pegar ojo llegamos en la mañana bien entrada a Jaisalmer.
Jaislamer es una ciudad pequeña, apenas tiene 80000 habitantes pero para mi fue lo más bonito que vimos en la India, merece la pena meterse la paliza de llegar hasta aquí.

Nos alojamos en el Desert Haveli Guest House, un pequeño alojamiento de donde conocimos a Aladdin, Abdul y Muna, los empleados de allí. A pesar de que alojamiento nos resultó bastante caro mereció la pena porque nos trataron muy bien desde que llegamos y a pesar de lo mal que hablamos inglés nos hechamos unas risas con ellos. Acabamos incluso enseñándoles algo de español.

Muna
Aladdin y Abdul

Por la tarde estuvimos dando una vuelta por fuera del fuerte. Vimos unas cuantas havelis, unas casas preciosas construídas por ricos comerciantes de la ciudad. Ya de noche estuvimos en la terraza del hotel cenando con Aladdin, Abdul y Muna.

Havelis (I)
Havelis (II)

Viernes, día 16
Por la mañana nos dedicamos a ver el interior del fuerte de Jaisalmer. Visitamos los Templos Jain y el Palacio.

Muralla del fuerte
Interior de un templo Jain

Por la tarde habíamos quedado con Muna para un viaje organziado al desierto del Thar. A esta excursión se apuntó también Fabrice, un Francés que también se alojaba donde nosotros y del que nos hicimos muy amigos.
En la primera parte de la excursión nos llevaron en un 4x4 a ver más templos Jain y un par de aldeas en medio del desierto. Después tocaba el plato fuerte, un pequeño recorrido en camello hasta una zona de dunas donde cenamos verduras a la parilla y donde unos gitanos nos hicieron un baile típico del desierto.



Templo Jain en el desierto
Camellos


Anochece en el desierto del Thar
Despiporre en el desierto

Por la noche cojimos el tren que nos llevaría a nuetro destino: Jodhpur.

Sábado, día 17
A Jodhpur llegamos muy temprano, estaba amaneciendo cuando salimos de la estación de tren. Tuvimos que hacer tiempo hasta que abrieron el Fuerte de Mehrangarth, la principal atracción de la llamada "Ciudad Azul".

Fuerte Mehrangarth (I)
Fuerte Mehrangarth (II)

De Jodhpur sólo destacaría el citado fuerte, es lo único que me gustó. Tras visitar el fuerte nos acercamos a ver el cenotafio que hay apenas a 500 metros. Después también fuimos a ver el palacio que hay en la otra punta de la ciudad, pero no merece la pena.

Por la tarde me empecé a encontral mal, vomité un par de veces. Pienso que se debió a una indigestión por la comida. El caso es que nos pasamos la tarde sentados en un banco de la estación de tren de Jodhpur haciendo tiempo a que llegara el tren que nos tenía que llevar a Jaipur, nuestro siguiente destino.
Este tren ya era de categoría AC2, se notaba bastante diferencia de calidad con respecto a los dos anteriores que habíamos cogido (sleeper).

Domingo, día 18
Jaipur, la capital de Rajastán, al igual que Jodhpur me gustó poco. Me pareció una ciudad muy caótica, sucia y sin ningún atractivo.
Durante la mañana tan sólo vimos dos de sus principales monumentos, el City Palace y el Palacio de los Vientos.

City Palace
Palacio de los Vientos

Después de comer me seguía encontrando mal del estómago así que nos pasamos la tarde en el hotel donde nos alójabamos.

Tengo que decir que lo mejor de Jaipur fué el alojamiento, estuvimos en el Mahar Haveli, un lugar barato y donde nos trataron muy bien y con mucho respeto, algo que hemos echado mucho de menos en la India. Uno de los empleados hablaba español.

Lunes, día 19
Por la mañana fuimos a visitar el templo de los monos. Un lugar alejado del centro de la ciudad y en que habitan multitud de pequeño macacos. Nos resultó muy curioso verles como venían a coger las bananas y cacahuetes que les dábamos

Monkey Temple (I)
Monkey Temple (II)

Por la tarde cogimos el tren AC3 que nos llevaría a Agra, la ciudad del Taj Mahal.

Martes, día 20
La noche anterior habíamos conocido en la estación de Agra una especie de pseudo-guía llamado Waseem con el que quedamos en que hoy nos llevaría en su coche a ver los sitios típicos de la ciudad.

Quedamos con él en que nos recogería en nuestro hotel a las 10 de la mañana. Antes habíamos previsto pegarnos el madrugón para ver por nuestra cuenta el amanecer sobre el Taj Majal. Nos levantamos a eso de las 5,30 de la madrugada. Amanecía a las 6. Nuestro hotel, el Taj Plaza, lo mejor que tenía es que estaba muy cerquita de la entrada este del Taj Majal.

El Taj Majal tal como nos imáginabamos estaba petado de gente ya desde primeras horas. Por lo demás es un sitio increíble, se merece su posición entre las 7 Maravillas Modernas del Mundo.


Taj Majal

Waseem nos llevó a ver Sikandra, el mausoleo del emperador Mogol Akbar y el Fuerte Rojo de Agra, superior en calidad al que habíamos visto en Delhi.

Interior del Red Fort de Agra (I)
Interior del Red Fort de Agra (II)

Wassem nos llevó a comer a un restaurante recomendado por él (donde seguro que tendría comisión por el hecho de llevar turistas) y luego por la tarde, como ya estábamos un poco hartos de ver monumentos, nos la tomamos más de relax.

Fuimos a ver un taller de tratamiento del marmol, donde aparte de enseñarnos como incrustan las piedras preciosas en el marmol nos intentaron vender algo a toda costa. Ésta fué otra jugarreta de Waseem, el cual también va comisionado por llevar turistas a este tipo de sitios. Luego también nos llevó a otra encerrona, pero esta vez de venta piedras preciosas.
Habiamos planeado ver el anochecer sobre el Taj Majal desde el otro lado del río Yamuna, pero Edith se empezó a encontral mal del estómago y no pudimos verlo. La comida India ha hecho estragos con nostros.

A última hora de la tarde fuimos a comprobar que teníamos plaza en el tren que nos tenía que llevar a Delhi, estábamos en Waiting List y no sabíamos si finalmente podríamos cogerlo. Al final no hubo problema y nos dieron plaza.

Nos depedimos de Wassem echando una cerveza y cogimos el tren a Delhi, esta vez AC1, el más lujoso de todos, nos dieron hasta de cenar.

Miércoles, día 21
Volvimos a Delhi con la única intención de coger nuestro vuelo para Varanasi. Hicimos noche en el hotel Vivek nuevamente y fuimos directo al aeropuerto de vuelos nacionales en un taxi.

En Varanasi nos alojamos en el Palace on Ganges, el único hotel de lujo en el que hemos estado en India, nos costó 85€ la noche, una auténtica fortuna para como están los precios en India.

Jueves, día 22
Varanasi es famosa por ser la ciudad sagrada de los Hindús. La gente baja de forma masiva a los más de 100 ghats que conectan Varanasi con el río Ganges. Los ghats son unas escaleras que bajan desde la ciudad hasta el Ganges y donde los que procesas la religión Hindú se purifican en el agua sagrada.

Hay dos tipos de ghats, los anteriores donde la gente únicamente baja a lavarse y otros de caracter mucho más siniestro llamado "burning ghats" o ghats crematorios donde lo que se hace es quemar en madera a los muertos para purificarlos y que alcancen directamente el Nirvana.
La familia del muerto se la que se encarga de recoger los cientos de kilos de madera que se necesitan para poder quemar un cuerpo humano. La parte que no se quema, que suele ser el torax, se arroja al Ganges directamente. El que prende la mecha suele ser el hijo mayor en caso de que el muerto sea el padre y le hijo menor en caso de que sea la madre. A cualquiera de ellos se les reconoce fácilmente porque llevan la cabeza rapada completamente menos una coleta que se dejan detrás.
Cuentan que muchas veces llega gente a punto de morir y que arrastran y se dejan caer por las escaleras de este tipo de ghats con la intención de alcanzar el paraíso por la vía directa, ¡que país...!

Nuestro hotel estaba situado junto al Assi Ghat, uno de los ghats más grandes de la ciudad y uno de los típicos donde se suelen alquilar barcas para recorrer el Ganges río arriba.
Pagamos 500 rupias a un barquero que nos llevó hasta el Dasahwamedh ghat, el principal ghat de la ciudad. En el trascurso del paseo tuvimos suerte de no encontrarnos con ninguna extremidad flotando por el Ganges...

Haciendo sus cosas en el Ganges
Vista desde el Ganges

Nos bajamos en el Main Ghat y fuimos andando hasta el principal "Burning Ghat" de la ciudad, el Manikarnika Ghat. Allí vimos de cerca unas cuantas piras funerarias, tuvimos la precacución de no echar fotos ya que esto resulta una ofensa imperdonable para la familia del muerto.

En Varanasi, aparte de los ghats no hay mucho más que ver. Así que cogimos un rickshaw que nos llevó hasta otro punto sagrado de la ciudad, esta vez para los budistas: el bosque de Sarnath. Se cuenta que aquí el Buda dió su primer discurso ante los fieles.

En Sarnath estuvimos viendo un bonito templo budista y las ruinas de antiguos monasterios budistas saqueados hace unos siglos por los mogoles. En esta zona de excavaciones es donde se encuentra el Dhamek Stupa, el tremendo monolito que marca el lugar exacto donde Buda pronunció su primer discurso. Pro esta zona vimos bastantes budistas, seguramente venidos de países vecinos como Nepal o Tibet.

Templo sagrado budista
Dhamek Stupa

A las 7 de la tarde regresamos a la zona del Ganges para ver en el Main Ghat el espectáculo gratuito que se monta. La verdad es que no terminamos ni de verlo, resultó ser tremendamente aburrido. Regresamos dando un nocturno paseo hasta nuestro hotel.

Viernes, día 23
Nuestro vuelo a Delhi salía a medio día así que no pudimos aprovechar casi nada la mañana. Únicamente nos acercamos a ver el templo de Durga, uno de los templos hindúes que más visitan los turistas.


Templo de Durga

Sábado, día 24
Dormimos en Delhi cerca del aeropuerto y tomamos un vuelo de Jet Airways para Londres. En Londres teníamos reservado un hotel en la zona de Paddington pero cuando llegamos estaba lleno y nos mandaron a otro hotel a 23 Km de allí. Aceptamos ya que nos venía bien por su situación junto al aeropuerto de Heatrowh y por su categoría (5 estrellas).

Domingo, día 25
Tras el vuelo de Londres a Barajas tomamos un autobús que nos dejó a eso de la 7 de la tarde por fin en Logroño. ¡Que ganas tenía de vovler a la civilización!