domingo, abril 30, 2006

El Parque Natural de Cebollera

Hoy hemos hecho una visita al Parque Natural de Cebollera. Hemos parado el coche en Villoslada de Cameros, uno de los pueblos que están dentro del Parque Natural. Hemos parado ahí para acercarnos al centro de interpretación con al intención de que nos asesoraran sobre posibles rutas para hacer dentro del parque. Una chica muy simpática nos ha recomendado hacer el sendero de la dehesa y el sendero de las cascadas.
Primero hemos hecho el de la dehesa, se trata de una ruta circular alrededor del pueblo de Villoslada, con una distancia de 8,8 km y unas 3 horas y media tiempo para realizarla. En esta ruta hemos llegado hasta un lugar donde hay situada una estela romana y desde donde hemos contemplado unas vistas magníficas de toda la sierra de Cebollera con sus cimas nevadas al fondo


Masacre en VillosladaLa estela romana


Esfuerzo en el repechoOvejas con cumbres al fondo

Al regresar a Villoslada hemos dado una vueltilla para ver el pueblo y nos hemos comido nuestros bocatas de tortilla de chorizo sentados fuera de la Iglesia de Nuestra Señora del Sagrario. Allí un perro muy graciosete se nos ha acercado con la intención de ayudarnos a comernos los bocatas. Tras atravesar el puente medieval para volver al lugar donde habíamos dejado el coche esta mañana hemos partido hasta la ermita de Lomos de orio donde comenzaba nuestra siguiente caminata.



VillosladaEl perrito tragón

La ruta de por la tarde enlaza la Ermita de Lomos de Orio con las cascadas de Puente Rá. La ermita es famosa por la romería que se celebra allí el primer domingo de Julio y en la que se reparten kilos de pan y carne entre los asistentes. Estuvimos explorando el lugar durante un ratillo y en breve nos dispusimos a empezar la ruta; son 6,6 km para hacerlos en unas 2 horas.
Hemos disfrutado bastante haciendo la ruta pero a mitad del camino a Edith le ha empezado a molestar la rodilla, sobretodo al descender pendientes; a partir de entonces hemos bajado el ritmo. El esfuerzo a merecido la pena al llegar a las cascadas. Que yo sepa son las únicas cascadas así famosas que tenemos en nuestra Comunidad, las forma el arroyo Puente Rá y son varios saltos de agua, de los cuales el más alto de todos tendrá unos 6 metros de caída.



Lomos de OrioUn refugio en el camino

Las cascas de Puente Rá

domingo, abril 23, 2006

La Barcelona de Gaudí

Hay una ciudad en la que nunca había estado y que que tenía muchas ganas de visitar, se trata de Barcelona. Por fin este fin de semana he conseguido visitarla. No me ha decepcionado para nada, me ha gustado todo lo que he visto, ahora entiendo porque es una ciudad que impresiona a todo el mundo, incluso a los que ya viven allí.
Últimamente había intentado engañar a alguien para poder ir, finalmente lo he conseguido con mi padre. El hombre vivió allí durante dos años de joven cuando aprobó las oposiciones de correos y le mandaron allí hasta que saliera su plaza aquí en La Rioja. Creo que tenía bastantes ganas de volver. Como sabíamos que es una ciudad que tiene muchas cosas para ver y mi padre ya está jubilado, pues he decidido cogerme un día moscoso el viernes, así hemos alargado el fin de semana a tres días.
A pesar de la cabezonería de mi padre de querer viajar en tren finalmente hemos ido en coche, autopistas A-68 y A2 y en apenas 4 horitas en la ciudad condal.
El primer problema nada más llegar ha sido el mismo de siempre al llegar a una ciudad grande: tráfico masivo, desorientación y zona azul y verde por todos los sitios. Tras cansarnos de conocer Barcelona desde el coche hemos decidido meterlo en un parking subterráneo, hemos elegido uno situado en El Paralelo, el cual nos pillaba bien para ir a la pensión. Mi padre me criticaba por haberlo hecho pero yo creo que compensa, son sólo 10€ por noche. Para la próxima vez ya nos sabemos el truco: subir a las rampas de Montjuic, allí hay zonas libres para aparcar y está cerca del centro.
Tras dejar el coche hemos ido a la pensión que previamente habíamos reservado desde Internet. Nos ha costado 40 euros la habitación doble cada noche. Lo mejor: a 2 minutos de las ramblas. Lo peor: estamos situados en El Rabal, uno de los barrios más conflictivos de Barcelona. Aún así la fama de este barrio creo que va mejorando, yo lo he visto muy cambiado, le han lavado la cara gracias a derribos de edificios antiguos y de una constante presencia policial en la zona.
Tras comer en un restaurante cercano a la pensión nos hemos pegado una pateada de película. El itinerario ha sido este: Ramblas - Plaza de Cataluña - Catedral - Barrio gótico - Plaza San Jaume - Barrio de La Ribera - Catedral de Sta María del Mar - Parque de La Ciudadela - Paseo marítimo - Barceloneta.
Las ramblas estaban como siempre, a tope de gente, me ha sorprendido ver una gran cantidad de guiris, sobretodo sabiendo que todavía no es temporada alta de turismo. Me ha gustado mucho la gente que se pone a hacer espectáculos en medio de la calle, sobretodo esos que están rígidos y de repente se mueven cuando les echas monedas.
En el barrio gótico la catedral tenía la fachada en reconstrucción, así que estaba deslucida vista desde fuera. Desde dentro ha sido otra cosa, la verdad es que es una catedral impresionante. El resto del barrio gótico está muy bien, con todas esas callejuelas estrechas de piedra en las que parece tan fácil perderse.
En el barrio de La Ribera no hemos estado mucho, sólo hemos visto la catedral de Sta María del Mar, a pesar de no ser un barrio muy famoso creo que es un barrio que merece verse tranquilamente.
En el parque de la ciudadela se encuentra el zoo, me habría gustado haber entrado pero la verdaz es que no teníamos tiempo, eso lo dejo para otra ocasión.
La noche ya nos ha pillado viendo la zona marítima, como estábamos echos polvo nos hemos comido un bocata rápido y ya hemos ido directos a la cama.



Teatro callejero (1)Teatro callejero (2)


CatedralSta María del Mar


Museo de GeologíaTorres gemelas

El sábado, tras haber descansado bien, bajamos a desayunar en frente de un local mítico dentro del mundo del porno y el erotismo: el Bagdag, que apareció de repente, juro que no lo buscamos...
Hoy tocaba ir al Tibidabo, así que cogimos el metro y subimos a pata hasta donde se engancha el funicular. Lo que no calculamos es que abrían casi 2 horas más tarde, tuvimos que cambiar los planes y bajar un poco más abajo a ver el museo de la ciencia para hacer tiempo hasta que abrieran el funicular. El museo la verdad es que está muy bien, es muy moderno (las escaleras con el arbol en el centro me encantan) y también es muy instructivo, en la planta baja tiene una zona llena de juegos y experimentos prácticos pensados para que la visita se haga amena. El museo creo que es adecuado para todas las edades, que nadie piense que es sólo para niños. Al salir del museo cogimos el funicular y subimos a la cima del Tibidabo. El Tibidabo, junto a Montjuic, son las dos famosas montañas desde donde se puede conseguir una vista increíble de la ciudad. En la cima hay un parque de atracciones de estos de toda la vida, no tiene nada que ver con las mariconadas estas modernas tipo Port-Aventura o Terra Mítica. En la cima también está la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Esta iglesia, tiene un enorme cristo situado en la parte supeior de la fachada, el cual queda majestuoso visto en lo alto de la montaña. Yo había pensado conseguir buenas fotos panorámicas de Barcelona desde aquí, pero no ha podido ser, había una espesa niebla en la montaña que no permitía ver más allá.
Tras bajar de la montaña hemos ido a pata hasta el Parque Guell, una de las obras cumbres del gran Gaudí. Es un sitio muy original, con esas formas tan extrañas que tanto gustaba al genial artista.
Bocata de tortilla de patata para recobrar fuerzas y en marcha hacia otro punto importante de la ciudad, seguramente el más importante de todos: La Sagrada Familia. Se trata del monumento más visitado de toda España. Además de su grandiosidad y belleza pienso que una de las cosas que atrae a tanta gente es que todavía está en obras, se encuentra en continua evolución. Gaudí empezó a a trabajar en ella desde 1883 hasta su muerte en 1926. Posteriormente otros arquitectos han recogido el testigo. Otro aspecto que atrae a la gente es que se trata de la catedral de los pobres, como algunos la llaman, ya que se financia de lo que los turistas dejan en la entrada y de donativos de particulares. Nosotros la hemos examinado a conciencia, el interior en obras, el sótano (en el que hay un museo de Gaudí) y las dos fachadas terminadas: la del nacimiento y la de la pasión (falta de construir la de la resurrección).
Después hemos seguido la llamada ruta del Modernismo, la cual se encuentra marcada por baldosas en calles como el paseo de Gracia. En esta ruta hemos visto las fachadas de estos edificios de estilo modernista. Algunos de los más famosos son La Pedrera o la Casa Batlló (ambos diseñados por Gaudí). De aquí ya hemos marchado a la pensión.




Escaleras modernasEn lo alto del Tibidabo


Parque Guell (1)Parque Guell (2)

Fachada de La Pasión en La Sagrada Familia

Nuestro último día en Barcelona lo hemos intentado aprovechar al máximo. A primera hora de la mañana hemos ido al puerto, hemos estado viendo la estatua de Colón y el Matrenostrum. De allí hemos subido a pata a Montjuic. Mientras subíamos hemos parado a ver El Pueblo Español. Esto es una exposición para turistas en la que se ha recreado un pueblo formado por casas típicas de todas las comunidades de España, curioso. También hemos pasado por el estadio de olímpico de Montjuic donde disputa sus partido el Español. Tras una buena sudada (yo he llegado bastante tocado) hemos llegado al castillo de Montjuic desde donde sí que he podido sacar buenas fotos de Barcelona desde lo alto. Antes de marchar a Logroño hemos ido a visitar a unos parientes de mi padre con los que vivió cuando se tuvo que venir aquí de joven.



Plaza del Pueblo EspañolEstadio olímpico


Vistas del puerto comercialPalacio nacional

sábado, abril 15, 2006

Navarra cultural

Yo y unos amigos (J y Carmelo) hemos decidido cambiar un poco la rutina y hemos hecho una rutilla en plan cultural por tierras navarras. Hemos decidido ir hacia la zona este de Navarra donde en una pequeña parcela de pocos kilómetros teníamos un montón de sitios para visitar. Tras la madrugada hemos marchado con el coche de J hacia nuestro primer destino: El castillo de Javier. Aquí es donde nació San Francisco Javier, el monje que junto a San Ignacio de Loyola fundó la compañía de Jesús. A pesar de ser este un lugar muy importante donde cada cierto tiempo se hacen peregrinaciones multitudinarias (las llamadas Javieradas) el castillo a mi particularmente no me ha gustado mucho, la piedra exterior no me gusta como queda, parece un castillo mucho más moderno de lo que es. Por dentro tampoco me convence, es como estar en un museo, está todo lleno de cuadros y reliquias relacionadas con la vida del santo. Al poco de llegar al castillo ya ha empezado a llover y la maldita lluvia no nos ha abandonado hasta por la tarde.

Castillos bajo el agua


Nuestro siguiente destino: El monasterio de Leyre. Aquí hemos tenido que hacer un poco de fila antes de entrar. Ya dentro, nos hemos dado cuenta de que la visita era guiada, habríamos preferido que nos hubieran dejado a nuestra bola como en el castillo de Javier, pero bueno, así por lo menos nos hemos enterado de unos cuantas cosillas del monasterio. Sólo te enseñan la cripta (impresionante con sus grandes columnas) y la iglesia (muy normal). J por aquí ya ha decidido que era hora de empezar su reportaje de videocámara; cada vez que me enfocaba yo me ponía de los nervios, odio que me graben!!. Aún así ha quedado un reportaje muy interesante y bueno, yo no parezco salir tan forzado como pensaba.



La criptaLa iglesia

Al salir del monasterio el cielo ya tenía una pinta malísima:

Nubarrones indeseables

Aún así hemos tirao hacia delante. Nuestro siguiente destino: La foz de Lumbier.
Primero hemos llegado al pueblo que le da nombre a la foz; como cuando hemos llegado ya era la hora de comer nos hemos sentado en un banco de la plaza del pueblo, hemos sacado nuestros bocatas del maletero del coche y hemos procedido a trapiñarnoslos. Después, cañita en el bar de turno, paseíllo por las calles del pueblo y marcha hacia la foz.
Allí nos ha sorprendido un viejo que nos ha dicho que teníamos que pagar para dejar el coche en una explanada de tierra abandonada en la nada. El negocio del turismo a veces llega a límites insospechados. Justo entonces ha sido cuando más llovía en todo el día, nos ha costado un poquillo convencer a J para ponernos los chubasqueros y sacarle del coche.
La foz nos ha gustado bastante, se trata de un mini-cañón excavado en la piedra por las aguas del río Irati. Lo atraviesa la antigua ruta del ferrocarril maderero del Irati. Realizar esta ruta presenta muchos atractivos: es muy accesible (son un par de kilómetros), se atraviesan varios profundos túneles y además hay un gran número de buitres leonados que te acompañan durante el trayecto desde las alturas de sus roquedos. El camino llega hasta el otro lado de la foz, donde se puede ver un antiguo puente romano en ruinas y ya se vuelve por el mismo trayecto hasta el punto de partida.
Otra foz muy famosa es la foz de Arbayún, excavada por el río Salazar, a pesar de que se encuentra muy cerca de aquí hemos decidido que con ver la de Lumbier ya nos era suficiente.



Qué chungos que son...Vistas


El color del aguaEl capitán Pescanova

A media tarde hemos llegado a nuestro último destino por hoy: Olite. Este es un pueblo medieval donde la piedra abunda por todos los sitios. Este creo que ha sido el sitio que más nos ha gustado, aunque yo lo pongo empatado con la foz de Lumbier. Es un pueblo que tiene muchas cosas para ver, nosotros hemos empezado por la iglesia de San Pedro. Se trata de una iglesia Románica ampliada posteriormente durante el Barroco. Hemos contemplado su fachada y también hemos estado dentro del claustro. De allí, mientras J nos grababa andando por las calles del pueblo, hemos llegado a la zona centro donde estaban congregados todos los turistas. Lo más impactante de Olite es sin duda su castillo-palacio, este fue promovido por el Rey Carlos III y está construido en estilo gótico francés. Tras pagar los correspondientes euros hemos entrado dentro de sus muros, por dentro es todavía más impresionante: está lleno de torres, escaleras, pasillos estrechos, puertas... es como un laberinto mágico. Lo único malo es el ir acompañado constantemente por gente que se mueve rápidamente por todos los lados.



Iglesia de San PedroCastillo-Palacio

domingo, abril 02, 2006

Oriente próximo

Bueno, pues ya he regresado de mi viaje a la exótica Estambul. Han sido 7 días de vacaciones desde el 26 de Marzo hasta el 2 de Abril. Reservé el viaje para dos personas (Edith y un servidor) por Internet desde http://www.muchoviaje.com/, una página que recomiendo a todos aquellos que quieran viajar barato y sin complicaciones, a nosotros nos ha ido muy bien y nos ha salido un viaje muy barato: 280€ con avión directo Madrid - Estambul y hotel de 3 estrellas.

Antes de comenzar a relatar lo transcurrido en el viaje voy a haceros un pequeño resumen de lo que es Estambul: Se trata de la ciudad más importante de Turquía aunque no es su capital (Ankara) y se encuentra situada en un punto estratégico, justo en el estrecho del Bósforo con un lado en Europa y el otro en Asia.
Se trata de una de las ciudades más sorprendentes del mundo y de las más visitadas, gracias sobretodo a su dilatada historia. Estambul ha tenido tres nombres diferentes según transcurrían sus diferentes etapas: fue fundada por los griegos con el nombre de
Bizanzio, en el año 330 DC fue refundada con el nombre Constantinopla por el emperador romano Constantino el grande; se mantuvo con este nombre siendo la capital del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino hasta el año 1453 cuando el Imperio Otomano conquistó la ciudad para el mundo islámico. A partir de entonces se le conoce como Estambul. En 1923 Ataturk, considerado el padre de la Turquía moderna, trasladó la capital del país desde Estambul a Ankara.

Primer día:
Sábado 25 de Marzo del 2006, 9h de la mañana, suena el despertador. Por fin llega el día de partir hacia Estambul. Teníamos las maletas preparadas desde la noche anterior y mi padre ha venido a recogernos en coche para ayudarnos a llevar las maletas hasta la estación de autobuses, así que esta vez no ha habido problemas de tiempo. En Madrid teníamos la intención de hacer noche para coger el avión el Domingo temprano. Lo primero que hemos hecho al llegar a Madrid ha sido coger el metro para ir hasta la pensión que teníamos reservada en la calle Atocha para dejar los trastos que llevábamos cargando hacía un rato. Luego ya hemos cenado tranquilamente en la propia habitación de la pensión, eso sí, en plan humilde, hemos sacado el embutido y las latas que traíamos desde Logroño. Después de cenar hemos salido a dar una vuelta por el paseo del Prado y sus aledaños, allí misteriosamente nos fué imposible encontrar una cabina de teléfono para poder llamar a nuestros papis, tuvimos que irnos hasta la estación de Atocha a llamar.

Segundo día:
Hemos madrugado un poco más de lo que teníamos previsto con la intención de que nos diera tiempo a dar una vueltilla por el barrio de Lavapiés, que lo teníamos justo detrás de la pensión. Por hacer esto a poco perdemos el avión, hemos tenido que salir a todo trapo hacia Barajas y allí cuando ya pensábamos que llegábamos bien nos hemos enterado de que la T4 (que es desde donde salía nuestro vuelo) se encuentra a varios kilómetros de distancia desde el resto de terminales, ¿resultado?, más prisas, colarnos como hemos podido en el autobús que va hasta la T4 y correr hasta la zona de embarque. Era la primera vez que estaba en Barajas pero con las prisas no me ha quedado mucho tiempo para observar el aeropuerto tranquilamente, otra vez será.
Hemos despegado en un Boeing 737 de Turkish Airlines. Sólo había viajado un par vez antes en avión. De la primera de ellas y ya casi ni me acuerdo porque creo que me dormí, fue en el regreso del viaje de estudios desde el aeropuerto de París. No recuerdo que lo pasara mal en esa ocasión pero esta vez sí que me afectó, no durante el vuelo, sino que durante el despegue y el aterrizaje; es esa sensación tan "
chunga" de dejar el suelo después del acelerón del avión.
Logotipo de las Turkish Airlines

Al aterrizar salimos del aeropuerto en busca del famoso autobús que te lleva a Estambul sin tener que pagar la "primada" del taxi. Al llegar a la ciudad sabíamos en que parada teníamos que apearnos y así lo hicimos, a partir de ahí ya empezó la emoción: el autobús no soltó en medio de una ciudad de 13 millones de habitantes, de noche, a miles de kilómetros de nuestra casa y en un lugar donde la gente no para de intentar venderte o engañarte con algo; nos movíamos a trompicones y con las mochilas a cuestas entre la masa de gente hasta que llegamos a una zona más calmada y ya pudimos relajarnos. Sacamos el plano de Estambul, nos tranquilizamos e intentamos localizar el hotel Nazar, no había manera de encontrar esa puta calle... ordu yadessi..., así se llamaba, todavía recuerdo su nombre. Preguntábamos a la gente pero nadie conocía ni la calle ni el hotel, al final, desesperados, hicimos la primera cagada del viaje: preguntamos a un taxista (a pesar de que sabíamos que teníamos que evitarlos como la peste) y nos convenció para llevarnos en su taxi, ¡total que nos sopló siete euros por darnos la vuelta a la manzana!, el hotel estaba a 100 metros de donde estábamos preguntándole.
El hotel para lo que nos costó no estaba nada mal, y además no está mal situado, se encuentra en el barrio de
Laleli, cerca del centro de la ciudad. Allí soltamos las mochilas y nos metimos a dormir.

Vistas desde la habitación de Hotel Nazar

Tercer día:
Estambul tiene cientos de mezquitas, miles quizás, nada más salir del hotel nos topamos con una de ellas, la de laleli. No es de las más bonitas pero teníamos tantas ganas de ver una que entramos a la primera que vimos abierta. La verdad es que son lugares que impresionan, aunque me imagino que lo mismo que a ellos las iglesias católicas. Desde fuera sorprenden sus formas redondeadas con esas enormes cúpulas y desde dentro todos sus colores (techo, alfombras, luces...) De todas formas, las primeras te impactan mucho, luego todas son iguales... Para entrar es necesario quitarse los zapatos y muy recomendable que las mujeres entren con el velo puesto, Edith así lo hacía. En la mezquita de Laleli el tío que estaba al cargo de ella intentó engañarnos, bueno no lo intentó, lo que ocurrió es que me líe yo. Él me preguntó que si quería hacer un donativo y yo creí que me decía que si quería cambiar dinero, le dí las pelas pensando que me iba a dar liras turcas y resultó que no me devolvía nada... mis nervios y mi pésimo inglés me jugaron una mala pasada. Respecto al tema del cambio de moneda, decir que lo mejo r es cambiar en los doviz, una oficinas que abundan por las calles de las zonas turísticas y en las que se consigue el mejor cambio posible, evitar bancos y vendedores ambulantes. Después de este incidente y el del taxi ya prácticamente no volvieron a timarnos, bueno, a timarnos nosotros mismos.
Esa mañana la pasamos viendo varios museos: el de historia, el de arqueología y el de azulejos. Por la tarde entramos a
Topkapi, un tremendo palacio de donde vivían antiguamente los califas del imperio otomano. Es un lugar tan grande y con tantas cosas para ver que no nos dio tiempo a verlo entero, por ejemplo nos faltó el famoso Harem.

Jardines de Topkapi

Nos soprendió la cantidad de gatos que hay por toda la ciudad, están sueltos por las calles alimentándose de la basura que pillan tirada por el suelo, en Estambul no conocen lo que son los contenedores y juntan la mierda en determinados sitios que se convierten en grandes focos de infecciones.

Yo y Barbarroja

Cuarto día:
Nos dedicamos a visitar la zona de Beyazit, entramos a varias mezquitas, entre ellas a una de las más famosas: la de Soleyman el Magnífico; también a la de Nuruosmaniye, menos conocida, pero que nos gustó mucho.




En la Mezquita de NuruosmaniyeEn la Mezquita de Soleyman

Vimos un cementerio típico de allí, se llaman turbas y son muy curiosos porque ponen diferentes tipos de gorros esculpidos en las lápidas para indicar el rango social o el sexo del muerto. A los hombres les suelen poner turbantes y a las mujeres flores.

Turba

Cuando estábamos en la Plaza de Beyazit, junto a la universidad de Estambul (foco del integrismo musulmán en la ciudad) nos sorprendió el canto del mujaidin que se emitía desde los minaretes de la mezquita de Beyazit y que invitaba al rezo de todos los musulmanes. Cuando acaba , a lo lejos se oyen al resto de mujaidines que andan retrasados cantando en el resto de mezquitas. El oir esto es un momento mágico que te hace darte cuanta realmente de donde estás.
También estuvimos dando una vuelta por el
Gran Bazaar, es una zona de calles y callejuelas que están cubiertas por un techo y en las que hay cientos de tiendas y puestecitos donde se vende de todo: telas, comida, ammuletos, joyas... A mi no me gustó por lo cansos que son los vendedores, en cuanto te ven pasar cerca de su tienda salen a por ti como las balas, y como te pares a dialogar ya has muerto. De todas formas, tengo que reconocer que los turcos son gente muy maja, a pesar de que hablan árabe la mayoría saben inglés e incluso muchos parlotean algo de español, su mentalidad comercial les delata, lo llevan en la sangre. Son muy simpáticos y al contrario que los ingleses se molestan en intentar entenderte cuando hablas con ellos, incluso yo me hacía entender, con eso lo digo todo.
Quinto día:
Este día visitamos la zona más turística: Sultanhamed, es el barrio donde están los monumentos más importantes de la ciudad:
-El viejo
hipódromo donde aguantan en pie tres de sus columnas: la columna serpentiforme, el obelisco egipicio y obelisco amurallado.

Obelisco egipcio


-El museo de arte islámico, allí nos pilló una visita de un grupo de niños de un colegio que nos miraban extrañados y con risitas. Parece ser que no estaban muy acostumbrados a ver extranjeros.

Alfombras del museo

-La mezquita más famosa de la ciudad: la Mezquita Azul. Recibe este nombre por el color de sus azulejos interiores. Aquí es muy curioso el efecto que produce la luz al atravesar las ventanas con mosaicos.

Interior
Cúpula
De día
De noche

-La Basílica de Santa Sofía (Aya Sofía), considerada una de las maravillas modernas de la humanidad. No pudimos contemplarla en todo su esplendor porque estaban haciendo reformas en su gigantesca cúpula y parte de la basílica estaba con andamiaje. Esta iglesia, originalmente cristiana está considerada la mayor obra arquitectónica del Imperio Bizantino, actualmente está "convertida" al islam tal como indican los grandes medallones que hay en algunas esquinas de la parte alta.

Maravilla de la Humanidad
Fresco en el techo
Edith en el piso de arriba


-La Cisterna de Yerebatán. Es una de las 60 cisternas que se utilizaron durante el Imperio Bizantino para acumular agua. Esta es una de las que se abren actualmente para ser visitadas por los turistas. Se baja por unas escaleras a los subterraneos de la ciudad y se llega a un lugar que parece una cloaca donde hace muchísimo frío y hay mucha humedad debido al agua estancada, se pueden ver las enormes columnas que aguantan el peso del suelo.

Cisterna de Yerebatán

Hicimos un amigo kurdo que nos estuvo dando consejos sobre la ciudad, el tío hablaba muy bien español porque se dedicaba al comercio con españoles. Su trabajo consistía en darse vueltas por la zona de turistas para intentar llevarlos a su negocio: una tienda de alfombras cercana. A pesar de que ese era su "sucio" objetivo, Fermín (ese era su nombre traducido al castellano) nos pareció muy majo. Nos lo encontramos casi todos los días y ya nos pareció mal no acercarnos a su tienda, el rincón de Fhermi. Eso fue una auténtico encerrona, nos presentó a su familia con la cual lleva el negocio, nos sentamos en un sofá al fondo de la tienda, nos invitaron a té rojo y Fermín empezó a sacarnos cosas para vendernos, empezó por alfombras caras y fue bajando el nivel de artículos según veía que no estábamos dispuestos a comprar nada. Finalmente compramos un cojín de tres euros... menuda verguenza, yo creo que habría sido mejor no comprar nada.

Sexto día:
Hoy tocaba crucero por el bósforo, el estrecho que separa la parte europea de la parte asiática de Estambul. Es un punto muy importante porque es la única vía de salida del mar negro hacia el mar de mármara ya en el mediterraneo. Por esta razón se ven cargueros continuamente circulando por sus aguas.


Empieza el crucero

Pensé que me iba a marear en el viaje pero aguanté bien, apenas había oleaje. En el transcurso del crucero pasamos por debajo del puente de Ataturk, una gigantesca mole de hormigón por la cual circulan diaramente miles de coches entre Europa y Asia.
El crucero nos dejó en un pequeño pueblo pesquero de la parte asiática de Turquía. Ya puedo decir que he pisado fuera de Europa. El pueblo no es gran cosa pero subimos a una pequeña montaña para ver el
Castillo de Anadolu Kavagi. Se encuentra situado en un lugar de película, rodeado de praderas y con unas vistas hacia el mar negro impresionantes.

Castillo
Entrada al mar negro


Por la tarde fuimos la estación del Orient-Express para ver un espectáculo que tenía muchas ganas de ver Edith. Se trata de una representación con la música y el baile de los Derviches (miembros de una hermandad religiosa sufí). La música es muy normalita pero el baile es impresionante, se trata de una danza en la cual los derviches dan vueltas sobre si mismos a una velocidad increíble, parece imposible que se mantengna en pie sin marearse.

Danza Derviche

Séptimo día:
Este día nos dedicamos a ver barrios menos conocidos, más alejados de la zona de turistas.
Estuvo toda la mañana lloviendo mientras callejeábamos por el distrito de
Fatih, uno de los barrios donde se supone que el islamismo está más arraigado; nosotros no notamos nada demasiado diferente al resto de zonas. Luego estuvimos por los barrios de Fener y de Balat. Uno es un barrio judío y el otro es un barrio donde existe una importante comunidad griega. No hay que olvidar que Estambul sigue siendo sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Griega. En estos barrios vimos mucha miseria, casas desvencijadas, mucha suciedad, malos olores, calles muy estropeadas... Cuando llegamos a la Muralla de Teodosio ya nos dimos la vuelta y regresamos hacia nuestro barrio.

Fener

Por la tarde cruzamos el cuerno de oro, que es un canal que divide en otras dos mitades la parte europea de Estambul, para visitar otro barrio importante de la ciudad: Beyoglu.
Subimos a la Torre de Gálata, que a pesar de ser muy famosa a mi no me gustó, es una simple torre de piedra a la que se sube desde un ascensor y que no tiene nada especial aparte de unas estupendas vistas de Estambul.

Torre de Gálata

Luego nos subimos en el tranvía que recorre la distancia entre las plazas de Tunel y de Taksim, auténtico centro de comunicaciones entre autobuses y una de las referencias de la ciudad. Cerca está Istiklal Cadessi, una calle por la que pasan miles de personas al día con intención de gastarse todo el dinero que llevan en los numerosos comercios que abundan en ambas aceras. Es increíble el contraste que representa esta zona con otro barrios como Fatih o Aksaray. Beyoglú es un barrio totalmente occidentalizado, que podría pertenecer a cualquier ciudad europea. Si fuera por zonas como esta, hace tiempo que Turquía ya estaría dentro de la Unión Europea.

Estatua en el centro de la plaza Taksim

A última hora del día estuvimos paseando mientras anochecía por el barrio pesquero de Karakoy. Al ser la última noche aprovechamos para darnos un buen festín y cenamos en un lujoso restaurante situado en el puente de Gálata, era uno de esos restaurantes en los que tienes al camarero detrás tuyo pegado a la chepa esperando para rellenarte la copa de vino o cambiarte la servilleta porque está sucia.
Esta fue la única ocasión en todo el viaje en que comimos sin preocuparnos del dinero en "un sitio digno". El resto de días habíamos comido en burguer kings, en kebabs o en tugurios así que no puedo hablar demasiado de la comida. Personalmente a mi sí que me gustó bastante, probamos algunos platos típicos como el
koften (albóndigas de ternera muy sabrosas) y como no, lo famosos kebabs que estaban buenísimos; nada que ver con las bazofias que venden aquí. Toda la comida a muy buen precio, como casi todo en Estambul.

Octavo día:
El último día nos acercamos a la zona de Besiktas para ver otro sitio que merece una visita imprescindible: el Palacio de Dolmabahce. Este palacio fue el sucesor de Topkapi, fue la residencia de los sultanes del Imperio Otomano a partir de mediados del S. XIX. Entramos en una visita guíada y pudimos comprobar lo increíblemente lujoso que es el palacio por dentro: los diamantes, esmeraldas y el cristal brillan constantemente y todo está lleno de oro, terciopelo, seda y otras telas exquisitas. También vimos el Harem contiguo al palacio.


Escaleras de cristal
Jardines exteriores

Lujo y riqueza


De aquí ya volvimos al hotel a recoger nuestras cosas y marchar de regreso a España. Esta vez fuimos hasta el aeropuerto en metro, sólo hay una línea en funcionamiento pero justo nuestro hotel es donde está la primera parada: Aksaray. La línea de metro hace el trayecto Aksaray - Aeropuerto Ataturk. Así acabó nuestro viaje al próximo oriente.