miércoles, 15 de noviembre de 2006

Fidel en el Gorbea

Es increíble como ha cambiado mi perro Fidel, han pasado tres semanas desde que nos lo encontramos abandonado en las obras del nuevo Hospital San Pedro y la evolución ha sido impresionante. El primer día se lo pasó temblando en el suelo de casa, no se atrevía ni a subir al sofá y muchísimo menos a salir a la calle. Con el devenir de los días se fue animando, empezó a alimentarse bien, a acercarse a nosotros y ya le gustaba salir a la calle y que le diera el aire aunque le seguía dando miedo acercarse a otros perros. Estos últimos días ya se ha desatado del todo, no para de buscarnos tanto a Edith como a mi para juguetear, se ha convertido en un tragón y ya hasta se acerca a otros perros para jugar con ellos y a veces para chingárselos... Se ha convertido en un perro hiperactivo que a veces hasta nos cansa, lo ideal sería un termino medio, ni tan tranquilo como era la principio ni tan activo como es ahora, espero que con los años se tranquilice...

Yo ya creo que está preparado para que nos lo llevemos de viajes así que hoy me lo he traído al mazizo del Gorbea para que me acompañara en la ruta que he realizado. Lo que más miedo me daba era meterlo en el coche para traerlo hasta el Gorbea, no le gusta nada tener que entrar en el maletero y además se marea. Últimamente na nos había vomitado así que hoy le he dado una pastilla de biodramina para niños, esto me lo recomendó el veterinario pero ni por esas..., cuando hemos llegado al destino el cabrón me ha vomitado el maletero, he tenido suerte porque como hoy no ha desayunado ha sido poca cosa, prácticamente sólo bilis.

Hemos realizado una ruta que transcurre desde las canteras Murúa hasta la cima del Gorbea, la montaña que con sus 1481m es la más alta de Bizkaia. Yo tenía calculado utilizar unas cinco horas para recorrer los 15 kilómetros de longitud y 773 metros de desnivel.
Tanto Fidel como yo hemos gozado mucho, nos ha salido un día gris pero no nos ha llovido y además no hemos pasado excesivo frío; además la ruta es muy bonita, sobretodo me gusta la parte en la que se atraviesan los bosques de hayas milenarias, los cuales hoy estaban preciosos con un manto increíble de hojas caídas de tonos ocres y marrones.
Manto de hojas
Acebo Haya milenaria


Fidel correteaba por todos los sitios y no paraba de mover su rabito de un lado para otro, saltaba charcos de barro, comía mierdas... creo que hoy se lo ha pasado muy bien. Me ha sorprendido lo bien que sigue rastros, iba casi siempre por delante mío y no se salía de la ruta a pesar de pasar por bifurcaciones que podían confundirle. Además ha estado muy obediente, cada vez que le llamaba aunque estuviera lejos venía corriendo hasta mi.

Fidel mirando el GorbeaFidel oteando el horizonte


El trozo último, en el cual se sube al collado que separa el Aldamin y el Gorbea aunque es la parte más dura del recorrido también es la más bonita. Se sube por una pradera inmensa en la que tenemos la cara norte del Aldamin siempre enfrente:


Aldamin

Al final no hemos podido subir a la cima del Gorbea porque en el tramo final se ha levantado vientos huracanados que casi ni nos dejaban mantenernos en pie, unos tipos que bajaban de la cima me han recomendado que no subiera hasta arriba y menos todavía con el perro. Fidel y yo hemos sido prudentes y hemos vuelto de regreso.

Al regresar hacia logroño he decidido encerrar a Fidel en el maletero incluso cerrándole con la bandeja, normalmente lo llevamos con la bandeja quitada para que pueda asomar la cabeza y viaje más tranquilo pero como en la ida había saltado y se me había pasado a la parte delantera del coche he decidido encerrarlo. Esto ha sido un craso error, esta vez no sólo em ha vomitado sino que también se ha cagado (me imagino que de miedo o quizás de mala oxtia por encerrarlo).